Sigüenza celebró el bicentenario de la llegada de las Ursulinas a la ciudad

 

Sigüenza celebró el pasado sábado día 24 el bicentenario de la llegada a la ciudad de las madres Ursulinas. La comunidad de Ursulinas de la orden de San Agustín llegó al edificio del antiguo hospital de San Mateo, a  llamada del obispo Pedro Inocencio Vejarano, el 24 de febrero de 1818. Desde entonces, han pasado por sus aulas 34.444 alumnos y alumnas, y 131 religiosas, en 200 años de presencia y tarea educativa al servicio de la ciudad y de sus familias. 

Fue en el año 1867 cuando se instalaron definitivamente en el actual monasterio-colegio-internado, “convirtiéndolo en un lugar de convivencia, un lugar familiar y de formación; un lugar donde la tarea educativa se desarrolla en un clima de libertad y participación, consiguiendo que quienes forman parte de ella, consideren el colegio como algo propio, y como una obra y responsabilidad de todos”, destacó ayer durante la efeméride, José Manuel Latre, alcalde de Sigüenza y presidente de la Diputación Provincial de Guadalajara. 

A partir de las once y media de la mañana, en la iglesia del Monasterio, tenía lugar una eucaristía que celebró el obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodriguez, en presencia del obispo emérito, José Sánchez. Acudieron buena parte de los sacerdotes que ejercen su labor en la provincia, además de otros muchos invitados, y de cientos de alumnos y exalumnos que llenaban por completo el templo para participar del momento y agradecer su labor a la congregación. 

Además del obispo, que dedicó su homilía fundamentalmente a destacar la labor docente de las religiosas en los últimos dos siglos, la Madre Asunción, madre superiora de la congregación, dijo unas palabras al inicio de la ceremonia. “La comunidad que hoy les acoge, ha estado día a día ayudando a las familias, a sus niños y jóvenes, para convertirlos, espiritual y materialmente, en hombres y mujeres de bien”, destacó, y dio las gracias a todos los presentes por su asistencia “en este día de gozo y alegría”. 

La misa la acompañó musicalmente el Coro Schola Cantorum de Alcalá, dirigido por Nuria Matamala. Interpretaron ocho piezas: 'Canticorum iubilo'(Haendel), 'Kyrie,Sanctus, Agnus Dei' (Nuria Matamala), 'Alma Redemptoris'  (Palestrina), 'O bone Jesu' (Palestrina), 'Sicut cervus' (Palestrina), 'O sacrum convivium'  (Molfino), 'Laudate Dominum'  (Haendel), y el Canto a las Madres Ursulinas, con letra de la Madre Asunción, música de Manuel Azabal, y arreglos de Angel Valbuena, profesor de música de los dos colegios, SAFA y Ursulinas, fusionados en el curso escolar 89-90. Lo cantaron, igualmente a dúo, junto a una representación de alumnos y alumnas de los colegios. Al final de la celebración, el párroco de las Ursulinas, Jose Luis Gil,  leyó públicamente el saluda enviado por el nuncio apostólico del Papa Francisco en Madrid, monseñor Renzo Fratini, con la felicitación y los parabienes de la Santa Sede.

A continuación, en el auditorio del colegio, contiguo a la iglesia, tenía lugar un segundo acto cultural para conmemorar el bicentenario. Lo condujo Rafael Lafuente, actual profesor, quien fue dando paso, sucesivamente, a todos los intervinientes, además de dar lectura a sendas cartas de la Casa Real, con una felicitación de los reyes, Felipe y Letizia, y una segunda de la reina emérita, Sofía, respectivamente. 

El alcalde de Sigüenza dio la enhorabuena a las religiosas por el aniversario y calificó su labor como “un referente educativo, que ha conservado los principios inspirados en el ideario cristiano y buscado una educación integral que prepara a nuestros adolescentes para sociedad actual y futura”. El regidor afirmó también que Sigüenza, y la provincia de Guadalajara, “se sienten orgullosas de contar con esta institución centenaria”. Latre terminó su intervención entregándoles un obsequio en nombre de Ayuntamiento y Diputación, que recogió la Madre María. Por último, citando al escritor norteamericano Howard Hendricks, y aplicando el aforismo al caso, afirmó que “la enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón”. 

