Apuntes sobre «Dilexi Te», primer gran documento de León XIV

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

Es una exhortación apostólica, comenzada a redactar por el Papa Francisco, que completa y hace suya León XIV y mediante la cual apremia al amor hacia los pobres

 

 

 

 

 

Como ya adelantaba esta misma página de Religión de NUEVA ALCARRIA del 10 de octubre, el Papa León XIV acaba de publicar su primer gran documento, una exhortación apostólica, un texto empezado a preparar por el Papa Francisco y en conexión directa con la última encíclica de este, 24 de octubre de 2024, «Dilexit nos» («Nos amó») sobre el amor divino y humano del Corazón de Jesucristo. Y es que precisamente desde el amor del Corazón de Cristo se entiende mejor la ineludible obligación del cristiano de su amor y servicio hacia los pobres, entendidos estos en sentido amplio (ancianos, enfermos, marginados, migrantes, transeúntes, etc.).

Es, en suma, una nueva verificación de que la verdad de la fe cristiana, el compendio de los mandamientos es el amor a Dios y al amor al prójimo, especialmente hacia el más vulnerable y necesitado. No hay ni debe haber dicotomías al respecto en el contenido y en la práctica de la fe en la vida cristiana: el amor a los pobres es una exigencia de la vida cristiana, que solo es posible y factible desde el amor a Dios.

El título de la exhortación apostólica de León XIV, «Dilexi te»Te he amado»), está tomado de unas palabras que Cristo dirige, en el libro del Apocalipsis (3, 9), a una comunidad cristiana poco relevante y expuesta al desprecio. El Papa señala que el documento retoma un texto preparado por Francisco, «imaginando que Cristo se dirigiera a cada uno de ellos diciendo: no tienes poder ni fuerza, pero “yo te he amado”».

 

 

Amar a los necesitados, camino de santidad

Partiendo de estas bases, León XIV establece de modo claro el objetivo principal del documento que es proponer el amor a los necesitados como camino de santificación, una llamada y realidad cristiana de fuerte raigambre evangélica. Dicho con otras palabras: la santidad consiste en reconocer a Cristo en los necesitados para configurarse con Cristo.

En el primer capítulo del documento, «Algunas palabras indispensables», León XIV señala cómo el Señor se identifica con los necesitados (cfr. sobre todo Mateo 25, 40). «En el rostro herido de los pobres encontramos impreso el sufrimiento de los inocentes y, por tanto, el mismo sufrimiento de Cristo». Y por ello confiesa el Papa: «Estoy convencido de que la opción preferencial por los pobres genera una renovación extraordinaria tanto en la Iglesia como en la sociedad, cuando somos capaces de liberarnos de la autorreferencialidad y conseguimos escuchar su grito». Esto pide un cambio de mentalidad sin dejarse engañar por burlas, argumentaciones interesadas y pseudocientíficas.

 

En la Palabra de Dios

La Sagrada Escritura (cfr. capítulo II) enseña que «no se puede rezar ni ofrecer sacrificios mientras se oprime a los más débiles y a los más pobres». Jesús se hizo pobre para revelarnos el amor del Padre. Su pobreza y su amor a los pobres es signo de su vínculo con el Padre y de la entrega que pide también a sus discípulos. Por eso, «no se puede amar a Dios sin extender el propio amor a los pobres» y de ahí que se recomiendan las obras de misericordia, como signo de la autenticidad del culto a Dios.

  Es significativo que el apóstol Santiago, en su epístola, para ejemplificar la necesaria unión entre la fe y las obras, ponga como ejemplos la relación con los necesitados (cfr. Santiago 5, 3-5). De hecho, la primera comunidad cristiana de Jerusalén se cuidaba cotidianamente de compartir los bienes y asistir a los pobres (concretamente a las viudas, cfr. Hechos de los Apóstoles, 1-6) y San Pablo recibió la indicación de que no se olvidase de los pobres (cfr. Gálatas 2, 10).

 

 

 

Los Santos Padres

Los padres de la Iglesia (cfr. capítulo III) vieron en la caridad hacia los necesitados una expresión concreta de la fe en el Verbo encarnado. Con fuertes acentos impulsaron a reconocer a Cristo no solo en la Eucaristía sino también en los necesitados.

