Los dos primeros Santos venezolanos

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

José Gregorio Hernández, el médico de los pobres, y la religiosa Carmen Rendiles, que nació sin el brazo izquierdo y que es modelo de superación en la discapacidad

 

 

 

 

 

El pasado domingo, día 19 de octubre, en la Plaza de San Pedro de Roma, el Papa León XIV procedió a la canonización de nueve nuevos santos. Son Ignacio Choukrallah Maloyan, arzobispo armenio católico de Mardin, mártir (Turquía); Peter To Rot, laico y catequista, mártir (Papa Nueva Guinea); Vincenza Maria Poloni, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Misericordia de Verona (Italia); María del Monte Carmelo Rendiles Martínez, fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús (Venezuela); María Troncatti, religiosa profesa de la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora (Italia); José Gregorio Hernández Cisneros, fiel laico (Venezuela); y Bartolo Longo, fiel laico (Italia).

Con estas palabras se refirió a ellos el Papa Lleón: “Estos fieles amigos de Cristo son mártires por su fe, como el obispo Ignacio Choukrallah Maloyan y el catequista Pedro To Rot; son evangelizadores y misioneros como sor María Troncatti; son carismáticas fundadoras, como sor Vicenta María Poloni y sor Carmen Rendiles Martínez; son bienhechores de la humanidad con sus corazones encendidos de devoción, como Bartolo Longo y José Gregorio Hernández Cisneros. Que su intercesión nos asista en las pruebas y su ejemplo nos inspire en la común vocación a la santidad. Mientras peregrinamos hacia esa meta, no nos cansemos de orar, cimentados en lo que hemos aprendido y creemos firmemente (cf. 2 Tm 3,14). De ese modo, la fe en la tierra sostiene la esperanza en el cielo”.

 

 

Y ahora, por su interés y dado que se han convertido en los primeros santos canonizados de Venezuela, he aquí la semblanza del médico José Gregorio Hernández y de la religiosa Carmen Rendiles.

 

 

El médico venezolano de los pobres

José Gregorio Hernández Cisneros, el médico de los pobres, epíteto con el que ya se conocía en vida, nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, en el estado de Trujillo, pueblecillo de la fría cordillera Andina venezolana, en el centro-oeste del país. Pronto destacó en los estudios y fue enviado a Caracas, donde se graduó en Medicina en la Universidad Central de Venezuela, con excelentes calificaciones.  Incluso, obtuvo una beca para completar estudios en París, entonces a la vanguardia de la ciencia médica. Allí conoció avances que llevó a su país

Concluida su formación médica, prefirió regresar a su pueblo natal para atender allí a los pacientes. Los médicos rurales como él tenían que lidiar en la Venezuela de finales del XIX y comienzos del XX con enfermedades como la tuberculosis o el paludismo, muy extendidas entre la población.

Uno de los rasgos más fascinantes de su biografía fue su sólida formación científica además de su espíritu innovador en fisiología y bacteriología. Su trabajo de investigación siempre estuvo impregnado de conciencia social en un país sumergido en las epidemias.

Según el padre Arturo Sosa, prepósito general de los jesuitas, también venezolano de origen, "José Gregorio Hernández integró una excelente formación científica en su experiencia espiritual que lo llevó a ponerse al servicio de quien lo necesite, con especial predilección por quienes no se lo pueden retribuir".  De hecho, atendía gratuitamente a los enfermos pobres.

Se le atribuye haber introducido el microscopio y haber sentado las bases de la bacteriología y otros campos científicos hasta entonces apenas desarrollados en Venezuela.

 

Intentó ser sacerdote

El doctor Hernández, ferviente católico, por dos veces, intentó ordenarse sacerdote. En 1908 fue admitido en el monasterio de Cartuja de Farneta, en la Toscana (Italia), pero a los pocos meses mostró síntomas de una enfermedad respiratoria que aconsejaron su regreso a Caracas. Un segundo intento en un seminario romano en 1913 terminó de la misma manera.

Ya asentado en Venezuela desarrolló una amplia labor clínica e investigadora, e incluso completó un tratado de filosofía.

El 29 de junio de 1919 murió atropellado en una céntrica calle de Caracas por uno de los pocos automóviles que circulaban por Venezuela en aquel entonces.

 

Beatificación y canonización

Su proceso de beatificación y canonización comenzó en 1949.  En 1972, el Papa Pablo VI le dio el título de siervo de Dios y en 1988, Juan Pablo II, el de venerable, al declarar la heroicidad de sus virtudes.

La curación de Yaxury Solórzano Ortega, una niña de 10 años que fue impactada en su cabeza con un proyectil de arma de fuego, durante un asalto, le granjeó la beatificación, que tuvo lugar en Caracas el 26 de octubre de 2021.

También el Papa Francisco aprobó su canonización, una vez avalada su intercesión en la salvación milagrosa del fallo multiorgánico, médicamente irreversible, presentado por el empresario venezolano Gonzalo Morales Divo, residente en Miami.

