Semana Santa, Semana de Piedad Popular

Por Jesús Montejano

(Delegación de Piedad Popular, Cofradías y Hermandades)

 

 

Nos encontramos, seguramente, en la Semana Santa más atípica de las que podamos celebrar a lo largo de nuestra vida.

Unos días en los que aflora la piedad popular en numerosas manifestaciones religiosas de las que, por las circunstancias en que nos encontramos, tenemos que prescindir.

La Piedad Popular es una auténtica espiritualidad, un medio para acceder al misterio de Dios a través de unas maneras de hacer y  de pensar, mediado por una serie de prácticas piadosas. Esto lo podemos ver con más objetividad con la distancia, en un momento en que no podemos realizar dichas prácticas, por razones mayores.

Que detrás de las cofradías y hermandades hay una auténtica espiritualidad se puede ver sobre todo por los frutos, una espiritualidad que une a personas muy diferentes en otros aspectos, en una piedad sincera y comprometida.

Y los frutos más sobresalientes son dos: acercar a los hombres a Dios y a María; y acercando a los hombres entre sí.

Acudir a nuestras imágenes, orar por los enfermos y difuntos de la pandemia, pedir fuerza y refugio en este momento difícil de incertidumbre e incluso miedo. Esto es un fruto típico de las cofradías y hermandades, que nos hace acudir a orar e interceder a las imágenes de nuestra devoción, en estos momentos de imposibilidad celebrativa.

Crear comunidad, llamar por teléfono, orar unos por otros, abrazar virtualmente, enviar un whatsapp, ayudar a Cáritas con las cuotas no invertidas, aliviar el sufrimiento de quien tenemos al lado en la medida de nuestras posibilidades, acercarnos unos a otros, son también fruto precioso de la piedad popular.

Esta Semana Santa, al contrario que otras veces, las personas que buscan exclusivamente lo exterior desaparecerán, dejando en un primer plano a aquellos que viven profunda y cristianamente su ser cofrade.

Que esta situación no nos impida vivir la Semana Santa con una auténtica piedad y devoción, aunque sea en nuestras casas y con nuestras familias. Expresemos nuestro ser cofrade en casa. Seguramente que nos ayudará a valorar lo que hicimos años pasados y lo que, Dios mediante, haremos en los próximos.

 ¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!