Ecos del Jubileo de los Jovenes de Roma. Lucía Somolinos

 

 

Testimonio de Lucía Somolinos

 

 

 

 

“Nunca me había ocurrido esto, y es algo que repetiría mil veces.”

 

Mi nombre es Lucía Somolinos Cortés, tengo 20 años, soy universitaria y pertenezco a la Parroquia Santa Eulalia de Mérida de Chiloeches en Guadalajara.

Mi motivación para ir al Jubileo surgió cuando participaba en la Misa de clausura de la JMJ de Lisboa y al final, el Papa Francisco anunció el Jubileo de los Jóvenes en Roma en 2025. Tuve claro entonces que tenía que venir, que algo grande iba a pasar. Y así, ha sido. Con el apoyo de nuestro párroco y la Diócesis de Sigüenza - Guadalajara he podido llevarlo a cabo, encontrándome  con miles de jóvenes de muchos países, todos movidos por el Espíritu Santo.

Me esperaba un ambiente muy juvenil con muchas ganas de vivir la fe igual que yo, y con entusiasmo por poder vivir esta experiencia al máximo. Pero sinceramente, este Jubileo ha superado mis expectativas en todo. Iba pensando que iba a ser parecido a la Jornada Mundial de la Juventud pero esta vez ha sido algo diferente, porque me he sentido más unida a los que más quiero, he  compartido vivencias con gente que conocía anteriormente pero no de esta forma, he podido abrirme mucho más en la fe y sentirme libre, viviéndolo con todos los demás, porque al cielo se llega en equipo, y además, he podido encontrarme con el Señor a solas, estar en paz y no tener miedo de ello.

Este Jubileo ha tenido momentos inolvidables para mí, por todo lo que he podido llegar a sentir, pero me quedo con uno de ellos, cuando una mañana antes de ganar las indulgencias del Jubileo fuimos -los peregrinos de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara junto a la parroquia de San Juan de Ávila- a una parroquia de Roma, a adorar al Señor, a abrirnos por completo a Dios, y a estar simplemente con él. Permanecimos toda una mañana, y para mí se me pasó como un suspiro, no me di cuenta, cuando de repente una amiga me comentó la hora que era, y estaba tan a gusto cantándole y rezándole que no había pensado en otra cosa, nunca me había ocurrido esto, y es algo que repetiría mil veces.

Otro de los momentos que más me marcó fue en el Encuentro de Españoles, cuando en uno de los instantes en los que estábamos animando y bailando con todos, me paré a pensar que todos ellos estaban por el mismo motivo: Dios. Toda la Plaza de San Pedro en el Vaticano llena de españoles, de personas que van a lo mismo que yo -me decía- a entregar su vida y ponerla por completo en sus manos.

También ha sido un regalazo poder compartir todo esto con mi familia y amigos, porque cuanto menos tenemos, más felices somos, y eso puedo confirmarlo. A veces no valoramos en el día a día todo lo que recibimos, y aquí he podido admirar cada detalle y  cada situación, que aun con muy pocas cosas materiales, si la fe y el amor van por delante lo tenemos todo. Como una frase que dijo el Papa León XIV: “Nosotros hemos sido elegidos, somos fruto de un amor que nos ha querido”.

De esta experiencia me llevo el amor en cada momento: en cada acción, cada palabra y hacia cada persona viendo el rostro de Jesús y confiando en Él, luchando para ser mejor cada día. Aunque solos no podemos -y muchas veces creamos que si- debemos tener más presente que los planes de Dios son perfectos y que tiene un plan para cada uno.

Espero que el Jubileo de la Esperanza tenga grandes frutos, estoy segura de que sí, porque tantos jóvenes reunidos por una misma razón no es casualidad. Y aunque no existe el amor sin sacrificio y nada sea fácil, Dios sale a nuestro encuentro, para que con su gracia  luchemos y hagamos ver a todos que su amor es lo mejor que existe. Y ha quedado más que claro en este Jubileo, que somos jóvenes con ganas de cambiar el mundo.

Gloria a Dios.

