Así comenzará en nuestra diócesis el Año Jubilar 2025

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Pasado mañana, domingo 29 de diciembre, comienza el Jubileo 2025 en las diócesis, en nuestro caso, a las 12 horas en la catedral y a las 19 horas en la concatedral

 

 

 

Inaugurado por el Papa Francisco a las 19 horas del martes 24 de diciembre, con la apertura de la puerta santa de la basílica vaticana de Roma, este domingo 29 de diciembre llega el turno del comienzo de las celebraciones jubilares en la diócesis de toda la Iglesia. Por disposición general del Santo Padre, las catedrales y las concatedrales son templos jubilares natos. En nuestro caso, la catedral de Sigüenza y la concatedral de Guadalajara.

A ellas, el obispo diocesano, a tenor de lo dispuesto por Francisco en la bula de convocatoria del jubileo, ha añadido, «como signo de esperanza», el Centro Diocesano de Acción Social y Caritativa «Casa Nazaret», de la Avenida de Venezuela, 9, de Guadalajara y sede de los servicios diocesanos de Migraciones (incluidos los servicios de Guada Acoge y de ACCEM), Misiones, Manos Unidas y Cáritas, incluidos el comedor social y el albergue de transeúntes de esta. Se da la circunstancia de que Casa Nazaret, creada en 1995, fue el “hito social” de nuestra diócesis con ocasión del Gran Jubileo del Año 2000.

 

 

Comienzo del Jubileo en nuestra diócesis

A las 11:30 horas de este domingo 29 de diciembre, la iglesia de Nuestra Señora de los Huertos de Sigüenza, donde quizás se ubicó en época visigótica la primera catedral diocesana, y actualmente sede del monasterio de las Hermanas Clarisas, acoge una celebración de la Palabra, tras la cual obispo, sacerdotes y fieles marchan procesionalmente hasta la catedral, donde, a las 12 horas, en San Pedro, se oficia la eucaristía de este primer día jubilar diocesano.

En Guadalajara, los actos comienzan también el domingo 29 de diciembre a las 18:30 horas. En este caso, el monasterio de las Carmelitas Descalzas acoge la celebración inicial, tras la cual y tras la marcha procesional, hay misa solemne, a las 19 horas, en la concatedral.  El obispo diocesano presidirá igualmente esta celebración.

No está prevista en las disposiciones papales al efecto una celebración similar para los otros lugares jubilares que no sean catedral y concatedral. Ello significa que en Centro Diocesano de Acción Social y Caritativa «Casa Nazaret comenzará su oferta de espacio jubilar desde el mismo 29 de diciembre y sin acto previo de apertura.

 

La celebración del comienzo jubilar diocesano

El libro litúrgico para las celebraciones del año jubilar 2025 establece cómo ha de ser la celebración de apertura en las diócesis de este año santo. Y las indicaciones del mismo son las que se seguirán las dos celebraciones de nuestra diócesis.

Así, los fieles estarán citados pasado mañana, domingo 29 de noviembre, a las 11:30 horas en la iglesia de la Clarisas de Sigüenza. La cita en la concatedral será a las 18:30 horas en la iglesia de las Carmelitas Descalzas. Una vez lleguen el obispo, los sacerdotes y demás ministros, comenzarán los actos con el cántico del himno jubilar «Llama viva para mi esperanza». Tras el saludo litúrgico inicial por parte del obispo, se entonarán unas letanías de alabanza y el mismo procederá leerá una monición introductoria, explicando el sentido de la celebración.

Una oración dará paso a la proclamación de un pasaje evangélico. Se trata del diálogo de Jesús con el apóstol santo Tomás, en el que el Señor se manifiesta como el camino, la verdad y la vida (Juan 14,6). El evangelio será proclamado por un diácono o por el rector del templo jubilar.

