Oración diaria

 

 

 

 

 

 

 

V JUEVES DE CUARESMA

 

Texto Bíblico

 

En verdad, en verdad os digo: Quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre». «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero” (Jn 8, 51. 55)

 

Séptima estación del Via Crucis: Jesús cae en tierra por segunda vez

 

Me doblo bajo el peso de tus terrores: me rodean como las aguas todo el día, | me envuelven todos a una; alejaste de mí amigos y compañeros: | mi compañía son las tinieblas” (Sal 87, 16-19).

“Manda, Señor, que sea liberado de esta aflicción y déjame partir al lugar eterno, y no apartes, Señor, tu rostro de mí, pues prefiero morir a pasar tanta aflicción durante la vida y tener que seguir oyendo injurias.” (Tb 3, 6)

 

 

 

Consideración

 

Jesús cae y se levanta, para que quienes tropezamos no permanezcamos en el suelo. “Mis elegidos no se fatigarán en vano” (cf. Is 65, 22-23).

A Jesús no le derrumba tanto el peso de la cruz como ver a quienes han sido los destinatarios de su misericordia desacreditándolo, por el solo hecho de ser nazareno, con lo que el rechazo también salpica a su madre.

Santa Teresa recomienda: “Determine, aunque para toda la vida le dure esta sequedad, no dejar a Cristo caer con la cruz. Tiempo vendrá que se lo pague por junto. No haya miedo que se pierda el trabajo. A buen amo sirve.” (Vida 11, 10)

 

 

Pregunta

 

¿Te descubres con pensamientos sectarios, fruto de ideologías?

 

 

 

Carta abierta a todos los cristianos y personas de buena voluntad

Los delegados diocesanos de “familia y vida” de las diócesis de la Provincia eclesiástica de Toledo, compuesta por Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo; reunidos en reunión ordinaria el día 25 de Marzo, Fiesta de la Encarnación del Señor, en la que el Verbo de Dios asumió por amor, nuestra naturaleza humana para llevarla a su plenitud, y JORNADA POR LA VIDA 2023, haciendo nuestras las palabras de los Obispos Españoles en su Instrucción pastoral de la LXXXVIII Asamblea Plenaria de la CEE en “Orientaciones morales ante la situación actual de España”, queremos manifestar, “como personas solidarias con la sociedad de la que formamos parte, el amor a nuestros conciudadanos y la responsabilidad que tenemos ante Dios, nos vemos impulsados a advertir de los grandes males que se pueden seguir del oscurecimiento y debilitamiento de la conciencia moral”.

 

 

Expresamos nuestro dolor y nuestro gran pesar, por las leyes habidas en los últimos años que, en vez de defender la vida humana y la dignidad de la misma, como primera obligación de los poderes públicos, establecen como un derecho de la persona el recurso a la eutanasia y el suicidio asistido como ayuda a los enfermos terminales, en vez de ofrecer la ayuda a través de los cuidados paliativos, el acompañamiento y cariño de la familia.

Igualmente expresamos nuestro dolor e indignación por la declaración de constitucionalidad por parte del Tribunal Constitucional, de las Leyes del aborto el día 10 de febrero de 2023, y de la eutanasia. el día 22 de marzo de 2023 y la aprobación de la nueva ley del aborto, en virtud de la cual, cualquier mujer, incluidas las chicas a partir de los dieciséis años y sin permiso de sus padres, en las catorce primeras semanas de embarazo, tienen derecho a decidir si llevar adelante el aborto del hijo que llevan en sus entrañas, sin tener que dar explicaciones a nadie.

Como personas responsables y mucho más como católicos; como familias responsables y mucho más, como familias católicas, no podemos aceptar desde nuestro silencio el contenido de las mismas, porque van directamente en contra de la vida humana y del respeto a la dignidad de la misma.

Contra la mentalidad reinante en nuestra sociedad, que mide el valor de la vida a partir de criterios de funcionalidad, nosotros, como personas responsables y cristianos, sentimos la necesidad de manifestar que tenemos que seguir creyendo y defendiendo la sacralidad de la vida humana, y proclamar, alto y claro, una vez más, el carácter inviolable y sagrado de la misma, que debe ser salvaguardado desde la concepción hasta el término natural.