 

La fiesta de la Asuncion nos enseña el camino del cielo

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

El viernes 15 de agosto es la solemnidad de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos, fiesta patronal de nuestra diócesis, de la catedral y de numerosos pueblos 

 

 

 

 

 

En el año 1818, un sacerdote de la diócesis de Lyon es destinado a una pequeña aldea, llamada Ars. El sacerdote había sido hasta entonces coadjutor de la parroquia de Ecully y se llama Juan María Bautista Vianney. La aldea de Ars, a la que era destinado, distaba 35 kilómetros de Lyon.

El padre Vianney se encaminaba hacia Ars. Al acercarse a la aldea de su destino, era tanta la niebla que el buen cura perdió la orientación. Estando extraviado por aquellos campos, tuvo la fortuna de encontrarse con unos niños pastores que están cuidando sus ovejas. Se acercó a ellos para preguntarles el camino de Ars. Uno de los chavales, llamado Antonio Grive, se lo indicó. “Amiguito, dijo el sacerdote Vianney, tú me has mostrado el camino de Ars; yo te mostraré el camino del cielo”. Después el joven pastor le dijo al sacerdote que el lugar donde se hallaba era justo el límite de la parroquia, e inmediatamente el joven sacerdote se puso de rodillas para rezar.

Pasados los años, aquel humilde cura transformará la parroquia de Ars -"Ars ya no es Ars"- y las vidas de sus habitantes y las de cientos de miles de personas. Aquel cura, aquel humilde cura francés, sabía que el sacerdote era el amor del Corazón de Cristo y durante el cerca de medio siglo que atendió aquella pequeña parroquia se esforzó en repartir, a manos llenas, el amor, a través de una vida heroica de oración y de penitencia y mediante un admirable ejercicio de caridad y de fidelidad al ministerio, singularmente el ministerio del sacramento de la confesión, que le había sido confiado.

 

 

La misión del sacerdote es enseñar el camino del cielo

¿Qué es ser sacerdote, cuáles son su identidad y su misión? ¿Cómo ser sacerdote hoy día en medio de un mundo magnífico y atormentado, convulso y fragmentado, donde tantas veces las sociedades tradicionalmente creyentes y religiosas se han instalado en la llamada apostasía religiosa y viven -o quieren vivir- como si Dios no existiera?

El sacerdote, amor del Corazón de Cristo, es quien debe mostrar el camino del cielo. Pero como nadie da lo que no tiene, el sacerdote ha de estar primero repleto de razones y de esperanzas "del cielo", esto es, ha de ser él en primer lugar testigo del Dios al que sirve y al que anuncia y quien "habita" en el cielo que es nuestra heredad y vocación, en el cielo que no puede esperar.

Y aquel humilde y humanamente insignificante cura rural francés mostró el camino del cielo, mostró el camino de Dios, porque Dios habitaba en él y en sus esfuerzos y virtudes.

 

La fiesta de la Asunción es la fiesta del cielo

La liturgia de la Iglesia, en este luminosísimo día de la Asunción de María, es también eco en sus oraciones, en sus lecturas bíblicas y en el conjunto de ambiente vital y celebrativo, de que el cielo es, como dije antes, es la vocación, la heredad y el destino de todos y cada uno de los hombres y mujeres, de todos y cada uno de nosotros.

Porque, en la fiesta grande de la Asunción, lo que celebramos es precisamente esto: el triunfo definitivo de María, quien de este modo se convierte en figura y primicia de toda la Iglesia que un día será también glorificada. Porque María, en y con su Asunción, es consuelo y esperanza del pueblo de Dios todavía peregrino.

La Asunción, la fiesta que hoy florece y estalla en todos los rincones de nuestros pueblos y ciudades, en todos los rincones de nuestras propias vidas, es la fiesta del cielo, de un cielo que no puede esperar tampoco para nosotros, pero de un cielo que solo se gana en la tierra y para él necesitamos hombres como los sacerdotes y testigos e intercesores como María que nos muestren su camino, el camino de cielo.