Tras una pausa meditativa de la Palabra de Dios, la superiora de comunidad monástica acogedora de la celebración leerá un párrafo de la bula del Papa Francisco mediante la cual quedó convocado y perfilado el año jubilar. «Spes non confundit» (en español, «La esperanza no defrauda»), frase de la carta del apóstol a los Romanos (Romanos 5, 5), es su título. Y de este modo, concluirá la celebración o estación previa.

Los participantes en el acto se trasladarán procesionalmente hasta la catedral o concatedral. En la puerta principal del templo, el obispo tomará y mostrará una cruz especialmente significativa, realizará una invocación, se accederá al templo y la celebración continuará con el rito de la conmemoración del bautismo mediante la bendición y aspersión con el agua bendita.

Seguirá el canto litúrgico del Gloria, la oración colecta de la misma, la litúrgica de la Palabra y ya el resto normal de las partes de la misa. La celebración eucarística será la propia de la festividad del día, domingo dentro de la octava de Navidad, domingo de la Sagrada Familia. Las vestiduras de los celebrantes serán blancas.

 

«Iter Spei» en la catedral diocesana

Como singularidad y junto a las celebraciones litúrgicas que los grupos de peregrinos soliciten, la catedral de Sigüenza ofrecerá durante todo este año un itinerario jubilar especial. Así se hizo ya en los años jubilares de 2015-2016 (Año de la Misericordia) y de 2018-2019 (Año Jubilar del 850 aniversario de la consagración de la catedral de Sigüenza). Entonces estos itinerarios fueron denominados, respectivamente, «Iter Misericordiae» e «Iter Iubilaris».

Este año se denominará «Iter Spei» («Itinerario de la Esperanza»). Constará de tres estaciones o paradas en tres lugares de la catedral, más los espacios de acogida (atrio de la catedral) y de despedida de los peregrinos (puerta oeste interior de la catedral). 

Las tres estaciones serán estas: en el trascoro, ante el altar de la Virgen de la Mayor, en el centro de la girola ante el altar de la Virgen del Rosario y ante el retablo de la capilla mayor con mirada especial a la tabla dedicada a la Asunción de maría, patrona de la catedral y de la diócesis. Se centrará, pues, en María, madre, modelo, maestra, fuente e intercesora de esperanza. O, como ha escrito el Papa y ha reproducido nuestro obispo, «la esperanza encuentra en la Madre de Dios su testimonio más alto. En ella vemos que la esperanza no es un fútil optimismo, sino un don de gracia en el realismo de la vida».

 

Carta del obispo diocesano ante este comienzo jubilar

A continuación, espigamos algunas frases escritas por el obispo diocesano. Monseñor Julián Ruiz Martorell, ante este comienzo del año jubilar 2025 en nuestra diócesis.

«El Año 2025 será para toda la Iglesia una intensa experiencia de gracia y de esperanza. La Puerta Santa se abrirá una vez más para, como afirma el Papa, “ofrecer la experiencia viva del amor de Dios que suscita en el corazón la esperanza cierta de la salvación en Cristo».

«El Año Jubilar es una oportunidad que no debemos desaprovechar ni minusvalorar. Todos estamos llamados a vivir con pasión el «Año Santo caracterizado por la esperanza que no declina, la esperanza en Dios».

«El Papa nos invita a redescubrir los signos de los tiempos, y afirma: “Es necesario poner atención a todo lo bueno que hay en el mundo para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia. En este sentido, los signos de los tiempos, que contienen en sí el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza”».

«Invito a los sacerdotes a propiciar espacios y tiempos para el sacramento de la Reconciliación. El Papa escribe: “Las iglesias jubilar (…) podrán ser oasis de espiritualidad en los cuales revitalizar el camino de la fe y beber de los manantiales de la esperanza, sobre todo acercándose al sacramento de la Reconciliación, punto de partida insustituible para un verdadero camino de conversión. Que en las Iglesias particulares se cuide de modo especial la preparación de los sacerdotes y de los fieles para las confesiones y el acceso al sacramento en su forma individual».

