Los pioneros de la Pastoral de Migraciones

 

> Un artículo de Pepe Magaña

> Delegación Diocesana de Migraciones

 

 

 

Las migraciones han existido siempre y han sido un motor para diferentes sociedades a lo largo de la historia. En la época moderna, con la sociedad industrial, adquirieron características especiales. La necesidad de tener que ir a buscar trabajo donde lo demanda el capital genera una situación que afecta negativamente a muchas personas por lo que supone de desarraigo y explotación.

Los pioneros de la «pastoral de migraciones» son cristianos comprometidos en dar una respuesta evangélica a esa situación. Unos son más conocidos, como Juan Bosco (1815-1888): todo el mundo conoce su obra en la educación de los jóvenes, también se implicó en el acompañamiento a los migrantes; o el obispo Scalabrini, fundador de los Misioneros de San Carlos Borromeo. Otros son casi anónimos, como, por ejemplo, Gabriel Palmer, inspirador de la Misión Católica Española de la Rue de la Pompe en París.

Enfocamos a estos dos últimos. Scalabrini es conocido, sobre todo, por la fundación de una congregación cuyo carisma es el trabajo con los migrantes. De Gabriel Palmer, capellán de la casa real española, se sabe poco. Ambos tienen en común haber sido tocados por la situación de los migrantes: Scalabrini, por la situación de su diócesis de Piacenza en Italia, que obliga a muchos a emigrar, sobre todo a América; de ahí pasará a preocuparse por toda la emigración italiana y los emigrantes en general. A Palmer le golpeó la situación de los españoles que encuentra en una visita a París.

Juan Bautista Scalabrini (1839-1905) es un obispo de su época. Dos de sus hermanos habían emigrado a América con diferente suerte. La problemática de los emigrados es una de las experiencias fuertes de su vida. Su obra se centra en la fundación de una congregación religiosa masculina de la que nace después otra femenina, para acompañar a los italianos migrantes. Acción que incide y provoca en la Santa Sede una reflexión para articular una respuesta eclesial. Su intuición, su reflexión y su acción fueron decisivas para poner en marcha la pastoral de migraciones de forma oficial.

Gabriel Palmer Verdaguer es capellán de la Real Capilla en tiempos de Alfonso XIII. La exposición internacional de 1898 atrajo a París a muchos trabajadores, entre ellos muchos españoles. Esa población obrera se repartió en diversos núcleos de la banlieue parisina. La dureza de la vida de estos emigrantes es la de la clase obrera de finales del siglo XIX, añadiendo el desarraigo, la soledad, la indefensión y todo lo que supone la migración. D. Gabriel, impactado en un viaje a París por la situación de los obreros españoles, hace llegar su inquietud al rey. Para hacer posible la atención espiritual y material prevé la dotación de recursos y se fija en la iglesia y convento de los carmelitas, entonces desafectado. Convence al rey para que la compre y la dedique a esta misión. La atención se encargó a los misioneros claretianos.

Estos dos pioneros sirven de ejemplo. En ambos se ve cómo una inquietud, personal en un primer momento, provoca una respuesta que pone en marcha, después, una serie de dispositivos estructurales. La obra de Scalabrini y la de Rue de la Pompe son, sin duda, dos laboratorios, entre otros, de la acción y de la teología pastoral de migraciones.