 

Etapas del camino del cielo

Y a la luz de la liturgia de esta fiesta de la Asunción de María y a través, entonces, del ministerio de la Palabra confiado como un tesoro y como un servicio sagrado a los sacerdotes, he aquí algunas de las etapas de este camino del cielo.

La primera de ellas surge fácilmente reconocible en la lectura del Evangelio de la víspera de la fiesta de la Asunción: "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen". En la Palabra de Dios está contenido el camino del cielo. Sin embargo, ¿cuántas veces nuestros oídos y nuestros corazones se endurecen mientras esta es proclamada, cuántas veces acudimos a ella, rezamos con ella, nos nutrimos de ella? ¿Cuántas veces la Palabra de Dios viene a nuestros corazones para hallar respuesta y luz a los distintos envites y circunstancias de la vida? Palabras no faltan en nuestras vidas. Todo lo contrario: hasta sobran y además a través de todos los medios. No sabemos estar callados, no sabemos valorar ni escuchar el silencio. Hacemos de la palabra hasta ruido atronador e imágenes que no cesan, pero nos negamos a escuchar la Palabra con mayúscula.

 

María, testigo, maestra e intercesora del camino del cielo

El primer camino del cielo, la primera misión del sacerdote, es servir, testimoniar y vivir en, de y para la Palabra de Dios. El primer servicio de María y por ello su primer mérito para ser asunta en cuerpo y alma a los cielos fue escuchar y cumplir la Palabra de Dios. Y solo así fue posible que Palabra tomara carne y habitara y floreciera en sus mismísimas y virginales entrañas maternas.

La escucha de la Palabra de Dios -y, por supuesto, la gracia del Altísimo- hizo de María Santísima mujer de oración y de acción, bien acompasadas ambas realidades capitales para la existencia cristiana, capitales para seguir el camino del cielo.

En el Evangelio del día de la fiesta de Asunción -el conocido relato lucano de la Visitación a su prima Santa Isabel- nos muestra, al menos, otras tres virtudes esenciales, otros tres medios seguros para proseguir en el camino del cielo. "¡Dichosa tú que has creído!”, le dijo su anciana y gestante prima Isabel- porque te ha dicho el Señor se cumplirá!". La fe es la brújula del camino del cielo, es su luz en medio de las nieblas y de las oscuridades: no permite verlo todo, pero sí nos alumbra según avanzamos, según seguimos recorriendo el camino.

El sacerdote es una de esas brújulas necesarias para orientarnos en el camino del cielo. Como nos recuerdan las dos epístolas de las dos Liturgias de la Palabra de la fiesta de la Asunción -la de la misa de la víspera y la de la misa de la fiesta- el hombre de todas las épocas y de todas las culturas se hallan y se enfrenta a lo largo al dilema y la drama de su desaparición física, de su corruptibilidad. Y ninguna respuesta humana ha sido, es y será jamás capaz de responder a este enigma, a este misterio, a este desgarro, a esta tragedia. ¿Vivir para morir? ¡No! La muerte ha sido absorbida en la victoria de Jesucristo, el Hijo de María. Nuestro destino no es la corrupción. No es la materia. Ni procedemos de la nada ni nos encaminamos a la nada. Procedemos de Dios y a Él nos encaminamos. Y la muerte -el gran enemigo, el gran dragón rojo de siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas- es vencido en Jesucristo, que se hizo muerte y resurrección por nosotros. Y es que el amor es siempre más fuerte y más fecundo y definitivo que la muerte. Ese amor, que, en el relato evangélico de la Visitación, se convierte también en ejercicio de servicialidad y caridad, otro de los infalibles caminos de cielo.

Por pura gracia y privilegio y en razón de la Encarnación y de su papel en la Redención, Dios no quiso que sufriera la corrupción del sepulcro la mujer que por obra del Espíritu Santo concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo, Hijo suyo e Hijo de Dios y Señor nuestro. Pero sí la desaparición física, al igual que en otros momentos el dolor y la pena.

