Con ocasión de la fiesta del patrono del clero secular español, san Juan de Ávila, que es el 10 de mayo, el clero diocesano celebra homenaje a los sacerdotes que cumplen veinticinco y cincuenta años de ordenación sacerdotal en 2024. La celebración va a tenerse el jueves 9 en Sigüenza. Primero en la catedral, a las 12:45 horas, con la eucaristía presidida por el obispo; y después, con el ágape fraterno que se ofrecerá en los comedores del Colegio Sagrada Familia.

Diez sacerdotes recibirán el aplauso y felicitación de sus compañeros en la sobremesa, después de repasar lo más relevante de su trayectoria ministerial, mediante un vídeo los más jóvenes y en breves parlamentos los tres mayores. Cumplen bodas de oro en 2024 son los sacerdotes diocesanos Miguel-L. Almansa San Andrés y Fermín López Escribano y el padre josefino Pedro-A. Olea Álvarez. Y los de bodas de plata son Antonio Delgado Heredia, Jesús Ferreras Somolinos, Juan-A. Mínguez Mínguez, Alfonso Olmos Embid, Miguel Ángel Ortega Canales, Juan-Á. Torres González y el ruandés Cyprien Bizimana.

 La 58ª edición de la Marcha Diocesana a Nuestra Señora de la Salud de Barbatona del segundo domingo de mayo, día 12 este año, cumple con los cánones de toda su historia. La preside el obispo, don Julián Ruiz Martorell, en la que srá su primera participación; atiende al lema ‘Para que, con María, tengamos vida’; y tiene dos intenciones mayores: rezar por el nuevo obispo y por la evangelización que busca el Sínodo Diocesano.

Los momentos principales se ajustan al horario acostumbrado. A las nueve de la mañana saldrá la marcha a pie desde el atrio de la catedral seguntina, y la misa mayor, con la imagen de la Virgen de la Salud presidiendo, comenzará a las once en la explanada. También habrá eucaristías a las 13 del mediodía, en la explanada, y a las 18.30 en el santuario.

Hasta 16 entidades van a presentar ofrendas en nombre de los arciprestazgos y comunidades de la Diócesis. Por una parte, las parroquias o unidades pastorales siguientes: Chiloeches, Balconete-Archilla-Tomellosa, San Pascual Baylón y San Diego de Guadalajara, Tórtola de Henares, Corduente, Mondéjar y las unidades pastorales de Imón y Palazuelos y del Ato Tajo. Y por otra, estas siete entidades: las Carmelitas del Sagrado Corazón de Humanes y las de Guadalajara, la Cofradía de San Vicente de Sigüenza, la Hermandad de la Virgen de la Luz de Almonacid de Zorita, Servidores del Evangelio de la Misericordia y Misioneras Scalabrinianas de San Carlos Borromeo, así como la parroquia de Nuestra Señora de la Granada de Madrid.

El domingo 12 de mayo, séptimo y penúltimo domingo del tiempo litúrgico pascual, se celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor a los cielos, misterio de despedida terrena Jesús y llamada a los apóstoles y discípulos a preparar la venida del Espíritu Santo. De ahí que se inicie la llamada Semana del Cenáculo, que desemboca en la gran solemnidad de Pentecostés, el próximo domingo, día 19 de mayo. De este modo se encadenan y asocian Resurrección, Ascensión y Pentecostés en el tramo de la cincuentena pascual.

Y en el día de la Ascensión, tras una propuesta del Concilio Vaticano II, el papa Pablo VI instituyó, en 1967, la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que alcanza ya su 58 edición. Dado su carácter pontificio, cuenta cada año con un mensaje papal, que, en 2024, el papa Francisco titula ‘Inteligencia artificial y sabiduría del corazón para una comunicación plenamente humana’.

'Para que, con María, tengamos Vida'

Queridos hermanos en el Señor: Os deseo gracia y paz.

Con ilusión y esperanza nos preparamos para la 58ª edición de la Marcha Diocesana a Nuestra Señora de la Salud de Barbatona.

Durante el mes de mayo dirigimos una mirada especial a la Virgen María. En muchos lugares se organizan peregrinaciones, romerías, actos e iniciativas devocionales. Solemos decir: “Vamos a ver a la Virgen”. Deseamos encontrar consuelo, esperanza, motivos para seguir viviendo con alegría en medio de las dificultades e incertidumbres. Vamos a ver a la Virgen y nos encontramos con su mirada materna. Le decimos con amor filial: “Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”. Basta un sencillo y emotivo cruce de miradas para saber que no estamos solos, que nos acompaña la mirada, el ejemplo y la intercesión de la Madre.

Hay momentos en los que experimentamos, con especial crudeza, la soledad, el desaliento, la sensación de fracaso, el dolor físico y el cansancio emocional. Y la Virgen María nos enseña a contemplar la vida desde otra perspectiva y a vivir de otra manera.

La Virgen María nos mira con ternura, con misericordia, con amor de Madre. Experimentamos su mirada y no nos sentimos aislados, ni separados, ni ignorados, sino miembros de una única familia congregada por su Hijo. Aprendemos a mirar a todos los demás con amor, sabiendo que somos amados, y que sentimos el impulso de amar no solamente con palabras, sino con las obras de cada día.

Ella está muy cerca de quienes se esfuerzan por llevar a casa el pan de cada día. Ella escucha el grito del dolor inocente. Conoce nuestras preocupaciones concretas y bien definidas: la falta de trabajo y la precariedad laboral; la inquietud por el presente y la incertidumbre ante el futuro; la pobreza y la discriminación; la injusticia y la violencia; la mentira y la mezquindad; la soledad y la enfermedad.

Ella nos anima para que acudamos confiadamente a su Hijo Jesús, para que encontremos acogida, misericordia, perdón y nuevo impulso para proseguir el camino. Como en las bodas de Caná, nos dice: “Haced lo que él os diga” (Jn 2,5). Vamos a Barbatona “para que, con María, tengamos vida”. Una vida con sabor, con el perfume de la alegría, vida abundante y plena.

Como escribió el Papa Francisco, en los santuarios “puede percibirse cómo María reúne a su alrededor a los hijos que peregrinan con mucho esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Allí encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los sufrimientos y cansancios de la vida” (Evangelii Gaudium, 286).

El Concilio Vaticano II afirmó: “Recuerden (…) los fieles que la verdadera devoción no consiste ni en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica, que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios, que nos impulsa a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes” (Lumen Gentium, 67) .

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

Julián Ruiz Martorell, Obispo de Sigüenza-Guadalajara