Para San Agustín, el pobre no es solo alguien a quien se ayuda, sino la presencia sacramental del Señor. Todo ello teniendo ahora en cuenta la diversificación de las formas de pobreza: moral, espiritual, cultural, «la del que se encuentra en una condición de debilidad o fragilidad personal o social, la pobreza del que no tiene derechos, ni espacio, ni libertad».

«Sobre este aspecto –señala el Papa- se puede afirmar que la teología patrística fue práctica, apuntando a una Iglesia pobre y para los pobres, recordando que el Evangelio solo se anuncia bien cuando llega a tocar la carne de los últimos, y advirtiendo que el rigor doctrinal sin misericordia es una palabra vacía» (48). Y en esta línea se multiplican las obras de tantos santos y santas, concretamente en la vida religiosa.

 

Los pobres y la educación

En cuanto a la educación de los pobres, para la Iglesia no se trata de un favor, sino de un deber. Merece la pena citar este entero párrafo: «Los pequeños tienen derecho a la sabiduría, como exigencia básica para el reconocimiento de la dignidad humana. Enseñarles es afirmar su valor, darles las herramientas para transformar su realidad. La tradición cristiana entiende que el conocimiento es un don de Dios y una responsabilidad comunitaria. La educación cristiana forma no sólo profesionales, sino personas abiertas al bien, a la belleza y a la verdad. Por eso, la escuela católica, cuando es fiel a su nombre, se convierte en un espacio de inclusión, formación integral y promoción humana. Así, conjugando fe y cultura, se siembra futuro, se honra la imagen de Dios y se construye una sociedad mejor».

Todo ello afecta, por tanto, no solo a la vida personal sino también a la vida social y política, con la ayuda de las ciencias y de la técnica. Hay que luchar contra las causas estructurales de la pobreza, las estructuras de pecado y las desigualdades extremas. También las instituciones de la Iglesia han de implicarse en el esfuerzo por erradicar la pobreza.

El magisterio y concretamente la Doctrina social de la Iglesia (cf. capítulo IV) viene insistiendo en la atención a los pobres no solo por motivos sociológicos y de justicia, sino también por motivos cristológicos. Pablo VI insistió en que todo pobre representa y refleja a Cristo. Y los papas siguientes han subrayado la primacía del criterio del destino universal de los bienes y la necesidad de trabajar por el bien común.

 

Compromiso social ineludible

«Siempre debe recordarse que la propuesta del Evangelio no es solo la de una relación individual e íntima con el Señor. (…) En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales».

Haciendo eco al Papa Francisco, insiste León XIV en que «los pobres para los cristianos no son una categoría sociológica, sino la misma carne de Cristo». Por eso propone situarlos en el centro de la Iglesia y en el corazón de cada fiel. Y también por eso señala que cada comunidad de la Iglesia debe ocuparse por incluir a todos, a riesgo de correr el riesgo de la mundanidad espiritual e incluso de la disolución.

El aspecto religioso es inseparable de la promoción integral. En ese sentido no es suficiente «rezar y enseñar la verdadera doctrina, como si la auténtica oración y la auténtica doctrina no implicaran la preocupación concreta por el bien integral de todos y cada uno».

La «Dilexi te» concluye con estas palabras: «Ya sea a través del trabajo que ustedes realizan, o de su compromiso por cambiar las estructuras sociales injustas, o por medio de esos gestos sencillos de ayuda, muy cercanos y personales (como la limosna), será posible para aquel pobre sentir que las palabras de Jesús son para él: “Yo te he amado” (Apocalipsis 3,9)».

 


 

Ocho frases principales de «Dilexi te» de León XIV

(1) Considero necesario insistir sobre este camino de santificación, porque en la llamada a reconocerlo en los pobres y sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo

(2) Aún persiste —a veces bien disimulada— una cultura que excluye a los demás sin siquiera notarlo, y tolera con indiferencia que millones de personas mueran de hambre o vivan en condiciones indignas del ser humano.

(3) El hecho de que el ejercicio de la caridad resulte despreciado o ridiculizado, como si se tratase de la fijación de algunos y no del núcleo incandescente de la misión eclesial, me hace pensar que siempre es necesario volver a leer el Evangelio.

(4) Es innegable que el primado de Dios en la enseñanza de Jesús va acompañado de otro punto fijo: no se puede amar a Dios sin extender el propio amor a los pobres. El amor al prójimo representa la prueba tangible de la autenticidad del amor a Dios.