 


 

Expectativas del Papa Francisco para el Jubileo 2025

Los números a los que aluden los distintos párrafos corresponden a la bula «Spes non confundit» («La esperanza no defrauda») de convocatoria del Jubileo.    

«Que el primer signo de esperanza se traduzca en la paz para el mundo» (nº 8). Se necesita una «alianza social para la esperanza» (nº 9) que supere la «pérdida del deseo de transmitir la vida» (ibíd.) y la «preocupante disminución de la natalidad» (ibíd.).

«Estamos llamados a ser signos de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penuria» (nº 10), entre los que menciona a los presos y propone «la abolición de la pena de muerte» (ibíd.).

«Que se ofrezcan signos de esperanza a los enfermos» (nº 11), y también a los jóvenes (nº 12), los migrantes, exiliados, desplazados y refugiados (nº 13), los ancianos (nº 14) y los pobres (nº 15). El Jubileo nos recuerda «que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos” (nº 16).

El Papa propone «condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas» (nº 16), conmemorar los «1.700 años de la celebración del primer Concilio ecuménico de Nicea» (nº 17) y «realizar un paso decisivo hacia la unidad en torno a la fecha común para la Pascua» (ibíd.).

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 27 de diciembre de 2024

Mi Evangelio o Buena Nueva de la Natividad siempre presente

Juan Pablo Mañueco

(Escritor y periodista)

 

 

 

¿Cuántas veces se tiene que caer un ser humano

antes de que pueda saberse ya siempre en pie?

¿Cuántas veces se tiene que equivocar un ser humano

antes que una verdad pueda al fin sostener?

¿Cuántas sendas ha de cruzar un solo ser humano

antes de que un albergue firme le pueda socorrer?

 

¿Cuántas frases educadas ha de oír un ser humano

antes que la mentira se le despegue de la piel?

¿Cuántos villancicos ha de cantar un ser humano

antes que Dios vivo venga a estar junto con él?

¿Cuántos sueños ha de soñar un ser humano

antes que llegue la realidad de un despertar tan cruel?

 

¿Cuántas lunas han de llenarse frente a un ser humano

antes de que pueda pensar que es una luna de miel?

¿Cuántas lunas han de llenarse frente a un ser humano

para no pensar que hay dentro un hombre de sombra que se ríe de él?

¿Cuántas lunas de sangre habrá visto un ser humano

antes de que ninguna luna nueva ya pueda volver a ver?

 

¿Cuántas excusas falsas tendrá que esbozar un ser humano

para poder conservar el puesto de trabajo que le da de comer?

¿Cuántas empresas imposibles tendrá que emprender un ser humano

antes de una nueva empresa imposible que deberá emprender?

¿Cuántos y cuántos y cuántos interrogantes un ser humano

sin que comprenda nunca nadie cuántos y cuántos más porqués?

 

 ¿Cuántos mares de fuerte oleaje cruza un ser humano

cada día duro, y como Colón, sin saber su meta cuál es?

¿Y cuántos Magallanes sin barco boga un ser humano

sin conocer cuál su destino en el planeta que le curte la tez?

¿Y cuántos más Estrechos hasta el Pacífico un ser humano

ha de recorrer hasta que se abra el hielo ante su palidez?

 

¡Oh, ser humano!:

¡No sé decirte el porqué de los porqués!

¡No sé decirte ni siquiera un porqué!

Sólo sé decirte con total nitidez

que el camino ha sido duro, ayer y anteayer

y hasta aquí han bogado la total redondez

de un día tras los otros, con bastantes traspiés,

 

todos tus antepasados, atravesando el dintel

del futuro, que ahora tan denso tú mismo ves.

Sigue y prosigue, no hay modo de retroceder.

Sigue y prosigue, no hay modo de retroceder.

Puede ayudarte en tu hoy… la esperanza y la fe.

Puede ayudarte en tu hoy… la esperanza y la fe.

 

En ti sobre todo… y en ver lo que venga después.

En ti sobre todo… y en ver lo que venga después.

