#10de10 El servicio a todos

Permitidme que me presente: soy Andrés Centenera, el Coronel Subdelegado de Defensa en la Provincia de Guadalajara.

La vocación de las Fuerzas Armadas (FAS), al igual que el sacerdocio o el personal sanitario, es el servicio a los demás, aunque cada colectivo de una u otra forma.

En el caso de la Subdelegación, una unidad puramente administrativa y con capacidades muy limitadas -10 personas entre militares y civiles-, hemos intentado llevar el consuelo y atender las necesidades de todo el personal dependiente de nosotros (viudas, retirados, personal civil dependiente del Ministerio, etc.).

Las que hemos podido atender con nuestros medios así lo hemos realizado; para las que no podíamos atender se han establecido los contactos necesarios para que quien pudiese facilitar la atención la realizara (Caritas, acción social de los Ayuntamientos, etc.).

Vuestra Subdelegación ha permanecido a pleno funcionamiento durante todo el tiempo del estado de alarma. Aunque nuestras puertas han estado cerradas, tanto telefónicamente como telemáticamente se ha atendido, no solo al personal del Ministerio, también a quien ha solicitado cualquier tipo de información o petición con nuestra mejor voluntad y esa voluntad de servicio que es una de nuestras señas de identidad.

Pero esta pandemia no solo me ha afectado por mi trabajo; también he sufrido la perdida de un ser querido. La madrugada del pasado 21 de abril falleció nuestra madre a la edad de 89 años. Aquella noche se había acostado pronto, desorientada. Y mi hermano la descubrió fría, en la misma postura en la que la había arropado de madrugada. Falleció de infarto en su cama, lo que nos permitió, a mi padre y a sus tres hijos, poder despedirnos. Sus restos quedaron en depósito en el tanatorio, cerrado por el estado de alarma, hasta que se pudo enterrarla a primera hora del día 22 solamente acompañada por sus tres hijos, debido a las limitaciones impuestas.

El golpe, aunque esperado, siempre es duro. La perdida de una madre o un padre es irremplazable. Aunque es ley de vida que eso ocurra y que debemos estar preparados para ello, nunca nos viene bien y debemos hacer frente al duelo que la pérdida nos produce. Dos meses después, todavía me despierto por las noches sin poder creerme que haya fallecido.

A pesar de la pérdida, la vida continúa y para sus hijos lo más importante es el ocuparnos de nuestro padre. Él, con 95 años y después de 74 años con ella, toda una vida, no debe sufrir y su dolor no puede afectar de tal manera que tengamos otra desgracia. Gracias a Dios, el acompañarle, ayudarle y atenderle nos está ayudando y reconfortando tanto a él como a nosotros para superar y llevar su pérdida y falta mucho mejor.

Mamá, tu marido e hijos te echan de menos. Un beso muy grande.

 

#10de10 #SomosIglesia24Siete #queda1

 

Andrés Centenera

Coronel Subdelegado de Defensa en la Provincia de Guadalajara