(5) Cuando la Iglesia se arrodilla para romper las nuevas cadenas que aprisionan a los pobres, se convierte en signo de la Pascua, en Iglesia peregrina, humilde y fraterna, que vive entre los pobres no por estrategia proselitista, sino por identidad.

(6) Para los cristianos, los pobres son una cuestión familiar, son de los nuestros. Nuestra relación con ellos no se puede reducir a una actividad o a una oficina de la Iglesia.

(7) Una Iglesia que no pone límites al amor, que no conoce enemigos a los que combatir, sino solo hombres y mujeres a los que amar, es la Iglesia que el mundo necesita hoy.

(8)  Como cristianos, no renunciamos a la limosna. La limosna sigue siendo un momento necesario de contacto, de encuentro y de identificación con la situación de los demás.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 31 de octubre de 2025

La Mistatogía

Raul Pérez

Delegación Diocesana de Liturgia

 

 

 

Retomamos de nuevo las pequeñas catequesis o comentarios mensuales sobre la liturgia o temas litúrgicos en nuestra Web diocesana. La Delegación diocesana de Liturgia, tiene como objetivo acercar un conocimiento más práctico de lo que es la liturgia en la vida del creyente.

Comenzamos estos pequeños tratados por los cimientos y no por el tejado, por eso traemos a estas letras el estudio de la mistagogía, y comenzamos, danto explicación de lo que significa esta palabra:

La mistagogía es el proceso de introducir a los fieles en los misterios de la fe a través de la celebración litúrgica, ayudándolos con explicaciones, ejemplos y acciones comprensivas a pasar de una visión meramente intelectual a una experiencia vivencial y transformadora. Su etimología griega significa "guiar a través de los misterios".

Podemos decir que la mistagogía, es una forma de catequesis que va más allá de la simple instrucción. Se centra en experimentar los signos, ritos y símbolos de la liturgia para desvelar su profundo significado espiritual. No es solo explicar lo que se celebra, sino guiar a la persona a vivirlo y a integrarlo en su propia existencia. Por eso estas líneas no son ni serán mistagogía. Acerquémonos ahora a las características principales de la mistagogía:

Caminar de lo visible a lo invisible: Conduce a los fieles a contemplar la realidad divina oculta tras los signos materiales de los sacramentos, como el agua, el pan y el vino…

Ofrece una experiencia transformadora: Busca que el creyente asimile la gracia recibida, de modo que lo celebrado en la liturgia dé forma y sentido a su vida diaria.

Regala la enseñanza espiritual: A través de la explicación de los ritos, abre los ojos de la fe para que el cristiano comprenda los misterios de la salvación.

Y nos lleva a una integración comunitaria: Inserta a los creyentes en la comunidad parroquial y en la misión de la Iglesia. 

La mistagogía es fundamental porque conecta el dogma (lo que se cree) con la liturgia (lo que se celebra) y la moral (lo que se vive), evitando que la fe se convierta en una mera clase teórica. 

Pongamos un ejemplo práctico para nuestra enseñanza de hoy. El Concilio Vaticano II definió la Eucaristía como la "fuente y cumbre de toda la vida cristiana". Esta afirmación tiene una profunda resonancia mistagógica: 

Fuente: La Eucaristía es la fuente de la que brota la vida cristiana. El proceso mistagógico conduce al fiel a la celebración eucarística, donde el misterio de la salvación se hace presente, alimentando su fe y su relación con Cristo.

Culmen (cima): La Eucaristía es la cima a la que tiende todo el camino de la vida cristiana. La mistagogía ayuda al creyente a comprender que la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo no es un fin en sí mismo, sino la fuerza que le impulsa a vivir el Evangelio en su vida diaria. La celebración sacramental debe desembocar en una vida transformada y en un compromiso activo con la misión de la Iglesia. 

En la Eucaristía, los fieles experimentan el culmen de la mistagogía, donde los signos del pan y el vino se transforman en la presencia de Cristo, el misterio central de la fe. La liturgia eucarística ilumina la existencia del cristiano y lo capacita para llevar el mensaje de la salvación al mundo.

No hablamos por lo tanto de la explicación de los ritos, o de una catequesis. La mistagogía es la experiencia reveladora del misterio, que intenta en la medida de lo posible, explicar el signo para hacer más inteligible el misterio, pero sobre todo para tener una experiencia más rica del misterio en sí.