Ten… Este mi evangelio y buena nueva… ¡tuya es!

Tú le des la eficacia  y la eficiente validez

que quieras darle. Yo te lo he escrito… ¡Toma, ten!

Tú le des la eficacia que quieras darle.

¡Mi edén ha sido llegar hasta aquí para decirte…!: ¡Toma! ¡Ten!

 

Juan Pablo Mañueco.

 

https://aache.com/juan-pablo-manueco/

La oscura noche enamorada de San Juan de la Cruz

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

Siempre en una oscura noche, a la par iluminada y enamorada, discurrió la vida de uno de los personajes principales de la historia cristiana, cuya fiesta es mañana

 

 

 

El 14 de diciembre es la memoria litúrgica de San Juan de la Cruz, sacerdote y religioso carmelita descalzo del siglo XVI. Es uno de los grandes santos de todos los tiempos del cristianismo y uno de los principales autores de literatura y de poesía de la entera historia de la literatura.

Su nombre se inserta entre los grandes santos de la llamada Reforma Católica tras la irrupción del protestantismo y entre los grandes autores y creadores literarios en lengua española.

Tal y como nos lo propone la liturgia de la Iglesia, en la oración oficial compuesta para su fiesta, San Juan de la Cruz es "modelo perfecto de la negación de sí mismo y del amor a la cruz". Su existencia -los 49 años de su vida, desde su más tierna infancia y hasta su muerte, casi en abandono- fueron una constante manifestación de la cruz y de la gracia. Cuando en 1568, al abrazar la reforma teresiana del Carmelo, tomó el nombre de fray Juan de la Cruz a buen seguro que no podía ni intuir siquiera hasta qué punto la cruz -y con ella, eso sí, la gracia- iba a estar presente en su periplo humano y cristiano.

 

 

"Dios es Todo"

El testimonio capital de San Juan de la Cruz, el principio fundamental de su vida y de su obra, fue hacer realidad que "Dios es Todo y las criaturas nada". Desde ahí, fray Juan de la Cruz buscó, por medio de la ascética, el desprendimiento afectivo de todo lo creado, y hasta lograrlo, la unión con Dios por medio del amor, ya en el estado místico de la contemplación.

De este modo, San Juan de la Cruz se convirtió en un ejemplo siempre actual de la primacía absoluta de Dios y de cómo las distintas dificultades y cruces de la vida -la "noche oscura"- son medios y caminos para servir y amar a Dios y a través de ese amor unitivo testimoniar a la humanidad la grandeza de Dios y de su Amor.

Acercarse ahora y siempre a San Juan de la Cruz es recorrer caminos de prueba y de admiración. Impresiona la crudeza de su existencia, fascina la belleza de su literatura e interpela lo evangélico de su testimonio.

Dios llama a cada uno a través de distintas vocaciones, estados y senderos. Y San Juan de la Cruz nos muestra uno de ellos, excelso y angosto: el de la sabiduría de Dios, cuya puerta es la cruz.

 

“Medio fraile" Juan de la Cruz

Entre el 24 de junio de 1542 y el 14 de diciembre de 1591, desde las tierras abulenses de Fontíveros a las serranías jienenses de Úbeda, discurre la vida de San Juan de la Cruz. Al poco de nacer murió su padre y la pobreza más extrema -"pobreza de solemnidad"- acompañó su infancia y juventud primera. A los 21 se hizo religioso y a los 25 fue ordenado sacerdote.

Castilla (Fontíveros, Arévalo, Medina del Campo, Salamanca, Valladolid, Duruelo, Mancera, Pastrana, Alcalá de Henares, Segovia, Toledo, Almodóvar del Campo) y Andalucía (Beas de Segura, Baeza, Granada, Sevilla, Úbeda) fueron los escenarios vitales de esta existencia de cruz y de gracia.

