¡Ven, Espíritu Santo!

Agustín Bugeda

(vicario general)

 

 

Permitidme en esta colaboración del mes de junio y en las Vísperas de la solemnidad de Pentecostés que invoque de una forma especial al Espíritu Santo para que siga actuando en su Iglesia, en este mundo, en cada uno de nosotros.

La fiesta de Pentecostés como culminación del tiempo pascual nos invita a considerar una vez más el protagonismo del Espíritu Santo en nuestras vidas y a celebrar su presencia siempre constante, pues vivimos desde hace ya más de dos mil años en el tiempo de la Iglesia, que es el tiempo del Espíritu.

 

¡Ven, Espíritu Santo a nuestro mundo! Y haz que movidos por Ti trabajemos por un mundo mejor para bien de cada hombre y gloria de Dios. Conviértenos para que intentemos construir una civilización del amor con Dios y para Dios, no en contra de Dios o como si El no estuviese, pues hacerlo así es construirlo en contra del hombre. Danos tu sabiduría para conocer la voluntad de Dios en cada momento y tu fuerza para cumplirla.

¡Ven, Espíritu Santo en este momento de pandemia! Y haznos descubrir la importancia de estos tiempos de sufrimiento para conocernos más y mejor, y para conocer más y mejor a Dios y lo que quiere de nosotros. Concédenos tu amor para poder estar cerca de todos los que por un motivo u otro lo pasan peor y así ofrecerles tu esperanza, tu vida y confianza.

¡Ven, Espíritu Santo a tu Iglesia! Y haz a todos hermanos, según tantas veces nos dice el Papa Francisco. Concédenos vivir en comunión entre nosotros y abiertos a las necesidades de todos los hombres, especialmente de los migrantes que deben salir de su tierra y cultura.

¡Ven, Espíritu Santo a esta tu Iglesia de Sigüenza-Guadalajara! Y escucha su oración en este tiempo sinodal para que podamos tomas las decisiones oportunas de cara a la nueva evangelización y así alentados por Ti caminemos con alegría en nuestra tierra alcarreña.

¡Ven, Espíritu Santo a cada uno de nosotros! Y derramo tus dones en nuestras vidas, el don de la piedad y de la fortaleza, el don del entendimiento y consejo, el don del santo temor de Dios… para que vivamos cada día en plenitud, para que cada instante que nos concedas vivir sea para cada uno una oportunidad de encontrase gozosamente con Dios y con los hermanos. Danos siempre tu gozo para que llene nuestras vidas y lo podamos trasmitir a los demás.

 

Podría continuar esta oración largamente al Espíritu Santo confiando siempre en su acción. Quede abierta para que cada uno de nosotros, cada uno de los lectores continúe orando, continúe en presencia del Espíritu, siendo consciente de que somos movidos por El en cada momento y circunstancia, sea la que sea y donde sea.

¡Soñemos y caminemos juntos! ¡Ven, santo Espíritu!