 

Virgen del Amparo

Juan Pablo Mañueco

(Escritor y periodista)

Premio CERVANTES de Castilla-La Mancha, 2016

 

 

 

En la conmemoración de la festividad de La Virgen del Amparo, de la parroquia de San Ginés, de Guadalajara, a finales de octubre.

 

 

Amo amparo albo aupado altar alado,

María, máxima música mía.

Oh rosa, oh madre del Amparo, guía

Amorosa del fiel que se ha acercado.

 

Madre musical, más madre María

Para quien acude a tu amor llegado

Ante Dios más pronto, pues realzado

Rinde en tu amor materno luz más pía.

 

Oro a ti, oh señora, oh obra tan grande

Ante la que el orbe ora en pleitesía,

Lujo y "lumen dei" que lució el día

Bañado en luz en que la Luz se expande.

 

Aurora alada, alba, ayuda, amparo, vía

Unida a Dios por el umbilical y cande

Parto de la luz que el mundo más demande:

Amor, Amparo, Alba, Alma, Alegría…

 

Los dos primeros Santos venezolanos

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

José Gregorio Hernández, el médico de los pobres, y la religiosa Carmen Rendiles, que nació sin el brazo izquierdo y que es modelo de superación en la discapacidad

 

 

 

 

 

El pasado domingo, día 19 de octubre, en la Plaza de San Pedro de Roma, el Papa León XIV procedió a la canonización de nueve nuevos santos. Son Ignacio Choukrallah Maloyan, arzobispo armenio católico de Mardin, mártir (Turquía); Peter To Rot, laico y catequista, mártir (Papa Nueva Guinea); Vincenza Maria Poloni, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Misericordia de Verona (Italia); María del Monte Carmelo Rendiles Martínez, fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús (Venezuela); María Troncatti, religiosa profesa de la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora (Italia); José Gregorio Hernández Cisneros, fiel laico (Venezuela); y Bartolo Longo, fiel laico (Italia).

Con estas palabras se refirió a ellos el Papa Lleón: “Estos fieles amigos de Cristo son mártires por su fe, como el obispo Ignacio Choukrallah Maloyan y el catequista Pedro To Rot; son evangelizadores y misioneros como sor María Troncatti; son carismáticas fundadoras, como sor Vicenta María Poloni y sor Carmen Rendiles Martínez; son bienhechores de la humanidad con sus corazones encendidos de devoción, como Bartolo Longo y José Gregorio Hernández Cisneros. Que su intercesión nos asista en las pruebas y su ejemplo nos inspire en la común vocación a la santidad. Mientras peregrinamos hacia esa meta, no nos cansemos de orar, cimentados en lo que hemos aprendido y creemos firmemente (cf. 2 Tm 3,14). De ese modo, la fe en la tierra sostiene la esperanza en el cielo”.

 

 

Y ahora, por su interés y dado que se han convertido en los primeros santos canonizados de Venezuela, he aquí la semblanza del médico José Gregorio Hernández y de la religiosa Carmen Rendiles.

 

 

El médico venezolano de los pobres

José Gregorio Hernández Cisneros, el médico de los pobres, epíteto con el que ya se conocía en vida, nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, en el estado de Trujillo, pueblecillo de la fría cordillera Andina venezolana, en el centro-oeste del país. Pronto destacó en los estudios y fue enviado a Caracas, donde se graduó en Medicina en la Universidad Central de Venezuela, con excelentes calificaciones.  Incluso, obtuvo una beca para completar estudios en París, entonces a la vanguardia de la ciencia médica. Allí conoció avances que llevó a su país

Concluida su formación médica, prefirió regresar a su pueblo natal para atender allí a los pacientes. Los médicos rurales como él tenían que lidiar en la Venezuela de finales del XIX y comienzos del XX con enfermedades como la tuberculosis o el paludismo, muy extendidas entre la población.

Uno de los rasgos más fascinantes de su biografía fue su sólida formación científica además de su espíritu innovador en fisiología y bacteriología. Su trabajo de investigación siempre estuvo impregnado de conciencia social en un país sumergido en las epidemias.

Según el padre Arturo Sosa, prepósito general de los jesuitas, también venezolano de origen, "José Gregorio Hernández integró una excelente formación científica en su experiencia espiritual que lo llevó a ponerse al servicio de quien lo necesite, con especial predilección por quienes no se lo pueden retribuir".  De hecho, atendía gratuitamente a los enfermos pobres.