Formado en los Jesuitas, aprendió latín y retórica, disciplinas que fueron también importantes para su vida. Asimismo, estudió Teología con los carmelitas. Pronto conoció a Teresa de Jesús Cepeda y Ahumada y su vida austera y penitente pronto cambió, eso sí, bajo la sombra de luz y de gracia de la cruz que no cesa, mientras el fraile se adentraba en el amor de Dios y de sus manos pobres y de su corazón ardiente surgían los más bellos versos.

Ella, Santa Teresa de Jesús, con su gracejo habitual, definió al santo de Fontíveros como "medio fraile". Aludía a su fisonomía y aspecto exterior, siempre diezmado por la pobreza, las mortificaciones, las persecuciones externas e internas y los contratiempos. En carta al Rey Felipe II, la santa abulense escribía así de fray Juan: "Y este fraile, tan siervo de Dios, está tan flaco de lo mucho que ha padecido que temo por su vida". Y a unas monjas se lo recomendaba con estas palabras: "Ahí les mando al santo fray Juan de la Cruz. Trátenle con llaneza su alma en ese convento, como si yo mismo fuera, porque tiene espíritu de nuestro Señor".

Otro contemporáneo suyo, fray Eliseo de los Mártires, lo describía como "hombre de cuerpo mediano, de rostro grave y venerable, algo moreno y buena fisonomía. Su trato y conversación, apacible, muy espiritual y provechoso para quienes lo oían". De él escriben también los documentos de la época que era "parco en el comer y en el dormir, castigador constante de su cuerpo en duras y prolongadas disciplinas, víctima de constantes persecuciones que le llegaban al alma, estaba delgado y macilento".

 

Su obra literaria y espiritual

Considerado como uno de los principales escritores de toda la historia de la literatura -particularmente de la poesía-, es autor de cuatro grandes libros y de otros varios escritos cortos. El primero de ellos en el tiempo es "Subida al Monte Carmelo". Escrito entre 1587 y 1585, consta, a su vez, de tres libros. Es su obra de carácter ascético. Versa sobre la llamada purificación activa, esto es, lo que debe hacer el alma para vaciarse de todo lo que no es Dios a fin de que Dios la llene de Él. En esta obra, el santo expone su conocida doctrina sobre las "nadas".

"Noche oscura" es su segunda gran obra, compuesta de dos libros. Versa sobre las purificaciones pasivas que el alma debe sufrir paralelamente a las que puede realizar ella misma para llegar a la unión mística con Dios. En este sentido, "Noche oscura" es una obra ya a medio camino entre la ascética y la mística. El mismo San Juan de la Cruz, que consagró este término de Noche oscura, la define como "las terribles pruebas que Dios envía al hombre para purificarlo". La entera vida de San Juan de Cruz fue una continua noche oscura.

"Cántico espiritual" es la más bella de todas sus obras y una de las cumbres de la lírica de todos los tiempos. Según Marcelino Menéndez Pelayo, "es la mejor poesía lírica que tenemos en castellano". Se trata, en efecto, de un sublime comentario a cuarenta estrofas poéticas compuestas por el mismo en la cárcel de Toledo, de donde se escapó con la primera redacción de treinta y una de estas estrofas. "Cántico espiritual" es un hermosísimo comentario al libro del Antiguo Testamento "Cantar de los Cantares". Su tema son las ya relaciones amorosas entre Dios y el alma, desde el comienzo de la vida espiritual hasta la unión transformativa o matrimonio espiritual". En 1977, Amancio Prada puso música al "Cántico espiritual", con su voz acompañada únicamente de guitarra, violín y violonchelo. Es una bellísima recreación de uno de los libros poéticos más admirables de toda la historia.

Ya plenamente de carácter místico es "Llama de amor viva", comentario a cuatro espléndidas estrofas en las que el alma transformada canta la grandeza y la sublimidad del estado al que ha sido elevada por Dios. Por último, San Juan de la Cruz es autor de otros escritos cortos como "Cautelas", "Avisos a un religioso para alcanzar la perfección" y "Dichos de luz y de amor".