No hemos sido creados ni de la nada ni para la nada: somos ciudadanos del cielo, somos herederos de la eternidad, somos moradores de la casa del Padre. Llevamos en el alma, impreso a fuego, el anhelo irrefrenable de la felicidad y de la eternidad, que, en esta vida apenas intuimos, atisbamos y balbuceamos. Y tiene que haber un "lugar", un "tiempo", un estadio para saborear y ver cara a cara y para siempre esta felicidad. Esto es el cielo.

Un cielo que no puede esperar y que solo ganamos en la tierra. Con la escucha de la Palabra, con la fe, con el ejercicio de la caridad y con la práctica de las virtudes que, como en el caso de María, nos hacen merecedores de este cielo: el espíritu de oración y de alabanza, la humildad y la misericordia y la servicialidad y el amor.

María, en su vida y en su Asunción, nos enseña el camino del cielo. El sacerdote ha de enseñarnos el camino de cielo: Jesucristo, camino, verdad y vida, el hijo de María, el sacerdote por excelencia.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 14 de agosto de 2025

Ecos del Jubileo de los Jovenes de Roma. Juan Carrasco

 

 

Testimonio de Juan Carrasco

 

 

 

 

“He aprendido lo que es el arte de vivir”

Hola, me llamo Juan Carrasco y tengo 15 años. Soy alumno del colegio Diocesano Cardenal Cisneros y pertenezco a la Parroquia del Salvador de Guadalajara.

Desde que fui con mi familia a la JMJ de Lisboa en 2023, supe que quería volver a un encuentro de este estilo pero con los jóvenes. Aunque no tenía una razón clara, sabía que cuando participo de una actividad cristiana, acabo aprendiendo algo y consigo calmar mi mente, por ello es por lo que quería participar del jubileo.

Y no me equivocaba. Pude vivir momentos alucinantes, conocer a gente maravillosa y rezar como no lo había hecho antes. Concretamente la exposición al Santísimo que pudimos vivir con el Papa la noche del sábado 2 de agosto en Tor Vergata.

Yo ya sabía lo que se venía, pero no pude evitar quedarme fascinado frente a ese momento. Era una belleza fuera de lo común, no era algo bonito, era algo fascinante, un millón de personas arrodilladas frente a un trozo de pan que era Dios. Se podían oír las pisadas, las ambulancias, los abrazos…con aquel silencio. Y al acabar sentí una alegría tan grande que tenía la necesidad de compartirla.

El jubileo me ha enseñado humildad, alegría, amor de Dios y nuevas amistades que espero que duren mucho tiempo, sino es siempre. En resumen, he aprendido lo que es el arte de vivir.

Con esto os invito a todos, en especial a los jóvenes, a que le deis una oportunidad a Dios. Él siempre os llama dejad de oír y aprended a escuchar, porque no se puede ser feliz si te alejas de la Felicidad. A cuántas más actividades voy, más me doy cuenta.

Ecos del Jubileo de los Jovenes de Roma. Alejandra Pizarro

 

 

Testimonio de Alejandra Pizarro

 

 

 

 

“Aunque creas que no puedes más, Él siempre va a estar para ayudarte y darte fuerzas para seguir”

 

Me llamo Alejandra Pizarro, tengo 16 años y estudio segundo de Bachillerato. Soy de la parroquia del Santísimo Sacramento de Guadalajara.

Decidí participar en el Jubileo de los jóvenes porque sabía que iba a ser una experiencia que me acercaría a Dios. Quería vivir momentos de oración más profundos, conocer al Papa León en persona y compartir esta experiencia con mis amigos. También me ilusionaba poder encontrarme con otros jóvenes que viven su fe. Esperaba acercarme un poco más a Dios, y creo que lo he conseguido, porque cada momento me ha hecho sentirme más unida a Él.

Uno de los momentos que más me marcó fue la Misa de los españoles en la Plaza de San pedro el viernes 1 de agosto. Fue muy bonita, y los testimonios que escuchamos me ayudaron mucho. Me impresionó como otras personas han vivido el amor de Dios y han sabido mantener la fe incluso en momentos difíciles. Eso me hizo valorar más mi fe y descubrirme más acompañada por la Iglesia y por todas las personas que la forman.

