OBJETIVOS DE LA JORNADA PRO ORANTIBUS
1. Orar a favor de los consagrados y consagradas en la vida contemplativa, como expresión de reconocimiento, estima y gratitud por lo que representan, y por el rico patrimonio espiritual de sus Institutos en la Iglesia.
2. Dar a conocer la vocación específicamente contemplativa, tan actual y tan necesaria en la Iglesia y para el mundo.
3. Promover iniciativas pastorales dirigidas a incentivar la vida de oración y la dimensión contemplativa en las Iglesias particulares, dando ocasión a los fieles, donde sea posible, para que participen en las celebraciones litúrgicas de algún monasterio, salvaguardando, en todo caso, las debidas exigencias y las leyes de la clausura.
NUESTRA DIÓCESIS
La diócesis de Sigüenza-Guadalajara cuenta con 12 monasterios de monjas contemplativas: Benedictinas en Valfermoso de las Monjas; Carmelitas Descalzas en Guadalajara e Iriépal; Cistercienses en Brihuega y Buenafuente del Sistal; Clarisas Capuchinas en Cifuentes; Clarisas Franciscanas Molina de Aragón y Sigüenza; Concepcionistas Franciscanas en Guadalajara y Pastrana, Jerónimas en Yunquera de Henares y Ursulinas de la orden de San Agustín en Sigüenza. En estos monasterios habitan cerca de un centenar de monjas profesas, siendo una docena de ellas de diversas nacionalidades, habiendo también un grupo de novicias, junioras y postulantes preparándose para la profesión solemne. Los monasterios con mayor número de monjas actualmemente son el de Clarsas de Sigüenza, el de las Carmelitas de Guadalajara y el de las Benedictinas de Valfermoso de las Monjas.
El día 30 de mayo, coincidiendo con la celebración del 400 aniversario de la fundación del Carmelo Descalzo de la capital provincial, se celebrará una eucaristía de acción de gracias en la iglesia del mismo, presidida por el vicario episcopal para la vida consagrada de la diócesis, Ángel Moreno, que servirá además, para agradecer la vida entregada de las monjas contemplativas de la diócesis, coincidiendo con la Jornada Pro Orantibus.
PRESENTACIÓN DE LA JORNADA
COMISIÓN EPISCOPAL PARA LA VIDA CONSAGRADA
Solo Dios basta
El domingo 31 de mayo celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad y la Jornada Pro Orantibus. La Jornada de este año acontece en el marco del Año de la Vida Consagrada proclamado por el papa Francisco para toda la Iglesia y dentro del V Centenario del nacimiento de santa Teresa de Jesús. Es una celebración gozosa para dar gracias a Dios por el don de la vida de los monjes y monjas, que se consagran enteramente a Dios y al servicio de la sociedad en los monasterios y claustros. Es un día también para que todo el Pueblo de Dios ore al Señor por esta vocación tan especial y necesaria, despertando el interés por las vocaciones a la vida consagrada contemplativa. La exhortación apostólica de san Juan Pablo II Vita consecrata, citando al Decreto Perfectae caritatis, n. 7, del Concilio Vaticano II, describe así la naturaleza y finalidad de la vida consagrada contemplativa: «Los Institutos orientados completamente a la contemplación, formados por mujeres o por hombres, son para la Iglesia un motivo de gloria y una fuente de gracias celestiales. Con su vida y misión, sus miembros imitan a Cristo orando en el monte, testimonian el seño-río de Dios sobre la historia y anticipan la gloria futura. En la soledad y el silencio, mediante la escucha de la Palabra de Dios, el ejercicio del culto divino, la ascesis personal, la oración, la mortificación y la comunión en el amor fraterno, orientan toda su vida y actividad a la contemplación de Dios. Ofrecen así a la comunidad eclesial un singular testimonio del amor de la Iglesia por su Señor y contribuyen, con una misteriosa fecundidad apostólica, al crecimiento del Pueblo de Dios»(VC, n. 8). El lema de este año es: «Solo Dios basta». Este verso del conocido poema teresiano es como una composición sapiencial, al estilo de los salmos. Es el resumen esencial de las personas contemplativas. Mientras peregrinamos por este mundo entre luces y sombras, las personas contemplativas nos recuerdan que también hoy Dios es lo único necesario, que hay que buscar primero el Reino de Dios, que la vida nueva en el Espíritu preanuncia la consumación de los bienes invisibles y futuros. En este Año Jubilar Teresiano la santa doctora mística nos exhorta a comprender: «el gran bien que hace Dios a un alma que la dispone para tener oración con voluntad (…), que no es otra cosa la oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama» (Vida 8, 5). En esta presentación transcribo un pasaje de la carta del papa Fran-cisco al Sr. obispo de Ávila, con motivo del Año Jubilar Teresiano (15.X.2014), que se refiere al camino de la oración. «Cuando los tiempos son recios, son necesarios amigos fuertes de Dios para sostener a los ojos (Vida 15, 5). Rezar no es una forma de huir, tampoco de meterse en una burbuja, ni de aislarse, sino de avanzar en una amistad que tanto más crece cuanto más se trata al Señor, amigo verdadero y compañero fiel de viaje, con quien todo se puede sufrir, pues siempre ayuda, da esfuerzo y nunca falta (Vida 22, 6). Para orar no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho (Moradas IV, 1, 7), en volver los ojos para mirar a quien no deja de mirarnos amorosamente y sufrirnos pacientemente (cf. Camino, 26, 3-4). Por muchos caminos puede Dios conducir las almas hacia sí, pero la oración es el camino seguro (Vida 21, 5). Dejarla es perderse (cf. Vida, 19, 6). Estos consejos de la santa son de perenne actualidad. ¡Vayan adelante, pues, por el camino de la oración, con de-terminación, sin detenerse, hasta el fin! Esto vale singularmente para todos los miembros de la vida consagrada. En una cultura de lo provisorio, vivan la fidelidad del para siempre, siempre, siempre (Vida 1, 5); en un mundo sin esperanza, muestren la fecundidad de un corazón enamorado (Poesía 5); y en una sociedad con tantos ídolos, sean testigos de que solo Dios basta (Poesía 9)».
Vivamos con alegría en este año de gracia la Jornada Pro Orantibus y demos gracias a Dios por el don de la vida consagrada contemplativa, que tanto embellece el Rostro de Cristo, que resplandece en su Iglesia.
Vicente Jiménez
Arzobispo de Zaragoza y Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada