Al compás del Sínodo Diocesano (6): la Palabra de Dios

Guía para el trabajo sinodal en grupos del tema tercero, sesión primera, del cuaderno primero, "Llamados", de nuestro sínodo de Sigüenza-Guadalajara

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

En el tema o bloque tercero del cuaderno primero, “Llamados (Mirada hacia dentro)”, del Sínodo diocesano de Sigüenza-Guadalajara se ahonda en las fuentes de la espiritualidad cristiana, en cómo se nutre y crece la vida cristiana, que, fundamentada en la fe y la llamada a la misión evangelizadora, necesita llenarse continuamente para después poder dar.

Las fuentes de la espiritualidad cristiana son, sobre todo, dos: la Palabra de Dios y la oración. También lo son la celebración de los sacramentos –muy particularmente la misa dominical vivida con fidelidad-, la liturgia de las horas y el propio ejercicio de la caridad, del apostolado y de la misión.

 

Cuadro del pastranero Maino sobre Pentecostés y la divina inspiración de la Palabra de Dios

 

Encuesta y necesidad de la Palabra de Dios

 

En la encuesta sobre el Sínodo, a la pregunta “¿Lees la Palabra de Dios?”, la mitad de los encuestados afirma hacerlo muy poco o nunca, mientras que confiesa que participa en la vida pastoral de la parroquia y colabora en ella asiduamente.

Ante la necesidad de un mayor conocimiento y ejercicio de lectura de la Palabra de Dios, ofrecemos un decálogo sobre lo que es y debe ser para un cristiano. A la luz del Sínodo de los Obispos de 2008 dedicado a la Palabra de Dios, he aquí algunas definiciones de ella:

 

1.-La Biblia es el libro de un pueblo y para un pueblo.

2.-La Palabra de Dios es una brújula que indica el camino a seguir.

3.-La escucha amorosa de la Palabra de Dios lleva al servicio desinteresado hacia los demás.

4.-La Biblia nos presenta el soplo del dolor, sale al encuentro del grito de los oprimidos y del lamento de los infelices.

5.-La Sagrada Escritura se ha convertido en una especie de inmenso vocabulario…

6.- Es el atlas iconográfico…

7.- El Evangelio fue la lengua materna de Europa…

8.- La Biblia es el gran código de la cultura universal.

9.-La Sagrada Escritura tiene pasajes adecuados para consolar todas las condiciones humanas.

10.-La Palabra de Dios es voz, rostro, casa y camino.

 

De ahí, pues, la necesidad de conocer mejor la Palabra de Dios, de convertirla en el nutrimento de nuestra vida.  Porque "desconocer las Escrituras es desconocer a Jesucristo", como afirmaba ya en el alba del cristianismo san Jerónimo, el traductor de la Biblia al latín (la Vulgata) y el gran apóstol y abanderado de la Palabra de Dios.

Por ello también, la necesidad de venerar y custodiar la Biblia en nuestras vidas, casas y comunidades. Leámosla, pues, profundicemos en sus páginas, transformémosla en oración y en testimonio de vida, celebrémosla con amor y fe en la liturgia. Y hagamos silencio para escucharla con eficacia, manteniendo el silencio tras su escucha porque seguirá habitando en nosotros y hablándonos. Hagámosla resonar al principio de nuestro día, para que Dios tenga la primera palabra y dejémosla que resuene también dentro de nosotros por la noche, para que la última palabra sea de Dios.

 

Esto es para Jesucristo la Palabra de Dios

 

La semilla es la Palabra de Dios, cada uno se ha de dejar cultivar por el Espíritu para llegar a ser tierra buena y dar fruto abundante. Leemos en Evangelio de San Mateo 13, 1-9.18-23:

“Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta. El que tenga oídos, que oiga». (…) Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe. Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno”. 

 

Breve texto de la Carta a los Hebreos, 4, 12-13

 

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón. Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas”.

 

Entronización de la Palabra de Dios

 

Decálogo del Papa Francisco sobre la Palabra de Dios

 

Su magisterio sobre la Palabra de Dios lo vamos a sintetizar ahora es una selección de diez breves frases suyas, hermosísimas y muy interpeladoras:

 

(1) Una fe fuerte y saludable se alimenta constantemente de la Palabra de Dios.

(2) La Palabra de Dios puede hacer resucitar un corazón vacío.

(3) La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, especialmente cuando es débil.

(4) La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión en el corazón de los hombres.

(5) Si tuviéramos siempre la Palabra de Dios en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Él.

(6) La Palabra de Dios tiene que hacer este recorrido en nosotros: de los oídos al corazón; y del corazón a las manos, a las buenas obras.

(7) La Palabra de Dios es la lámpara para mirar al futuro: con su luz se pueden leer los signos de los tiempos.

(8) Para poder ayudar a los demás necesitamos de encuentros personales con Dios: momentos de oración y de escucha de su Palabra.

(9) ¡Hagamos espacio para la Palabra de Dios! Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad, que nos guía con amor a lo largo de nuestra vida.