Se le atribuye haber introducido el microscopio y haber sentado las bases de la bacteriología y otros campos científicos hasta entonces apenas desarrollados en Venezuela.

 

Intentó ser sacerdote

El doctor Hernández, ferviente católico, por dos veces, intentó ordenarse sacerdote. En 1908 fue admitido en el monasterio de Cartuja de Farneta, en la Toscana (Italia), pero a los pocos meses mostró síntomas de una enfermedad respiratoria que aconsejaron su regreso a Caracas. Un segundo intento en un seminario romano en 1913 terminó de la misma manera.

Ya asentado en Venezuela desarrolló una amplia labor clínica e investigadora, e incluso completó un tratado de filosofía.

El 29 de junio de 1919 murió atropellado en una céntrica calle de Caracas por uno de los pocos automóviles que circulaban por Venezuela en aquel entonces.

 

Beatificación y canonización

Su proceso de beatificación y canonización comenzó en 1949.  En 1972, el Papa Pablo VI le dio el título de siervo de Dios y en 1988, Juan Pablo II, el de venerable, al declarar la heroicidad de sus virtudes.

La curación de Yaxury Solórzano Ortega, una niña de 10 años que fue impactada en su cabeza con un proyectil de arma de fuego, durante un asalto, le granjeó la beatificación, que tuvo lugar en Caracas el 26 de octubre de 2021.

También el Papa Francisco aprobó su canonización, una vez avalada su intercesión en la salvación milagrosa del fallo multiorgánico, médicamente irreversible, presentado por el empresario venezolano Gonzalo Morales Divo, residente en Miami.

 

Madre Carmen Rendiles

Nació en Caracas el 11 de agosto de 1903. Nació sin el brazo izquierdo. Fue la tercera hija de un matrimonio constituido por Ramiro Rendiles y Ana Antonia Martínez. El 24 de septiembre de ese mismo año fue bautizada en la basílica de Santa Teresa en Caracas. El 19 de marzo de 1911 hizo su primera comunión.

Madre Carmen se crio en un hogar profundamente cristiano, que marcó su vida, donde, por ejemplo, se bendecía la mesa en las tres comidas del día, se rezaba el rosario por la tarde y se acudía a misa los domingos. Realizó sus primeros estudios en el colegio San José de Tarbes.

 

Vida religiosa

Desde temprana edad, la madre Carmen Rendiles Martínez expresó su inquietud por la vida religiosa, pero su condición física (recordemos que nació sin el brazo izquierdo) fue motivo de rechazo en algunas congregaciones. Por fin, el 25 de febrero de 1927, ingresó en la Congregación Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento, congregación de origen francés.

Más adelante se trasladó a Francia y unos años más tarde, en 1935, tras demostrar sus cualidades, fue maestra de novicias. En ese momento regresó a la ciudad de Caracas, donde se encargó de la formación de las aspirantes y novicias hasta el año 1943. ​

En 1951 fue nombrada superiora provincial de su congregación religiosa. Durante su ejercicio en este cargo, fundó una casa en la ciudad de San Cristóbal (Venezuela), estado Táchira, que funcionó como colegio. Las hermanas comenzaron a trabajar en el Seminario Diocesano de San Cristóbal; iniciaron sus labores en Cúcuta; atendieron el palacio arzobispal y la catedral de Caracas; fundaron el Colegio Belén de Caracas y el Colegio Nuestra Señora del Rosario en La Punta, estado Mérida. En 1959, la madre Carmen donó a la congregación su casa paterna ubicada en la prestigiosa urbanización El Paraíso de Caracas, donde se creó un colegio dedicado a la educación de niñas de escasos recursos.

En 1965, se constituyó una nueva congregación en Venezuela con el mismo nombre, pero independiente de las siervas de Jesús francesas y con la Madre Carmen como madre general. En esa etapa fundó varios colegios y casas junto a sus hermanas de congregación, entre ellos el colegio Santa Ana de Caracas. ​

El 9 de mayo de 1977 la Madre Carmen falleció a causa de una gripe. Sus exequias se celebraron el 10 de mayo de 1977 en la capilla de la casa general de la congregación. Fue sepultada en la capilla del Colegio Belén en Caracas. ​

 

Hacia los altares

El 9 de marzo de 1995 se abrió el proceso diocesano de Caracas para la beatificación y canonización de la Madre Carmen, proceso avalado por la santa Sede y por el decreto, de 5 de julio de 2013, del Papa Francisco mediante el cual se reconocían las virtudes heroicas de la religiosa.

