Antífonas mayores de Adviento

Día 17 de diciembre:

Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,

abarcando del uno al otro confín,

y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:

ven y muéstranos el camino de la salvación.

 

La sabiduría es un don precioso que viene de parte de Dios y que el hombre necesita. Para poder conocer los designios salvíficos del Señor la necesitamos. Jesús nos muestra el camino. Jesús es la sabiduría anunciada en la Escritura, que nos propone el camino a seguir para alcanzar la bienaventuranza eterna.

 

Día 18 de diciembre:

Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,

que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente

y en el Sinaí le diste tu ley:

ven a librarnos con el poder de tu brazo.

 

Como fallamos y nos apartamos, por el pecado, de lo que Dios nos propone, necesitamos un poderoso libertador. Jesús viene, por encargo del Padre, a librarnos de la muerte y del pecado. Además viene a ratificar la ley de Dios, los diez mandamientos, y a pedirnos que nos dejemos guiar por ellos como si de un itinerario moral se tratara.

 

Día 19 de diciembre:

Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos;

ante quien los reyes enmudecen,

y cuyo auxilio imploran las naciones:

ven a librarnos, no tardes más.

 

Desde los orígenes de la vida los hombres tienden a la corrupción. Toda la humanidad, la gente sencilla y también los poderosos, necesitan vivir y experimentar la honestidad, la integridad y la honradez. Por eso es necesario que Cristo Rey del Universo venga a nuestro encuentro, para librarnos de las injusticias.

 

Día 20 de diciembre:

Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;

que abres y nadie puede cerrar;

cierras y nadie puede abrir:

ven y libra a los cautivos

que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

 

Humillados por nuestras faltas y presos de nuestros errores, necesitamos una llave que abra la prisión del pecado en nuestras vidas. Jesús nos ofrece su misericordia infinita y su perdón. Nos invita a salir de las tinieblas en las que vivimos por culpa de nuestras caídas, para vivir guiados por una luz admirable. Nos acoge por medio de la reconciliación.

 

Día 21 de diciembre:

Oh Sol que naces de lo alto,

Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia:

ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

 

Como el mal nos ciega necesitamos luz. Cristo es la luz del mundo. Jesús es resplandor de la gloria del Padre. Necesitamos conocer su vida y escuchar su palabra, para que sean para nosotros luz para el camino de la vida. Jesús es el Sol que ilumina el mundo entero, y nos ayuda a caminar por la senda recta.

 

Día 22 de diciembre:

Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,

Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo:

ven y salva al hombre,

que formaste del barro de la tierra.

 

Cuando algo se rompe necesita ser restaurado. Cuando algo está dividido es necesaria la unidad. Los hombres estamos hechos de barro y por eso somos propensos a rompernos y a quebrarnos. Necesitamos un restaurador. Cristo ha venido a corregir lo que está torcido, a reintegrar todo lo que está desmembrado y a unir lo que está dividido.

 

 

Día 23 de diciembre:

Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro,

esperanza de las naciones y salvador de los pueblos:

ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

 

Nuestra vida necesita un buen gobernante interior y unas normas que moderen nuestros impulsos. Necesitamos normas que nos ayuden a vivir de forma acompasada. Es necesaria una regulación moral para crecer en perfección. Deseamos que venga el Emmanuel. Esperamos al Dios con nosotros. Ven a salvarnos, Señor.