La defensa y la promoción de la vida es el desafío más grande de nuestro tiempo y algo a lo que nosotros tanto como personas, y mucho más como 2 creyentes, no podemos de ninguna manera renunciar, sino que nos sentirnos obligados a promover, proclamar, defender, y reclamar de parte de todos.

El derecho a la vida no se le puede negar a nadie. Ninguna minoría, ni mayoría política puede cambiar los derechos de quienes son los más vulnerables de nuestra sociedad. No podemos caer en el engaño de pensar que se puede disponer de la vida hasta legitimar la interrupción de la misma, enmascarándola con un velo de piedad humana.

El primero y más fundamental de los derechos de todo ser humano y por lo tanto, de los no nacidos y de los ancianos y enfermos y de toda persona, es el derecho a la vida. Su interrupción voluntaria por medio de la eutanasia y del aborto es, siempre, una clara injusticia y una violación grave de los derechos fundamentales de la persona. Violación que se agrava aún más, por tratarse del seres más indefensos e inocentes, y que dejan desamparado y atentan contra él precisamente quienes tienen el encargo sagrado de su protección: La madre, el médico, y los poderes públicos.

Una sociedad que no asegura la vida, la dignidad y el respeto a la vida de las personas y desprecia la vida de los más débiles, es una sociedad que se va degradando y corrompiendo, es una sociedad fracasada.

Esta realidad está reclamando a gritos, un compromiso político y legislativo que prevengan las causas del aborto y ofrezcan a las mujeres, todas las ayudas necesarias para llevar a delante su embarazo, y también el desarrollo de los cuidados paliativos, con los que nadie sienta la necesidad de recurrir a la interrupción de su vida.

Es necesario y urgente sensibilizarnos nosotros y sensibilizar a nuestra sociedad sobre la tragedia del aborto y el recurso a la eutanasia, fomentando, con fuerza y decisión, una cultura de la vida que se compromete y clama a favor de la misma vida, porque si no lo hacemos estamos admitiendo el fracaso de la sociedad y la corrupción de esta.

Para lograr estos objetivos es necesario un compromiso de apoyo activo y eficaz a cuantas asociaciones existen actualmente, que tienen como objetivo la defensa de la familia y de la vida, colaborando con ellas y dando esperanza y apoyo a las madres y padres que tienen dificultades para acoger a sus hijos, lo mismo que un compromiso por la promoción, apoyo, y opción por los cuidados paliativos, que ayuden a los enfermos terminales y a toda persona a no sentir la necesidad de recurrir a la eutanasia o el suicidio asistido.

Que Santa María, la Madre del Salvador, que con su sí generoso a la propuesta de Dios acogió a su hijo en su seno en la Encarnación, infunda en todos nosotros la defensa y el amor a la vida y nos mueva a comprometernos en la tarea de instaurar la cultura de la vida en nuestro mundo, tan necesitado de ella.

 

 

 

Carta semanal del obispo

 

 

'Volver a Dios'

 

 

 

En nuestros días nos encontramos con personas que no rechazan a Dios ni niegan positivamente su existencia y, sin embargo, viven instaladas en una profunda indiferencia religiosa. Con el paso del tiempo, Dios va desapareciendo paulatinamente de su vida y deja de ser plenitud de sentido.

Ante esta realidad, tendríamos que preguntarnos: ¿Es posible volver a Dios? ¿Es posible dejarle entrar nuevamente en nuestra vida? La Sagrada Escritura nos dice que Dios está llamando constantemente a la puerta de nuestro corazón, esperando que le dejemos entrar para compartir con nosotros su amistad y su vida. La vuelta a Dios, por tanto, depende fundamentalmente de nuestra respuesta a sus llamadas.

Esto quiere decir que, para volver a Dios, en primer lugar, hemos de purificar la imagen que tenemos de Él. En Jesucristo, Dios se nos ha manifestado, no como el padre que viene a aplastar y condenar a sus hijos, sino como el que nos ofrece su vida, nos brinda su amor y nos invita a participar de su gloria. Por tanto, el ser humano solo podrá volver al encuentro con Dios, si supera el miedo a Dios y se deja atraer por su amor.

