I Sábado de ADVIENTO
Texto bíblico
“Entonad la acción de gracias al Señor, tocad la cítara para nuestro Dios, que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra; que hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre” (Sal 146, 7-8)
Comentario
En nuestras latitudes el Adviento coincide con el final de otoño. Las lluvias tempranas de este tiempo hacen que germine la semilla y verdeen los campos de trigo recién nacido. Los ganados se alimentan en verdes praderas. Los pastores serán beneficiarios del orvallo que empapa suavemente la tierra y posibilita los buenos pastos. La contemplación de los ganados en este tiempo se convierte en profecía, al saber quiénes fueron los primeros testigos del nacimiento de Jesús. El profeta anuncia: “El Señor te dará lluvia para la semilla, que siembras en el campo, y el grano cosechado en el campo será abundante y suculento; aquel día, tus ganados pastarán en anchas praderas; los bueyes y asnos que trabajan en el campo comerán forraje fermentado, aventado con pala y con rastrillo” (Is 30, 23-24).
Pero no solo nos complace la visión de verdes praderas, en las que pastan los animales. El salmista ha proyectado sobre las imágenes del ganado, conducido a buenos pastos, el cuidado de Dios para con su pueblo y para cada uno de nosotros: “El Señor es mi Pastor, nada me falta, en verdes praderas me hacer reposar” (Sal 22, 1-2) Al igual que el pastor bueno se compadece de sus ovejas, a Jesús se le conmueven las entrañas ante la multitud: “Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9, 36).
Propuesta
Jesús te cuida, pon tus ojos en Él.