La cronista oficial de Sigüenza, Pilar martínez Taboada, se encargó de resumir la historia de la congregación, y especialmente de su presencia en Sigüenza, en una ilustrada disertación. Después de describir históricamente el edificio que acoge a la institución, recordó a grandes rasgos la biografía de la fundadora de la orden, Santa Ángela de Mérici. Fue el Papa Clemente VII quien le facilito una audiencia a la santa cuando acudió a Roma en 1525 para lograr el Jubileo. El pontífice, asombrado de su personalidad, le invitó a quedarse en Roma. Ángela declinó la invitación, pues en su mente resonaba una voz interior que le recordaba que sería en Brescia donde fundaría una nueva orden. Y así lo hizo, en 1535, tras los terribles años que siguieron al 'Sacco de Roma' por las tropas de Carlos V, al encarcelamiento del Papa y a los ataques a la propia ciudad de Brescia de donde tuvo que alejarse por un tiempo. Cuando murió en 1540, rodeada de decenas de monjas a las que nunca exigió vivir en clausura y que enseñaban en las propias casas de sus alumnas, dejó dictado su testamento espiritual y las constituciones de una orden que quiso que llevase el nombre de Ursulinas en recuerdo de su admirada Santa Úrsula. Fue aprobada cuatro años más tarde por el papa, en vísperas del Concilio de Trento. A partir de Trento, las monjas ursulinas tuvieron que vivir en clausura, aunque sin dejar de dedicarse a la Enseñanza. 

Desde entonces las Ursulinas se expandieron por Europa. Fueron muchos los conventos fundados en Francia. De uno de ellos, el ubicado en Óleron, perteneciente a la Congregación de Tolosa de monjas de San Agustín, es de donde vinieron a España en 1792, huyendo de la Revolución Francesa. Las primeras monjas Ursulinas que se asentaron primero en Valencia y más tarde, llamadas por el obispo seguntino, Pedro Vejarano, en Molina, donde llegaron el 14 de julio de 1807, el mismo año de la canonización de su fundadora. En España de nuevo vivieron los horrores de la guerra, pues tan solo un año más tarde comenzó la de Independencia contra la invasión francesa. Acosada Molina, el obispo seguntino les ofreció entonces refugio en Sigüenza, en el año 1813. Molina las reclamó en 1815, y desde entonces existe en esa ciudad un convento de Ursulinas. 

En 1812 aparece en la historia de la congregación otra mujer carismática, que como Santa Ángela tuvo visiones que no comprendía y que pidió consejo al obispo seguntino Pedro Vejarano. Era María Teresa del Carmen, quien tras un periplo semejante al de Santa Ángela, e incluso tras perder y recuperar la vista como ella, entró a las Ursulinas molinesas. Y fue desde allí desde donde, llamada por el obispo Vejarano, vino a la  ciudad de Sigüenza el 24 de febrero de 1818 a fundar un convento, que se denominó de 'Jesús, José y María'.  Conservan las Ursulinas actuales un preciado manuscrito en el que, por dictado de la priora María de los Dolores, se narró la fundación de este primer convento en el Hospital de la Estrella seguntino, y las calamidades que pasaron cuando a los pocos meses de su llegada falleció su obispo protector. En 1867 se trasladaron a vivir al antiguo convento de Franciscanos, que les fue donado por el obispo Francisco de Paula Benavides. En 1936, durante la Guerra Civil, la iglesia y el propio convento sufrieron destrozos, convertidos en cuartel de milicianos. Las clases externas se reanudaron en 1938. Hubo que esperar a 1960 para abrir de nuevo su internado. En los años 80 llevaron a cabo una serie de obras que lo convirtieron en una instalación moderna. En 1987 fue beatificada una antigua alumna de los años 20, Eusebia García García, conocida como Teresa del Niño Jesús, monja carmelita que murió mártir en Guadalajara en 1936. A partir del curso 89-90 las Ursulinas se unieron al colegio de la SAFA y juntos continúan su labor docente hasta la actualidad. En 1993 se celebró el 175 aniversario de la llegada de las Ursulinas a Sigüenza. Y un año más tarde se fundó la Asociación de Antiguas Alumnas, Analusrsi. Y en el 2007 el Bicentenario de la canonización de Santa Ángela. 

Por su parte, Francisco Vaquerizo, profesor de literatura durante largos años en la institución, recitó su memoria lírica de las Ursulinas, como no podía ser de otra manera. Dio lectura a un bonito texto en el que repasó, en verso, algunas anécdotas acaecidas con sus alumnas en el centro, que hicieron reír al auditorio, incluso a carcajadas. “Muchos son los recuerdos que guardo en Sigüenza, como con mis escritos demuestro cada día, pero, entre todos ellos, el más sobresaliente, es el de mi querido colegio de Ursulinas. Todos aquellos años que anduve por sus aulas, ejerciendo mi docto mester de clerecía, con Cervantes, Quevedo, Garcilaso, Manrique, y otros mil excelentes maestros de la lírica, que tanto embellecieron la amistad, y el encanto de unas aulas repletas de amor y fantasía”, dijo. Para cerrar su intervención, declamó otro hermoso poema, igualmente escrito por él mismo ante el sepulcro de la fundadora de las Ursulinas, Angela de Merici, en Brescia. 

