La fiesta de la santidad ha regresado

El pasado domingo, 15 de mayo, el Papa Francisco, tras dos años y medio sin canonizaciones, a causa de la pandemia, canoniza en Roma a diez beatos

 

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

 

 

 

 

 

El 13 de octubre de 2019 fueron las últimas canonizaciones en la Iglesia católica. Ahora, tras dos y medio, años, a causa de la pandemia, sin canonizaciones, el domingo 15 de mayo de 2022, el Papa Francisco procedió canonizar a diez beatos. El orden oficial de canonización de los mismos es este:  los mártires Tito Brandsma (Países Bajos) y Lazzaro Devasahayam (India); y los confesores de la fe cristiana César de Bus (Italia), Luigi Maria Palazzolo (Italia), Giustino Maria Russolillo (Italia), Charles de Foucauld (Francia/Argelia), Maria Rivier (Francia), Maria Francesca di Gesù Rubatto (Italia/Uruguay), Maria di Gesù Santocanale (Italia) y Maria Domenica Mantovani (Italia).

Italia es el país con mayor número de santos canonizados por el actual Papa, quien ha canonizado a tres antecesores suyos (Juan XXIII, Juan Pablo II y Pablo VI), a nueve franceses, a seis españoles (José de Anchieta, fray Junípero Serra, María de la Purísima Salvat Romero, Faustino Míguez, Manuel González García y Nazaria Ignacia March) y a cinco mexicanos. En consecuencia, e incluidos estos países, ha canonizado a beatos de Italia, Francia, España, México, Colombia, Polonia, India, Sri Lanka, Palestina, Suecia, Argentina, Portugal, Brasil, El Salvador, Reno Unido, Brasil, Suiza, Países Bajos y, en razón del lugar de la muerte, Uruguay y Argelia.

Por otro lado, en su ciudad de Lyon, y en nombre del Papa, el cardenal prefecto de la Congregación para los Santos, el italiano Marcello Semeraro, preside mañana, sábado 21 de mayo, la beatificación de la iniciadora de las Obras Misiones Pontificias, la laica Paulina Jaricot.

En esta página de hoy de NUEVA ALCARRIA, vamos ofrecer la semblanza biográfica de esta nueva beata y de dos los santos del pasado domingo 15 de mayo. Completaremos el artículo con el íter necesario para obtener una beatificación y una canonización.

 

Beata Paulina, la sembradora del DOMUND

 

Fue la inspirada de lo que actualmente es el DOMUND y las Obras Misionales Pontificias. Paulina Jaricot nació el 22 de julio de 1799, en Lyon, en el seno de una familia numerosa, cuyo padre era propietario de una fábrica de seda, y uno de sus hermanos, misionero.

Con 17 años y tras sufrir una grave caída y perder a su madre, hizo voto de virginidad, instituyó una unión de oración para las criadas piadosas, la Asociación del Rosario Viviente y junto a los Padres de las Misiones Extranjeras de París promovió la cooperación misionera organizada.

Con las empleadas en la fábrica familiar de seda, ayudó a las misiones con oraciones y una pequeña contribución semanal de un centavo de cada persona involucrada en la iniciativa, naciendo de este modo, el 3 de mayo de 1822, la Sociedad para la Propagación de la Fe.

Hacia 1845, Jaricot compró una planta de altos hornos para implantar entre sus trabajadores la doctrina social de la Iglesia, con edificios adyacentes para viviendas de las familias, una escuela y una iglesia. Defraudada por los gestores de la fábrica, entró en bancarrota y murió en la indigencia el 9 de enero de 1862.

Su espiritualidad y apostolado se nutrió de carisma del laicado dominico y de la dirección espiritual que recibía del santo cura de Ars.  El 25 de febrero de 1963, Juan XXIII la declaró venerable por vivir heroicamente las virtudes cristianas. El Papa Francisco aprobó en 2020 el milagro para su beatificación, en 2022, el día 21 de mayo. Su memoria litúrgica quedará establecida en el día 9 de enero.