Las fuentes doctrinales y literarias de San Juan de la Cruz se nutren, sobre todo, de la Sagrada Escritura. Según el gran poeta contemporáneo Dámaso Alonso, uno de los grandes conocedores del santo, el libro bíblico "Cantar de los Cantares", la poesía culta italianizante del primer Renacimiento y la poesía popular y del cancionero del Renacimiento español constituyen las fuentes en las que bebe y, a su vez, fecunda San Juan de la Cruz, cuyo nombre está incluido en el Catálogo oficial de autoridades de la Real Academia Española de la Lengua.

Junto al ya citado Amancio Prada, los versos de San Juan de la Cruz han sido objeto recientes de otras bien hermosas recreaciones musicales como las levadas a cabo por Sonnia Rivas-Caballero y Belén Yuste, autoras de "Coloquio de amor", y por Carmelo Bernaola, quien en 1991 compuso la cantata "Mística sobre versos de San Juan de la Cruz".

 


Cronología esencial de San Juan de la Cruz

1542: Juan de Yepes y Álvarez nace el día 24 de junio en Fontíveros (Ávila).

1563: En Medina del Campo (Valladolid), ingresa en la Orden los Padres Carmelitas. Toma el nombre religioso de fray Juan de Santo Matías.

1567: Es ordenado sacerdote.

1568: Se une a la Santa Teresa de Jesús en la reforma del Carmelo. El 28 de noviembre de aquel año funda en Duruelo (Ávila) el primer convento masculino del Carmelo Descalzo. Cambia su nombre religioso por el de fray Juan de la Cruz.

1577-1578: Fray Juan de la Cruz es recluido en la prisión conventual de los Carmelitas Calzados de Toledo. Comienza a escribir "Cántico Espiritual".

1578: Comienza su ministerio en Andalucía.

1590: Es destituido de todos sus cargos.

1591: En la noche del 13 al 14 de diciembre, fallece en el Carmelo Descalzo de Úbeda (Jaén). Tras varias disputas, sus reliquias -cuerpo incorrupto- se trasladan a Segovia.

1657: Es beatificado por el Papa Clemente X.

1726: Es canonizado por el Papa Benedicto XIII.

1926: Es declarado doctor de la Iglesia por el Papa Pío X.

1952: Es proclamado patrono de los poetas españoles y de los escritores católicos

 

 

Publicado en Nueva Alcarria el 13 de diciembre de 2024

Diez ideas claves ante el Jubileo 2025

Por Jesús de las Heras Muela

(Periodista y sacerdote. Deán de la catedral de Sigüenza)

 

 

 

El Papa Francisco abre el Jubileo 2025 a las 19 horas del martes 24 de diciembre en la basílica vaticana y nuestro obispo lo hará en la catedral el domingo 29 a las 12 horas

 

 

 

(1) Lo que es, en general, un jubileo.- Un Año Santo o Año Jubilar es un momento un tiempo de gracia, (la duración del mismo se estipula en la bula o decreto de convocatoria) en el que la Iglesia concede especiales gracias espirituales (indulgencias) con motivo de un acontecimiento eclesial de gran relevancia.

Los años santos o jubilares ordinarios y universales (para toda la Iglesia) tienen lugar cada 25 años, en los que se celebra el aniversario del nacimiento de Jesucristo. La Iglesia también pueda declarar otros años jubilares o santos con carácter extraordinario, tanto de carácter universal (por ejemplo, el Año de la Misericordia 2015-2016) y de carácter particular (local y/o diocesano), como aconteció, por ejemplo, del 19 de junio de 2018 al 19 de junio de 2019 en el Año Jubilar de la Catedral de Sigüenza con ocasión del 850 aniversario de la consagración de este templo catedralicio.