(10) Necesitamos la Palabra de Dios: en medio de tantas palabras diarias, necesitamos escuchar esa Palabra que no nos habla de cosas, sino de Vida.

 

Catecismo de la Iglesia Católica

 

La Palabra de Dios es tratada de modo sistemático en el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 en la primera parte (“La profesión de Dios”), primera sección (“Creo-Creemos”), capítulo segundo (“Dios al encuentro del hombre”), artículo tercero (“La Sagrada Escritura”).

Aparece desarrollada en cinco números con distintos apartados cada uno de ellos. Concluye, como es habitual en la estructura del Catecismo, con un resumen, que contiene ocho puntos.

De ellos, destacamos el primero (número 134), el segundo (135) y el último (141). Dice así el número 134: «Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, porque toda la Escritura divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo» (Hugo de San Víctor). El enunciado del número 135 reza de este modo: «Las Sagradas Escrituras contienen la Palabra de Dios y, porque están inspiradas, son realmente Palabra de Dios».

Y, por último, en el número 141 del Catecismo de la Iglesia Católica leemos: «La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo»: aquélla y éste alimentan y rigen toda la vida cristiana. “Lámpara es tu Palabra, Señor, para mis pasos; luz para mi sendero” (Salmo 119).

 

Texto del obispo diocesano

 

Nuestro obispo, Atilano Rodríguez, en su carta pastoral “Con gratitud y esperanza”, al hablarnos de la necesidad del silencio, nos recuerda: “Hoy, como nunca, creyentes y no creyentes necesitamos el silencio para escuchar la voz del Señor, para abrirle la puerta del corazón cerrada por nuestros proyectos y para dejarle entrar a formar parte de nuestra vida. Solo entonces podremos reconocerle en su Palabra y en la Eucaristía: “Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3, 20)”.

 

Canción “Tu palabra me da vida” de Juan Antonio Espinosa

 

Tu palabra me da vida confío en ti, Señor.

Tu palabra es eterna,/ en ella esperaré.

Dichoso el que con vida intachable/ camina en la ley del Señor

Dichoso el que guardando los preceptos/ lo busca de todo corazón.

 

Tu palabra me da vida confío en ti, Señor.

Tu palabra es eterna,/ en ella esperaré.

Postrada en el polvo está mi alma,/ devuélvame la vida tu palabra.

Mi alma está llena de tristeza,/ consuélame señor con tus promesas.

 

Tu palabra me da vida confío en ti, Señor.

Tu palabra es eterna,/ en ella esperaré.

Escogí el camino verdadero/ y he tenido presentes tus decretos.

Correré por el camino del Señor/ cuando me hayas ensanchado el corazón.

 

Tu palabra me da vida confío en ti, Señor.

Tu palabra es eterna,/ en ella esperaré.

Este es mi consuelo en la tristeza. Sentir que tu palabra me da vida.

Por las noches me acuerdo de tu nombre. Recorriendo tu camino dame vida

 

Tu palabra me da vida confío en ti, Señor.

Tu palabra es eterna,/ en ella esperaré.

Repleta esta la tierra de tu gracia. Enséñame, Señor, tus decretos.

Herencia son tus mandatos, alegría de nuestro corazón.

Tu palabra me da vida confío en ti, Señor.

Tu palabra es eterna,/ en ella esperaré.

 

Preguntas y propuestas para el trabajo en grupos

 

Tras estos y otros materiales, y desde un clima explícito de escucha, diálogo y oración, nuestro cuaderno sinodal 1, tema 3, sesión 1 formula, para el trabajo de los grupos, tres preguntas, cuyas respuestas, en su momento, se estudiarán y formarán parte de los siguientes pasos del camino sinodal.  Las preguntas han de ser respondidas, preferentemente, en grupo y recogidas las distintas respuestas.  

 

Estas son las preguntas:

 

1.- Para comprender que la Palabra de Dios es presencia de Dios, ¿cómo resuena vosotros la afirmación de san Jerónimo según la cual “Desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo”?

2.- ¿A qué causas achacas el poco conocimiento general de la Palabra de Dios por parte de los cristianos? 3.- ¿Cómo podemos paliarlo? Y en este sentido, ¿en qué medida que están ayudando los Grupos de Lectura orante y creyente de la Palabra de Dios presentes en la diócesis desde hace unos años?

 

Asimismo, se formulan estas cuatro propuestas:

 

(1) Un coloquio libre entre los miembros del grupo sobre la Palabra de Dios como VOZ, ROSTRO, CASA Y CAMINO.

(2) Que cada miembro del grupo destaque dos frases del Papa Francisco sobre la Palabra de Dios y diga por qué las destaca.

(3) Una lluvia de ideas de conjunto (una sola palabra y distinta) sobre lo que para cada miembro es la Palabra de Dios.

(4) Dos o tres subrayados a la cita propuesta del obispo acerca de la Palabra de Dios.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 13 de mayo de 2022