 

Periodista, carmelita y filósofo, mártir del nazismo

 

Anno Sjoerd Brandsma, más adelante, tras su profesión como religioso carmelita, en 1898, Tito, nació en Frisia (Países Bajos) el 23 de febrero de 1881, procedente de una familia tradicional católica.

Ordenado sacerdote en 1905, Brandsma fue un estudioso brillante de la mística carmelita. Se doctoró en Filosofía en Roma en 1909, y fue profesor en varios centros de enseñanza. Tradujo al neerlandés las obras de santa Teresa de Jesús.

Brandsma fue uno de los fundadores de la Universidad Católica de Nimega (actualmente Universidad Radboud), donde fue profesor de Filosofía e Historia de la mística y después, rector de la universidad.

El padre Brandsma también trabajó como periodista y fue consejero eclesiástico de varios periódicos católicos. Fue su lucha contra la propagación de la ideología nazi y en favor de la educación y la libertad de prensa lo que llamó la atención de los nazis, máxime cuando en enero de 1942, pidió a los periódicos católicos holandeses para que no incluyesen propaganda nazi en sus ediciones. Colaboró también con los obispos holandeses en la redacción de una carta pastoral contra el nazismo y sus praxis. Ello le acarreó el ser detenido por el nazismo y deportado a distintos campos de concentración y finalmente al de Dachau, cerca de Múnich, donde murió, víctima de una inyección letal, el 26 de julio de 1942.

Fue beatificado el 5 de noviembre de 1985 por san Juan Pablo II y canonizado por Francisco el 15 de mayo de 2022. En 2005, Tito Brandsma fue elegido por los habitantes de Nimega como el ciudadano más grande de la ciudad en su historia. Su memoria litúrgica es el 27 de julio.

 

 

Foucauld: el hermano universal, el hermano inacabada

 

Charles de Foucauld nació en Estrasburgo (Francia), el 15 de septiembre de 1858, en el seno de una familia noble. Al quedar huérfano a los seis años fue educado, junto con su hermana María, por su abuelo, quien le orientará hacia la carrera militar. En su adolescencia se aleja de la fe, dejándose seducir por los placeres y la vida fácil, revelando, no obstante, una fuerte voluntad en los momentos difíciles.

Geógrafo militar, a raíz de una peligrosa exploración militar en Marruecos (1883- 1884) entra en contacto con el testimonio de la fe de los musulmanes que le lleva a interrogarse por la existencia de Dios.

De vuelta en Francia inicia un proceso de acercamiento al cristianismo con la ayuda de un sacerdote, el padre Henri Huvelin. A los 28 años, convencido de la existencia de Dios, decide vivir solo para Él y, durante una peregrinación a Tierra Santa, descubre su vocación: seguir e imitar a Jesús en la vida de Nazaret. Tras pasar siete años en monasterios de la trapa, se trasladará a Nazaret, llevando una vida de soledad y adoración.

En 1901 fue ordenado sacerdote en la diócesis de Viviers, trasladándose al desierto del Sahara, entre los Tuaregs, para residir como un pobre entre los pobres, entregado a la meditación de la Sagrada Escritura y a la caridad.

Fue asesinado el 1 de diciembre de 1916 durante un asalto. Fue beatificado en 2005 por Benedicto XVI y canonizado por Francisco el 15 de mayo de 2022. Es el llamado maestro de la espiritualidad del desierto. Su memoria litúrgica es el 1 de diciembre.

 

 

¿Cómo se hace un santo?

 

Los diez pasos necesarios, según la legislación canónica vigente, para los procesos de las Causas de los Beatos y de los Santos son los siguientes:

1.- Para iniciar una causa es preciso que pasen al menos cinco años desde la muerte del candidato. Ello facilita mayor equilibro y objetividad en la valoración del caso, y permitir decantar las emociones del momento. Solo el Papa puede dispensar de este primer requisito, si se dan razones especiales.