 

(2) Lo que es, en particular, este jubileo.- En este caso, en el Jubileo de 2025 estamos ante un jubileo ordinario y universal. Un jubileo romano que se extiende a toda la Iglesia, mediante la determinación de los lugares (habitualmente todas las iglesias catedrales y concatedrales) donde poder percibir la gracia jubilar.  Es el vigésimo séptimo año jubilar ordinario de la historia y transcurrirá desde el 24 de diciembre de 2024 al 6 de enero de 2026.

Será el primer jubileo ordinario convocado y presidido por el Papa Francisco, quien, del 8 de diciembre de 2015 al 20 de noviembre de 2016, ya presidió un jubileo extraordinario, el Jubileo de la Misericordia. Será el tercer año jubilar universal del siglo XXI (el primero fue el Gran Jubileo del Año 2000, con el Papa Juan Pablo II).

 

(3) Bajo el signo de la esperanza.- Por decisión del Papa Francisco este jubileo ordinario y universal de 2025 está puesto bajo el signo y la clave de la esperanza (“Peregrinos de esperanza” es su lema).

Pero no es un jubileo temático dedicado a la esperanza, como sí fue temático el citado jubileo de la misericordia. Una situación similar a esta aconteció en 1975. Aquel año jubilar ordinario fue puesto por el Papa Pablo VI bajo la el signo y la clave de la reconciliación

 

(4) Bula jubilar.- La bula (el nombre técnico e histórico del documento mediante el cual un papa convoca un año jubilar  y explica su  razón, finalidad, modalidades y fechas) del Jubileo 2025 fue firmada por el Papa Francisco, el 9 de mayo de 2024, tras el rezo de las segundas vísperas de la solemnidad de la Ascensión del Señor. 

“Spes non confundit” (en español, “La esperanza no defrauda”), frase de la carta del apóstol a los Romanos (Romanos 5, 5), es su título.

 

 

 

(5) Logo y lema de este jubileo.- La esperanza la expresa también ya el logo del Jubileo 2025, que representa cuatro figuras estilizadas que indican la humanidad proveniente desde los cuatro rincones de la tierra. Abrazadas entre ellas, indican la solidaridad y la fraternidad que une a los pueblos.

La primera figura está aferrada a la cruz. Es el signo no solo de la fe que abraza, sino también de la esperanza que nunca puede ser abandonada, porque necesitamos siempre de ella, sobre todo en los momentos de mayor necesidad.     

Al respecto, la parte inferior de la cruz que se alarga transformándose en un ancla y que se impone sobre el movimiento de las olas.  Es el ancla de la esperanza, que, a su vez, es el nombre que en la jerga marina se da al ancla de reserva usada por las embarcaciones para hacer maniobras de emergencia que permitan estabilizar la barca durante las tormentas.

La cruz no es estática, sino dinámica y se curva hacia la humanidad, saliendo a su encuentro y no dejándola sola, ofreciendo la certeza de la presencia y la seguridad de la esperanza. Se destaca, finalmente, con color verde el lema del jubileo 2025: “Peregrinantes in Spem” (“Peregrinos de esperanza”).

 

(6) Himno y oración de este jubileo.- El texto del himno ha sido preparado por Pierangelo Sequeri y musicalizado por Francesco Meneghello, ambos italianos. Los temas presentes en el himno son la creación, la fraternidad, la ternura de Dios y la esperanza.     El estribillo del himno es este: “Llama viva para mi esperanza, / que este canto llegue hasta ti, / seno eterno de infinita vida, / me encamino, yo confío en ti”.

La oración oficial del Jubileo 2025 reza así:  ”Padre,  que estás en el cielo,/ la fe que nos has donado en/ tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano,/y la llama de caridad/ infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,/ despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino./  Tu gracia nos transforme/ en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio/ que fermenten la humanidad y el cosmos,/en espera confiada/de los cielos nuevos y de la tierra nueva,/cuando, vencidas las fuerzas del mal,/ se manifestará para siempre tu gloria. La gracia del Jubileo reavive en nosotros, / Peregrinos de Esperanza, / el anhelo de los bienes celestiales/ y derrame en el mundo entero/ la alegría y la paz/ de nuestro Redentor. / A ti, Dios bendito eternamente, / sea la alabanza y la gloria por los siglos. / Amén”.

