Mesa de migraciones

Por la Delegación de Migraciones

 

 

 

El 12 de marzo la Delegación Diocesana de Migraciones tuvo su última sesión. Una mesa donde se reflexiona sobre migración y refugio de una manera abierta, constructiva y creyente.

El tema era muy interesante: “Retos de la inmigración pastoral de nuestras parroquias”. Severino, un jesuita de Madrid, párroco de “La Ventilla”, un barrio al lado de Plaza Castilla, fue el encargado de hacernos ver esta realidad. Su charla, más que ponencia, la titulaba así: “Una parroquia “abierta a” e “interpelada por” los inmigrantes y los refugiados”.

Severino nos empezó mostrando lo que él hace en un barrio, su trabajo con los migrantes en el colegio, en la parroquia y en un centro de inmigrantes que depende de los jesuitas “pueblos unidos”. Y constataba que esta pastoral es muy difícil, porque lo primero que hay que trabajar es la sensibilidad, uno recibe muchas críticas como si solo se trabajara con los inmigrantes y lo complicado es dar la vuelta a esta percepción.

Para concienciarnos un poco más comenzó con una mirada a la Historia, qué nos dice la estadística, la economía y lo último el arte y la cultura.

La historia, maestra, nos enseña que siempre ha habido migraciones y que va a seguir habiendo querámoslo o no.

La estadística nos muestra a nuestra vieja Europa lo que es, una anciana, con una natalidad bajísima y con su estado del bienestar en peligro.

La economía nos dice que los inmigrantes nos dan mucho más de lo que nos quitan, producen riqueza y nos han ayudado a nuestro despegue económico.

Y desde el arte y la cultura los inmigrantes nos enriquecen con sus visiones   diferentes.

Pero curiosamente, la política europea y española ha optado por proteger sus fronteras, por dar papeles a los que tienen un contrato de trabajo y por una política de devoluciones y tolerancia cero hacia la inmigración irregular. Nosotros cerramos  puertas cuando está claro que no se puede frenar a la gente que va buscando un futuro mejor.

Esta pastoral de la inmigración no es tanto par cristianizar a los de fuera sino para despertar a los de dentro, para que seamos integradores, convivamos todos y acojamos al diferente.

Después de esta reflexión profunda, Severino nos mostró cuatro líneas que desarrolla en su parroquia:

La primera: es un espacio de encuentros interreligiosos con africanos, en estos espacios caben todos, cristianos, musulmanes, animistas….

La segunda: es trabajar la advocación de la Virgen del Quinche, esta advocación tiene mucha fuerza en Ecuador y la idea es que se abra y no crear guetos u a religiosidad abierta a todos los sudamericanos.

La tercera: las catequesis que sean familiares e interculturales, hay catequistas inmigrantes porque conociendo al otro se pierde el miedo, el único mal del mundo.

La cuarta: es la hospitalidad, familias acogen, se llevan a su casa a inmigrantes, es una experiencia que se da poco que va dando sus resultados.

Después de la exposición hubo un animado diálogo donde todos estábamos de acuerdo en la provisionalidad de esta pastoral, de que  es uno de los  retos más importantes a los que nos enfrentamos como iglesia, y que lo que hay que hacer es intentarlo una y mil veces sin miedo al fracaso, porque nadie  tiene la solución y lo bueno de esto es que siempre es novedad.