Dios me ha regalado el poder conocer a gente nueva, con la que he compartido risas, conversaciones y momentos de oración. También me ha dado la oportunidad única de ver y escuchar al Papa, algo que me ha llenado de alegría y que nunca olvidare

De esta experiencia me llevo para mi vida diaria, que la amistad es algo muy importante como dijo el Papa León, y que el perdón es fundamental para vivir en paz. Quiero seguir conociendo amistades que me ayuden a crecer como persona y como cristiana, y esforzarme en perdonar incluso cuando no es fácil.

La Novena y la Fiesta de la Virgen de la Mayor de Sigüenza

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

«Peregrinos de esperanza con María y por María», lema de la Novena, con citas a las 8 y a las 19:30 horas, del 8 al 16 de agosto, y de la fiesta l domingo 17 de agosto 

 

 

 

 

 

Este viernes 8 de agosto comienza la Novena en honor de la Virgen de la Mayor, patrona de la ciudad de Sigüenza. Los cultos concluirán el lunes día 18, con la misa de difuntos y el relevo anual de hermano mayor de la Cofradía (dejará el cargo Federico Muela Negredo y tomará el relevo Carmen María Juste de Santa Ana, la primera mujer en acceder a este servicio ya que, desde ahora, el cargo de hermano mayor será alternativo entre una mujer y un hombre, cada año).

Todos los cultos a la patrona seguntina serán en su altar de la catedral. El novenario a la Virgen de la Mayor de Sigüenza, este año del viernes 8 al sábado 16 de agosto, tiene dos convocatorias: las 8 de la mañana, con rosario de la aurora por las calles de la ciudad, misa y ejercicio de la novena; y a las siete y media de la tarde, con rosario, novena, misa y salve cantada.

 

La fiesta en 2025, el domingo 17 de agosto

El día la fiesta será el domingo 17 de agosto, con misa solemne a las 11:30 horas y la procesión de los faroles a partir de las 21 horas. La procesión de los faroles no pudo realizar en 2020 y en 2021, debido a la pandemia, y se recuperó, con gran éxito, desde 2022.

El culto a la Virgen de la Mayor ha sido siempre y sigue siendo en torno a la fiesta de la Asunción de María. Esta fecha, 15 de agosto, marca su fiesta, que es siempre el domingo siguiente a dicho día, excepto cuando el 16 de agosto, san Roque, también patrono de Sigüenza es domingo, que entonces pasa a ser el domingo siguiente a la Asunción y a San Roque. Esto significa que la fiesta de la Virgen de la Mayor de Sigüenza es un domingo entre el 17 y el 23 de agosto. Este año, es el domingo día 17.

 

En el Año Jubilar romano y universal, dedicado a la esperanza

«Peregrinos de esperanza con María y por María» es el lema de la novena, en referencia al lema del Año jubilar romano y universal 2025, dedicado a la esperanza.

La intención orante reza «Para que Maria, Madre de la Esperanza, nos haga siempre peregrinos y testigo de esperanza, mediante la fe y en la caridad». Este año, el novenario y fiesta de la Virgen de la Mayor de Sigüenza se insertan dentro del Año Santo Jubilar 2025 y los fieles podrán recibir, con las debidas disposiciones, todos los días en la catedral, templo jubilar, las gracias jubilares.

El Año Jubilar permanecerá hasta el 28 de diciembre, al compás del calendario establecido por el Papa para todas las catedrales y otros templos y lugares jubilares de la Iglesia.

 

Rosario de la Aurora del 8 a 12 de agosto

El novenario en su edición matinal, a las 8 horas con el rosario de la aurora por las calles de Sigüenza y misa posterior en el altar de la Virgen de la Mayor, realiza, este viernes 8 de agosto, su primera salida a la Placita del Calvario de la calle San Roque. Se rezará especialmente por los laicos y por las familias. El sábado 9 de agosto la procesión matinal tendrá por destino la parroquia de Santa María, en el arrabal seguntino, con intención particular por los niños y por los jóvenes.