La curación y recuperación, tras encomendarse a la Madre Carmen, del brazo derecho de la médica cirujana Trinette Durán de Branger, quien había recibido una fuerte descarga eléctrica, fue el milagro que hizo posible su beatificación, en Caracas, el 16 de junio de 2018.

Ahora, ha sido la curación milagrosa de una mujer a la que en 2015 le fue diagnosticada hidrocefalia triventricular idiopática la que le acaba de llevar a la canonización.

 


 

Bartolo Longo, otro nuevo santo singular

El nombre de Bartolo Longo está vinculado a la mundialmente conocida devoción mariana y las obras de caridad del Santuario de Pompeya (Nápoles). Nacido en Latiano (Brescia) el 10 de febrero de 1841, comenzó sus estudios de Derecho en Lecce, que completó en la Universidad de Nápoles, donde se graduó como abogado.

Tras un período de alejamiento de la fe, en 1865 abandonó las prácticas espiritistas, se dedicó a promover obras de caridad y se convirtió en Terciario Dominico, un ferviente defensor del Rosario.

Para administrar los bienes de la condesa Marianna Farnararo, viuda de De Fusco, en octubre de 1872 viajó al Valle de Pompeya y atendió las necesidades espirituales y materiales de los habitantes, que se encontraban completamente abandonados. Rezó a la Santísima Virgen María: «Si es cierto que prometiste… que quien propague el Rosario se salvará, yo me salvaré, pues no me iré de esta tierra de Pompeya sin haber propagado aquí tu Rosario». Al sonar las campanas del Ángelus, que repicaron en ese momento, comprendió que esa sería su misión. El 13 de noviembre de 1875 trajo la imagen de Nuestra Señora del Rosario a Pompeya, y el 8 de mayo de 1876 se colocó la primera piedra del Santuario.

Escribió libros devocionales y editó la revista Il Rosario e la Nuova Pompei. En 1883 compuso la Súplica a Nuestra Señora de Pompeya. Se casó con la condesa De Fusco, con quien siempre observó la castidad conyugal. Junto con su esposa, erigió un orfanato para niñas en Pompeya (1887) y hogares para los hijos (1892) e hijas de prisioneros (1922). Fundó la Congregación de las Hermanas Dominicas, Hijas del Santo Rosario de Pompeya, y en 1906 cedió todas sus propiedades a la Santa Sede. Era beato desde el 26 de octubre de 1980.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 24 de octubre de 2025

Este Domingo es el día del Domund

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

“Misioneros de esperanza entre los pueblos”, lema del Domingo Mundial de las Misiones, DOMUND, que se celebra en toda la Iglesia pasado mañana, 19 de octubre

 

 

 

 

 

Con el lema “Misioneros de Esperanza entre los pueblos”, frase elegida en el contexto del año jubilar 2025, dedicado a la esperanza, la Iglesia católica universal celebra pasado mañana, domingo 19 de octubre, el día de las misiones, la popular jornada del DOMUND.

Por cierto, que, en 1943, fue un sacerdote español, Ángel Sagarminaga, entonces director nacional en España de Obras Misionales Pontificias (OMP) quien creó el acrónimo DOMUND (Domingo Mundial de las Misiones), con el que la jornada es popularmente conocida.

 

Cuatro grandes objetivos del DOMUND

En este Año Jubilar, dedicado a la Esperanza, el primer objetivo busca hacer presente la esencia misionera de la Iglesia en la realidad concreta de los misioneros, para visibilizar la misión ad gentes. Motivar y alentar la oración por la misión, las misiones y los misioneros es el segundo objetivo.

El tercero es solicitar el apoyo material y económico para sostener a la Iglesia en los territorios encomendados a la Sección Segunda del Dicasterio para la Evangelización (el organismo vaticano encargado de las Misiones). Y el cuarto y último objetivo es sumar todos los esfuerzos para animar la actitud y formación misionera de niños, adultos, jóvenes, enfermos, sacerdotes, religiosas, familias y comunidades.

 

 

El lema del DOMUND 2025

La citada frase “Misioneros de Esperanza entre los pueblos”, lema del DOMUND 2025, se puede desglosar con sus propias palabras principales, en tres conceptos e ideas claves.