 

Madre Carmen Rendiles

Nació en Caracas el 11 de agosto de 1903. Nació sin el brazo izquierdo. Fue la tercera hija de un matrimonio constituido por Ramiro Rendiles y Ana Antonia Martínez. El 24 de septiembre de ese mismo año fue bautizada en la basílica de Santa Teresa en Caracas. El 19 de marzo de 1911 hizo su primera comunión.

Madre Carmen se crio en un hogar profundamente cristiano, que marcó su vida, donde, por ejemplo, se bendecía la mesa en las tres comidas del día, se rezaba el rosario por la tarde y se acudía a misa los domingos. Realizó sus primeros estudios en el colegio San José de Tarbes.

 

Vida religiosa

Desde temprana edad, la madre Carmen Rendiles Martínez expresó su inquietud por la vida religiosa, pero su condición física (recordemos que nació sin el brazo izquierdo) fue motivo de rechazo en algunas congregaciones. Por fin, el 25 de febrero de 1927, ingresó en la Congregación Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, congregación de origen francés.

Más adelante se trasladó a Francia y unos años más tarde, en 1935, tras demostrar sus cualidades, fue maestra de novicias. En ese momento regresó a la ciudad de Caracas, donde se encargó de la formación de las aspirantes y novicias hasta el año 1943. ​

En 1951 fue nombrada superiora provincial de su congregación religiosa. Durante su ejercicio en este cargo, fundó una casa en la ciudad de San Cristóbal (Venezuela), estado Táchira, que funcionó como colegio. Las hermanas comenzaron a trabajar en el Seminario Diocesano de San Cristóbal; iniciaron sus labores en Cúcuta; atendieron el palacio arzobispal y la catedral de Caracas; fundaron el Colegio Belén de Caracas y el Colegio Nuestra Señora del Rosario en La Punta, estado Mérida. En 1959, la madre Carmen donó a la congregación su casa paterna ubicada en la prestigiosa urbanización El Paraíso de Caracas, donde se creó un colegio dedicado a la educación de niñas de escasos recursos.

En 1965, se constituyó una nueva congregación en Venezuela con el mismo nombre, pero independiente de las siervas de Jesús francesas y con la Madre Carmen como madre general. En esa etapa fundó varios colegios y casas junto a sus hermanas de congregación, entre ellos el colegio Santa Ana de Caracas. ​

El 9 de mayo de 1977 la Madre Carmen falleció a causa de una gripe. Sus exequias se celebraron el 10 de mayo de 1977 en la capilla de la casa general de la congregación. Fue sepultada en la capilla del Colegio Belén en Caracas. ​

 

Hacia los altares

El 9 de marzo de 1995 se abrió el proceso diocesano de Caracas para la beatificación y canonización de la Madre Carmen, proceso avalado por la santa Sede y por el decreto, de 5 de julio de 2013, del Papa Francisco mediante el cual se reconocían las virtudes heroicas de la religiosa.

La curación y recuperación, tras encomendarse a la Madre Carmen, del brazo derecho de la médica cirujana Trinette Durán de Branger, quien había recibido una fuerte descarga eléctrica, fue el milagro que hizo posible su beatificación, en Caracas, el 16 de junio de 2018.

Ahora, ha sido la curación milagrosa de una mujer a la que en 2015 le fue diagnosticada hidrocefalia triventricular idiopática la que le acaba de llevar a la canonización.

 


 

Bartolo Longo, otro nuevo santo singular

El nombre de Bartolo Longo está vinculado a la mundialmente conocida devoción mariana y las obras de caridad del Santuario de Pompeya (Nápoles). Nacido en Latiano (Brescia) el 10 de febrero de 1841, comenzó sus estudios de Derecho en Lecce, que completó en la Universidad de Nápoles, donde se graduó como abogado.

Tras un período de alejamiento de la fe, en 1865 abandonó las prácticas espiritistas, se dedicó a promover obras de caridad y se convirtió en Terciario Dominico, un ferviente defensor del Rosario.

Para administrar los bienes de la condesa Marianna Farnararo, viuda de De Fusco, en octubre de 1872 viajó al Valle de Pompeya y atendió las necesidades espirituales y materiales de los habitantes, que se encontraban completamente abandonados. Rezó a la Santísima Virgen María: «Si es cierto que prometiste… que quien propague el Rosario se salvará, yo me salvaré, pues no me iré de esta tierra de Pompeya sin haber propagado aquí tu Rosario». Al sonar las campanas del Ángelus, que repicaron en ese momento, comprendió que esa sería su misión. El 13 de noviembre de 1875 trajo la imagen de Nuestra Señora del Rosario a Pompeya, y el 8 de mayo de 1876 se colocó la primera piedra del Santuario.

Escribió libros devocionales y editó la revista Il Rosario e la Nuova Pompei. En 1883 compuso la Súplica a Nuestra Señora de Pompeya. Se casó con la condesa De Fusco, con quien siempre observó la castidad conyugal. Junto con su esposa, erigió un orfanato para niñas en Pompeya (1887) y hogares para los hijos (1892) e hijas de prisioneros (1922). Fundó la Congregación de las Hermanas Dominicas, Hijas del Santo Rosario de Pompeya, y en 1906 cedió todas sus propiedades a la Santa Sede. Era beato desde el 26 de octubre de 1980.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 24 de octubre de 2025