Los enfermos y los ancianos será el objeto principal de la plegaria del domingo 10, con peregrinación matinal a la residencia de ancianos de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, congregación religiosa, cuyo fundador fue el sacerdote seguntino venerable siervo de Dios Saturnino López Novoa. Las Hermanitas tienen residencia de ancianos en Sigüenza desde 1890.

El lunes 11 el Rosario de la Aurora irá la iglesia de las Clarisas, la histórica iglesia de Santa María de la Antiquísima, de Medina y los Huertos, donde pudo estar la primera catedral seguntina, de época visigótica. La razón de la elección del día y lugar es porque precisamente el 11 de agosto es santa Clara de Asís. La intención orante es pedir por los pobres y necesitados, un carisma muy franciscano y clariano.

El martes 12 el recorrido será por el interior, claustro y patios de la catedral.  Se rezará por los frutos del Año Jubilar 2025, del que ya se ha informado.

 

 

Miércoles 13 y jueves 14 de agosto

El mirador del Paseo de los Hoteles será el destino de la peregrinación del miércoles 13 de agosto. La intención serán los difuntos, alejados. Este año, por distintos motivos, no tendrá lugar esta celebración en el cementerio. Esta peregrinación se realiza desde 2015, aunque la pandemia obligó a su interrupción en los años 2020 y 2021.

El Callejón de Infantes figura en el programa para el Rosario de la Aurora del jueves 14 de agosto. La intención orante será por los cristianos perseguidos y por los gobernantes. Será el día del recuerdo y homenaje al padre claretiano beato José María Ruiz Cano, quien vivió precisamente en el Palacio de Infantes hasta su martirio.

Desde 2013 (en las vísperas de su beatificación), el rosario de la aurora del novenario de la Virgen de la Mayor peregrina, excepción debida a la pandemia de los años 2020 y 2021, hasta la falda del cerro Otero, donde fue martirizado, el 27 de julio de 1936, el joven misionero claretiano José María Cano, beato desde el 13 de octubre de 2013. Tampoco se pudo tener esta peregrinación a la falta del Cerro del Otero en 2024 ni en 2025.

 

Rosario de la Aurora del 15 a 17 de agosto

Por los sacerdotes, los consagrados y por las vocaciones será la intención del viernes 15 de agosto. Por ello, se ha elegido la capilla del Colegio Episcopal Sagrada Familia, donde, desde hace más de 70 décadas, se educan a niños, adolescentes y jóvenes. El 15 de agosto es la solemnidad de la Asunción de la Virgen María a los cielos. Es la fiesta patronal de la diócesis y de la catedral.  

El sábado 16, fiesta de san Roque, se irá a la iglesia de las Ursulinas, que llevan ya 2076 años en Sigüenza, y en cuyo templo está la imagen patronal de este santo y donde se celebra su fiesta anua, como luego se informa y detalla. La intención orante será por la educación en la fe y por los educadores cristianos, profesores y catequista

Y ya el domingo 17 de agosto, día este año de la fiesta de la Virgen de la Virgen de la Mayor, el recorrido del rosario de la aurora será, como es tradición, calle Mayor, iglesia de Santiago, iglesia parroquial de San Vicente, travesañas altas, puertas y murallas medievales de la ciudad y retorno a la catedral. Se rezará por Sigüenza y por España.

Ofrenda floral del 15 de agosto, y San Roque, el 16

Desde hace más de tres décadas, el día de la Asunción tiene lugar ante el altar de la Virgen de la Mayor la ofrenda floral de la ciudad de Sigüenza a su patrona. Será a las 10:45 horas del viernes 15 de agosto, partiendo de la Plaza Mayor, con la asistencia de la corporación municipal y de la rondalla seguntina.

Por otro lado, al día siguiente, sábado 16 de agosto, será la fiesta de San Roque, el tercer patrono de Sigüenza (tras la Virgen de la Mayor y San Vicente). Los cultos a San Roque son en la iglesia de las Ursulinas, con misa solemne a las 11:30 horas y después la procesión por las calles de la Alameda y de San Roque. Al igual que el día 15 y el día 17, presidirá las celebraciones el obispo diocesano don Julián Ruiz Martorell.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 8 de agosto de 2025

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