La primera es el “Misioneros…”. La misión toma carne en las personas llamadas a entregar su vida al anuncio del Evangelio. Sin ellas, resulta imposible llevar adelante esta dimensión constitutiva de la Iglesia. Con el Papa Francisco en su último mensaje del Domund, el de este año, les decimos: “¡Gracias de corazón!”.

"… de Esperanza…”- Ante una humanidad “con frecuencia distraída e infeliz” (Francisco), el testimonio de la esperanza es una realidad urgente. Cristo resucitado es la fuente de nuestra Esperanza, esa que nos pone en camino para ser testigos de Dios y de su amor en todo lugar y circunstancia.

“… entre los pueblos…”. Esa esperanza, que viene de “lo alto”, se manifiesta en el plano horizontal como gesto de comunión entre los pueblos. Precisamente, León XIV ha comenzado su pontificado recordándonos que Dios “nos quiere a todos unidos en una única familia”.

 

Tres miradas al cartel del DOMUND 2025

Una mano, una vela, una llama que transforma. En el centro, una llama en la que se reflejan tres misioneros; ellos son auténticos “artesanos de esperanza” (Francisco) en medio de las sombras. La vela encendida simboliza la esperanza viva que nace de Cristo resucitado; y la mano que la sostiene es la de cada cristiano, llamado a ser discípulo-misionero y ofrecer la luz del Evangelio.

Un mundo iluminado por pequeños focos. Como fondo, un mapamundi sembrado de luces, porque la misión de la Iglesia alcanza todos los rincones del planeta. Cada foco representa un misionero, una comunidad, una oración, una ofrenda... Es la red de esperanza que se extiende entre los pueblos, unida por la misma fe.

La oración, fundamento y fuerza de la misión. La vela también es símbolo de la oración, que mantiene encendida la llama de la esperanza incluso en tiempos difíciles. Esa oración, humilde y constante, alimenta la misión; es la primera acción misionera.

 

Campaña del DOMUND 2025 en España

El día del DOMUND 2025 en toda nuestra Iglesia es precedido por vigilias de oración misionera y por campañas de animación y sensibilización. Obras Misionales Pontificias en España (su director nacional desde hace algo más de seis años es el sacerdote madrileño José María Calderón Castro), la institución organizadora del DOMUND, ha vuelto este año a desarrollar la iniciativa “El DOMUND al descubierto”. La diócesis de Valencia, con algunos actos en Castellón y en Alicante, es el escenario este año 2025.

El año pasado fue la diócesis de Córdoba la que acogió “El DOMUND al descubierto”. En 2023, fue en Pamplona; en 2022, lo fue la provincia eclesiástica de Madrid (diócesis de Madrid, Alcalá de Henares y Getafe) y en 2021 en la provincia eclesiástica de Toledo (diócesis de Toledo, Albacete, Cuenca, Ciudad Real y Sigüenza-Guadalajara). En 2020, la pandemia imposibilitó esta iniciativa, que, en años previos, fue en Madrid, Cataluña, Sevilla, Castilla y León y Galicia.

El DOMUND al descubierto” de este año tiene un extenso calendario de actos los días 1, 2, 4, 12, 15, 16,17, 18, 19 y 26 de octubre. El pregón del DOMUND 2025 fue el miércoles 15 de octubre, en la basílica de la Virgen de los Desamparados de Valencia, a cargo del cineasta Juan Manuel Cotelo.

Otro acto de preparación del DOMUND 2025 es la entrega de dos premios misionales. El primero es el premio "Beata Paulina Jaricot" para reconocer a misioneros que hayan destacado especialmente, que recae en la religiosa gallega de las Franciscanas Misioneras del Divino Pastor hermana Julia Aguiar, en reconocimiento a su labor misionera en Benín, durante casi medio siglo, y a su servicio como una de las mayores especialistas a nivel mundial en la lucha contra la úlcera de Burelli. El segundo galardón es el premio "Beato Paolo Mana", para distinguir a personas o instituciones que están dando a conocer la labor de los misioneros desde España, que corresponde este año al sacerdote y catedrático de Misionología de la Facultad de Teología de Burgos Eloy Bueno de la Fuente.

 

Lo que son las Misiones y lo que allí se hace

La misión de la Iglesia es su identidad y sentido. La misión de la Iglesia es, pues, universal, no tiene fronteras. Y hay territorios en los que la Iglesia está naciendo u ofreciendo primeros compases de la misión evangelizadora, que requieren una atención especial. Son los territorios de misión o Misiones, donde es necesaria la ayuda personal de los misioneros y la ayuda económica de la Iglesia universal. Además, en la mayoría de los casos estos territorios coinciden con los países más pobres de la tierra.

