¡Un niño misionero siempre dice gracias!

¡Gracias! Es el lema con que se celebra este año la Jornada de Infancia Misionera de las Obras Misionales Pontificias.

Los hombres somos  criaturas, salidas de las manos  de Dios y, como criaturas, no somos autosuficientes en ninguna área de nuestra vida;  necesitamos de los demás.

Ante Aquel que nos ha dado la existencia y ante quienes nos ayudan en nuestras necesidades…debe salir espontanea, desde lo más profundo de nuestro corazón, una actitud de agradecimiento.

El mismo Jesucristo, en cuanto hombre, nos enseña a ser agradecidos. El  da gracias al Padre: “Te doy gracias, Padre, por haberme escuchado” (Jn. 11,42). Y también, cuando cura a diez leprosos  y sólo vuelve uno a dar gracias dice: “¿No han quedado limpios los diez? ¿Los ostros nueve dónde están?¿No ha habido quien volviera a dar gracias a  Dios,  sino este extranjero?” (Luc. 17,17-18).

Antes, me figuro que también ahora, nuestras madres, cuando recibíamos algún pequeño regalo u obsequio nos dirigían de  inmediato esta frase: “¿Qué se dice?” Y con toda sencillez ingenuidad contestábamos. “¡GRACIAS!”

El dar gracias estaba tan metido en el ambiente y forma de ser de las personas que incluso dio motivo a que naciese  un refrán popular, que todos hemos escuchado mil veces: “Es de bien nacidos el ser agradecidos”.

El Papa Francisco en una de sus catequesis  sobre la familia afirmó: “un cristiano que no sabe dar gracias ha olvidado el lenguaje de Dios”.

El decálogo del niño misionero incluye la actitud del agradecimiento. El cuarto punto del decálogo dice así: “Un niño Misionero siempre dice gracias”:

  • Da gracias a Dios por el don de su propia vida y por  toda la Creación.
  • Da gracias por haber conocido a Jesús y su evangelio, que es el camino verdadero y feliz del hombre.
  • Da gracias por sus padres, por sus sacerdotes, sus catequistas, sus maestros, por los médicos…y por cuanto ha  recibido  de ellos.
  • Da gracias por los bienes tanto materiales como espirituales que Dios le ha concedido a él y a su familia.
  • Da gracias por todos los niños del mundo, con los que se sienten unidos.
  • Da gracias por los Misioneros, que a lo largo de la historia han ido comunicando la Buena Nueva del Evangelio y de la salvación a todos los hombres.

El día de la Infancia Misionera los niños cristianos son  conscientes  de que también ellos son misioneros:

  • Haciendo presente a Jesús y su evangelio ante los demás: ante los amigos, ante los compañeros de cole, ante el grupo de catequesis, en el deporte, en la diversión…, allí donde se encuentran, siendo ejemplares y viviendo como buenos hijos de Dios, para que los demás, “viendo sus buenas obras glorifiquen al Padre que está en los cielos” (Mat. 5,16).
  • Y también son conscientes de que son discípulos y apóstoles de Jesús  con su oración y generosidad, depositada en la “Hucha del compartir”, para que los misioneros puedan seguir extendiendo la Buena Noticia del Evangelio a todos los niños del mundo que aún no conocen a Jesús.

No se os olvidéis, en este día,  todos los niños de  dar  GRACIAS  a Dios por el don y la confianza que ha puesto en vosotros de haceros “Pequeños misioneros”.

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