También intervino Alvaro Ruiz, sacerdote, periodista y profesor de filosofía de la SAFA y de las Ursulinas, hizo un bonito elogio a la grandeza humilde de las Ursulinas en Sigüenza. “Las vicisitudes varias surgidas durante los días dedicados a preparar esta intervención han despertado el recuerdo del recorrido que hacía en los años en que venía a dar clase de Lengua y Literatura o Filosofía a las chicas de BUP: franquear la puerta de entrada, cruzar el claustro, recorrer el pasillo estrecho, subir escaleras, atravesar el salón de estudio, acceder al pasillo de las clases y entrar en el aula… En aquel punto apetecía llegarse hasta una ventana y asomar la mirada a la amplitud libre de los patios, siempre risueños como todo patio de recreo de escolares”. Ruiz recordó que el colegio de Ursulinas es la institución educativa más perdurable de la geografía provincial. Ni el primer instituto de Enseñanza Media de Guadalajara (uno de los primeros de España), abierto en 1873, ni la Escuela de Magisterio (1841), que acaba de celebrar en 2017 su 175 aniversario, de Guadalajara llegan a los dos siglos de existencia. Como centro docente solo tiene más años el Seminario de San Bartolomé; aunque era el Seminario de Sigüenza y ahora, en este siglo, lo es Diocesano en Guadalajara. Después de destacar su trayectoria docente, la tildó, finalmente, de  grandeza humilde, según el respirar y sentir de su fundadora. “Quienes tratan y conocen a esta comunidad saben de ello, de su humildad, hasta en los aspectos más materiales: sus celdas, sus comidas y hasta las planchas con que enlucen los hábitos”, dijo. 

Violeta de Miguel, directora general de innovación educativa, anunció que la institución recibirá próximamente el reconocimiento del ministro de Educación, Iñigo Méndez de Vigo,  y manifestó su “sincera admiración” por las Madres Ursulinas. De Miguel, tomando como referente la cercanía del Día Internacional de la Mujer, afirmó que “la igualdad llega de la mano de la educación, de la formación y de la cultura, una labor que han llevado ustedes a cabo con tantas y tantas generaciones de niñas seguntinas a las que han convertido en mujeres preparadas para la vida”. 

También el obispo emérito, Jose Sánchez, quiso felicitar a las hermanas en el día de su aniversario. Lo hizo resaltando la excelente relación que siempre unió a la diócesis y al obispado, “siendo un ejemplo a seguir, y un estímulo”. Por su parte, el actual obispo, Atilano Rodriguez, resumió la celebración de la efeméride en una sola palabra: comunión. “La realidad actual del colegio de las Madres Ursulinas y SAFA es posible gracias a la fusión y a la colaboración entre la institución religiosa que representa  a la diócesis y la institución religiosa que es la congregación de Madres Ursulinas, y también gracias al apoyo de profesores, personal, de servicios, de alumnos, y de padres de familia de los dos colegios. Gracias a esa comunión, hoy es viable la continuidad formativa y educativa en los dos colegios de Sigüenza”. Jesús de las Heras, deán de la Catedral, señaló que fue el Cabildo Catedralicio el que acogió a las cinco ursulinas, a la Madre Maria Teresa del Carmen y a las cuatro novicias, que llegaron a Sigüenza en 1818. Y también tuvo un recuerdo para los docentes y alumnos y alumnas que ya no están. 

Miguel Angel García Tabernero, actual director de la SAFA, afirmó que, después de 200 años, la docencia en las Ursulinas “se ha ido adecuando a las nueva realidad educativa y social, pero sin perder por ello la impronta de su origen”, haciendo referencia, entre otras cuestiones, a la unión de ambas instituciones en el curso 89-90. También hizo García Tabernero la fotografía actual de la institución, con 430 alumnos y alumnas en sus aulas, desde Educación Infantil hasta Bachillerato, y con cerca de 70 personas trabajando en ella, entre docentes y personal de administración y servicios. “Hoy reavivamos nuestro compromiso de mantener esta gran obra, sin perder un ápice del espíritu que motivó su origen, y tomando como referentes los valores que nos han transmitido: tesón, esfuerzo, dedicación y de bondad”. 

El consejero de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades, Ángel Felpeto, puso en valor el servicio prestado por las Ursulinas en toda la comarca. “Ha permitido a la mujer acceder a la educación en condiciones de igualdad”, indicó. Además, agradeció el trabajo de “quienes se responsabilizaron de la gestión del colegio a lo largo de estos 200 años”.  

La última intervención que cerró la celebración del bicentenario, fue la de la Madre Superiora de las Ursulinas, la Madre Asunción. Después de dar las gracias a los presentes, recordó  una frase “de nuestra Santa Madre, que está no solo en nuestro colegio sino en otros de nuestra congregación: Gozad, alegraos, perseverad en lo que estáis haciendo y en lo que habéis hecho, y, sobre todo, seguid con alegría lo que aún queda por hacer”.

 

Fuente: Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Sigüenza

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