Pero, además de purificar la imagen de Dios, es preciso que revisemos también el uso de los bienes que recibimos de su infinita bondad. Todos corremos el riesgo de llenar la vida de cosas, de objetos materiales, y quedar vacíos por dentro. Pensamos que somos los más inteligentes, sabios y poderosos, pero, sin embargo, somos incapaces de escuchar a Dios, el único sabio y poderoso, para adorarle y ofrecerle la vida.

La experiencia de nuestra debilidad y de nuestros límites tendría que impulsarnos a buscar un fundamento sólido para la existencia. En medio de las incertidumbres, desánimos y faltas de esperanza, la palabra de Dios nos recuerda que nuestra existencia es como una casa. Para que permanezca en pie, soportando los vientos y las tormentas, es preciso cuidar el tejado y las fachadas, pero sobre todo es necesario que la casa esté cimentada sobre sólidos cimientos. Si no fuese así, se vendría por tierra.

Para descubrir los sólidos cimientos que nos conducen a Dios y para encontrar el camino que nos guíe hasta Él, necesitamos silencio, escucha, acogida y discernimiento. A lo más hondo de la existencia solo podemos llegar si nos ponemos en silencio ante Dios, escuchamos su palabra, nos postramos ante Él y le dejamos iluminar nuestro camino. Entonces, el corazón humano comienza a experimentar su cercanía y se abre a Él.

Ciertamente, el ser humano puede permanecer cerrado sobre sí mismo, conformándose con la rutina y mediocridad espiritual. Sin embargo, aunque se cierre a sus llamadas y la fe se apague, no puede olvidar nunca que Dios no le abandona ni se aleja de él. A pesar de nuestros pecados, Dios seguirá siempre dispuesto a la misericordia y al perdón. Si el perdón no llega a nosotros, no será por culpa de Dios, sino porque nos cerramos a Él.

Con mi sincero afecto y bendición, feliz día del Señor.

 

Atilano Rodríguez, Obispo de Sigüenza-Guadalajara

 

 

XXX aniversario de Guada Acoge

En 1993 ocurrieron muchas cosas importantes. Entre ellas, un pequeño grupo de personas, movidas por el deseo de ayudar, fundó desde la Delegación Diocesana de Migraciones de Sigüenza Guadalajara la Asociación Guada Acoge. Decidieron poner todo su empeño en crear una nueva forma de llevar solidaridad allí donde más se necesitaba. Como todos los comienzos, los primeros pasos fueron inciertos. Sin embargo, rápidamente, gracias al tesón y a la convicción de aquel primer grupo, la organización fue recibiendo más y más colaboraciones de personas interesadas en ser parte de ese proyecto. Gracias Dios y a ello conseguimos crear una comunidad de personas que ayudan a personas. Conseguimos generar un vínculo directo de solidaridad que nos ha traído en volandas hasta aquí.
 

Jerusalén 2023 “Se entregó por amor”

Por quinto año consecutivo, la Parroquia Beata María de Jesús expone la representación artística y plástica de la pasión, muerte y resurrección del Señor.

De la misma manera que en Navidad por medio del Belén nos podemos adentrar en el nacimiento de Jesús, por medio de esta representación de Jerusalén el visitante puede ser testigo de los misterios que en Semana Santa y Pascua celebramos.

Desde la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén hasta el encuentro del Señor con los discípulos de Emaús, el visitante podrá ir comprendiendo cada una de las escenas de esta representación. Ayudado por un audiovisual  podremos comprender mejor la entrega de Jesús por amor al ser humano. Porque la donación, la muerte de Cristo en cruz, es vida para nosotros.

Esta nueva edición quiere ser una catequesis para crecer en la fe, en el seguimiento del Señor y para mostrar el inmenso amor del Maestro por toda la humanidad.

Se podrá visitar en el interior del templo parroquial (Avd. Pedro Sanz Vázquez, 27) desde el 19 de marzo hasta mediados del mes de abril, antes y después de las celebraciones. Para otros horarios o para concertar visitas es necesario solicitarlo al párroco.

 

Información

Obispado en Guadalajara
C/ Mártires Carmelitas, 2
19001 Guadalajara
Teléf. 949231370
Móvil. 620081816
Fax. 949235268

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19250 Sigüenza
Teléf. y Fax: 949391911

Oficina de Información
Alfonso Olmos Embid
Director
Obispado
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19001 Guadalajara
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