Saludo de bienvenida

Óscar Merino

(director del Centro de Escucha)

 

Buenos días a todos y bienvenidos a la inauguración del Centro de Escucha San Camilo de Caritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara. 

En la Carta pastoral que nuestro obispo D. Atilano publicaba con motivo del año jubilar de la misericordia convocado por el Papa Francisco nos exhortaba a abrir la mente y el corazón a las nuevas pobrezas que experimentan tantos hermanos nuestros y se preguntaba cómo podíamos responder como Diócesis ante estas nuevas pobrezas: la soledad, la desorientación, la angustia, la desesperanza, la falta de sentido y el sufrimiento de tantas personas. Y hablaba de la posibilidad de abrir un lugar de acogida fraterna con el fin de escuchar las dolencias y sufrimientos, las tristezas y angustias de aquellos hermanos que no tienen a quien comunicar su dolor. 

Esta posibilidad es a partir de hoy una realidad en nuestra Diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Hoy comienza la andadura de este Centro de Escucha como un servicio gratuito que ofrece Caritas Diocesana de atención y acompañamiento a personas de cualquier credo, clase o condición que estén pasando por una crisis personal o familiar, por una situación de sufrimiento, de confusión o desorientación en sus vidas. 

El Centro de Escucha funcionará en colaboración con el Centro de Humanización de la Salud y el Centro de Escucha San Camilo de Tres Cantos en Madrid de los religiosos camilos, que tienen una amplia experiencia de años trabajando en este ámbito. 

Lo que ofrece el Centro que hoy inauguramos es un espacio para la escucha a personas que sufren por diferentes motivos y un acompañamiento en el proceso de clarificación personal y en el refuerzo y puesta en práctica de sus propios recursos. 

Por otro lado ofrece también una intervención especializada en duelo que permita a las personas avanzar en el proceso de elaboración del duelo cuando han perdido a una persona querida y se sienten incapaces de superar esa situación. 

Nuestra intención, en definitiva, como Iglesia de Cristo es hacer presente la misericordia del Señor en medio de este mundo marcado por el dolor y el sufrimiento. Como decía el Papa Francisco en su carta “Misericordia et misera”: “Su misericordia se expresa también en la cercanía, en el afecto y en el apoyo que muchos hermanos y hermanas nos ofrecen cuando sobrevienen los días de tristeza y aflicción. Enjugar las lágrimas es una acción concreta que rompe el círculo de la soledad en el que con frecuencia terminamos encerrados.”