2.- Debe ser clara entre el pueblo de Dios la convicción sobre la fama de santidad (“fama sanctitatis”) y sobre la eficacia de la intercesión del candidato ante el Señor (“fama signorum”).

3.- La instrucción que comienzo al proceso debe proceder del obispo de la diócesis donde ha muerto el candidato, la persona sobre la que se pide la beatificación. A partir de ahí, el grupo promotor de la causa (“actor causae”), que puede ser una diócesis, una parroquia, una congregación religiosa, una asociación, pide al obispo, a través del postulador, la apertura de la instrucción.

4.- Una vez presentada la causa, el obispo de la diócesis, obtenido el “nulla obsta” de la Santa Sede, constituye un tribunal diocesano especial.

5.- Este tribunal diocesano, constituido, al menos, por un juez, un promotor de justicia y un notario-actuario, han de llamar a los testigos presentados por la postulación o por el mismo tribunal para que testifiquen sobre hechos concretos y, si es posible, experiencias personales sobre cómo vivió su fe y cómo practicó las virtudes cristianas el candidato a la beatificación. En concreto, los testigos serán preguntados acerca de cómo vivió el candidato las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad) y las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, templanza y fortaleza), así como las específicas del propio estado de vida del candidato. Además, el tribunal ha de reunir todos los documentos que conciernan al candidato. Una vez completada esta fase, al candidato le corresponde el tratamiento de siervo de Dios.

6.- Terminada la instrucción diocesana, las actas y documentación pasan a la Congregación para las Causas de los Santos, donde se elabora la copia pública que sirve para el trabajo posterior. El postulador, residente en Roma, sigue la dirección de un relator de la Congregación la preparación de la “positio”, que es la síntesis de los documentos que prueban el ejercicio heroico de las virtudes por parte del candidato.

7.- Presentada la “positio”, se somete al examen teológico de nueve teólogos que emiten su voto. Si el parecer de la mayoría de los teólogos es favorable, la causa pasa al examen de los cardenales y de los obispos miembros de la Congregación, que se reúnen dos veces al mes. Si el resultado es favorable, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos pasa el proceso al Papa para que proceda, si corresponde, a su aprobación y autorice a la Congregación a redactar el decreto correspondiente de reconocimiento de virtudes heroicas. A ello sigue la lectura pública y la promulgación del decreto. Desde ese momento el candidato pasa a denominarse venerable siervo de Dios.

8.- El siguiente paso es el reconocimiento de un milagro atribuido a la intercesión del candidato. Este milagro ha de haberse producido después de su muerte. Se trata de una curación duradera y científicamente inexplicable después de que el enfermo en su persona y/o a través de las oraciones de otras personas se hayan encomendado al candidato a la beatificación. El milagro requerido es estudiado por una comisión de teólogos, una comisión médico-legal y finalmente por el consejo de cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos. Con estos vistos buenos, se procede a que el Papa apruebe el milagro y se emane el correspondiente decreto de reconocimiento de milagro. En caso de martirio, muerte o asesinato debido al odio a la fe, para la beatificación, se dispensa el milagro, que sí es necesario para la canonización.

9.- Promulgados los dos decretos –el de virtudes heroicas y el del milagro-, el Papa decide la beatificación, que es la concesión del culto público limitado a un ámbito particular de la Iglesia. Con la beatificación, al candidato le corresponde el título de beato.

10.- Para la canonización hace falta otro milagro atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. Las condiciones y procesos para la verificación del milagro son las mismas que las seguidas para la beatificación. Mediante la canonización se concede el culto público en toda la Iglesia universal. Compromete la infalibilidad pontificia. Con la canonización corresponde el título de santo.

 

Artículo publicado en 'Nueva Alcarria' el 20 de mayo de 2022