Hay 1.131 diócesis consideradas de misión, en 139 países. Constituyen el 43% de la superficie de la tierra y donde vive el 60% de la población mundial. En ellos se encuentran el 44% de las escuelas de la Iglesia católica y el 30% de las instituciones sociales y de caridad. En ellas, se celebra uno de cada tres bautismos del mundo. En ellas, la Iglesia sostiene 99.255 escuelas y 32.506 instituciones sociales

 

Casi 13 millones de euros recaudados en España en 2024

El DOMUND 2024 recaudó en toda España 12.978,071,98 euros. Tras Estados Unidos de América, con unos veinte millones de dólares, España es el primer país en cooperación económica al DOMUND. En tercer lugar y ya a mucha distancia, se halla Italia con unos cuatro millones de euros.

La diócesis de Madrid, y con mucho, fue la que más aportó: 2.012.726,03 euros. Le sigue Valencia con 753.448,27 euros; la tercera es Sevilla con 658.811,93 euros; la cuarta, Pamplona con 548.364,62 euros; y la quinta, Bilbao, con 418.745,42 euros.

El origen de los ingresos de 2024 procede el 42,97% de colectas en parroquias; el 30,44%, donativos de empresas, donativos particulares y de congregaciones religiosas; el 18,94%, herencias y legados; y el 7,65%, recaudación en colegios.

Las colectas de la Jornada Mundial de las Misiones están enteramente destinadas a las Misiones con estos porcentajes de ayudas: a catequistas, 31,85%; para construcción y/o reparación de templos, el 28,5%; para estructuras diocesanas, el 20,6%; para comunidades religiosas, 13,8% y ya en porcentajes muy inferiores medios de transporte, escuelas y universidades, medios de comunicación, obras sociales, etc.

 

Misioneros españoles

España es uno de los países que más misioneros tiene repartidos por el mundo. Unas 377 instituciones envían misioneros a la misión, cada una con un

carisma diferente, pero todas en comunión con la Iglesia.

En la base de datos de OMP, hay registrados 9.648 misioneros españoles. De ellos, 5.624 están en destino, y 4.024 en España, colaborando con la animación misionera o a la espera de nuevos destinos.

El 53% de los misioneros españoles son mujeres, y el 47% hombres y el país con más misioneros españoles es Perú (524). El 53,7% de los misioneros españoles son religiosos-as, el 24,8%, sacerdotes religiosos; el 11,7%, seglares; el 8,4%, sacerdotes diocesanos; y el 1,4, obispos.

 


 

El DOMUND 2025 en Sigüenza-Guadalajara

 

A nivel diocesano, la Delegación de Misiones, amén de distribuir el material de propaganda de esta Jornada, organiza mañana, sábado 18 de octubre, a las 21 horas, en el santuario de la Virgen de la Antigua de Guadalajara, la vigilia misionera de oración de la luz misionera y ha editado un suplemento, en un total de 4 páginas, encartado en EL ECO.

Asimismo anima la jornada, llamando a la colaboración económica mediante las cuestaciones habituales en sobres y también de modo digital a través de las cuentas bancarias  ( en nuestra diócesis son estas dos: Banco Santander ES54 0075 0193 6007 0140 0061 e  IberCaja  ES47 2085  8092  0703 3003 1553), en un número de teléfono específico (915 902 780), en la página web www.domund.es, mediante el teléfono móvil en el servicio de bizum en el número 00500, además de donativos a través de tarjetas bancarias electrónicas.

El día del DOMUND conlleva colecta imperada. En 2024, fue en nuestra diócesis de 83.576,47 euros, cantidad similar a la de 2023, pero inferior a la de años anteriores. Ha de intensificarse, pues, la interpelación en orden siempre a una mayor generosidad con las misiones, que de seguir siendo una prioridad y un signo del interés por las misiones y de corresponsabilidad eclesial.

Nuestra diócesis cuenta con medio centenar de misioneros, de ellos ya tan solo 3 sacerdotes de nuestro presbiterio (Pedro Escribano en México; Jesús Hermosilla, en Venezuela; y Mariano Hermida, en Perú).

 

Publicado en Nueva Alcarria el 17 de octubre de 2025

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