 

(7) Epicentros jubilares.-  Por su misma identidad (jubileo romano, como ya se dijo antes, jubileo también ordinario y universal), la ciudad de Roma es el epicentro del jubileo. Y lo es singularmente en las cuatro basílicas papales, antes llamadas basílicas patriarcales o mayores (San Pedro del Vaticano, Santa María la Mayor, San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán o el Salvador). Además, el Papa Francisco abrirá una puerta jubilar el 26 de diciembre en el Centro Penitenciario de Rebibbia, en las afueras de Roma.

También son templos jubilares todas las catedrales y concatedrales de la Iglesia y aquellos templos singulares que los obispos determinen en sus diócesis. En nuestro caso concreto, el obispo de Sigüenza-Guadalajara ha determinado que sean lugares jubilares la catedral de Sigüenza, la concatedral de Guadalajara y el Centro Diocesano de Acción Social y Caritativa “Casa Nazaret” de Guadalajara. Precisamente, la remodelación del edificio y la ampliación de los servicios (Cáritas, incluidos su comedor y albergue, Manos Unidas, Misiones, Migraciones, …) de Casa Nazaret, creada en 1995 en el número 9 de la Avenida de Venezuela de Guadalajara, fue el “hito social” de nuestra diócesis con ocasión del Gran Jubileo del Año 2000.

 

(8) La peregrinación.-  Como ya se puede deducir de todo lo anterior, para recibir las gracias jubilares es precisa la peregrinación. Ponerse en camino como expresión no solo de movilidad física, sino, sobre todo, de transformación de uno mismo, de salida en búsqueda de un encuentro, de una meta.

Etimológicamente, la palabra “peregrinación” significa “a través de los campos”, “cruce de fronteras, y es, de este modo, una experiencia de conversión mediante la cual se orienta la propia experiencia hacia Dios.

Una peregrinación, en suma, que es siempre una apuesta y hasta una aventura de encuentro y de descubrimiento con la creación, con otras personas, con uno mismo y con Dios. Una peregrinación que comienza ya con decisión de hacer el camino y se ponerse en él.

 

(9) La Puerta Santa.-  Leemos en el evangelio según San Juan: Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos (Juan 10, 9). La puerta, el entrar por la puerta santa, es quizás el signo más característico de los jubileos. La apertura solemne de esta puerta constituye el inicio oficial del año santo, al igual que su clausura se simboliza con el cierre de dicha puerta.

La meta de la peregrinación es llegar a los umbrales de esta puerta santa y poder atravesarla.  Su umbral es espacio de lo sagrado y comunión del bautizado con Cristo, es el lugar del encuentro y del diálogo, de la reconciliación y de la paz, que ansía todo peregrino.

Originariamente solo había puerta santa en la basílica lateranense de Roma (la catedral del Papa) y donde el 22 de febrero de 1300 el Papa Bonifacio VIII introdujo en la vida de la Iglesia los años jubilares. Pero, ante la afluencia tan creciente y numerosa de peregrinos, se decidió que las otras tres basílicas mayores de Roma (Santa María la Mayor, San Pedro en el Vaticano y San Pablo en la Vía Ostiense) también tuvieran sus respectivas puertas santas.

 

(10) Requisitos para recibir las gracias jubilares.-  El beneficio espiritual del Año Santo o Jubilar es el perdón de los pecados. Para lograrlo, el cristiano debe alcanzar la indulgencia plenaria, viviendo activamente el Jubileo y cumpliendo las disposiciones establecidas por la Santa Sede.

Se podrá diariamente alcanzar la indulgencia plenaria, cumpliendo las disposiciones establecidas por la Santa Sede: (1) Arrepentimiento por los pecados y deseo de conversión. (2) Peregrinación a un templo o lugar jubilar. (3) Orar por las intenciones del Papa y por el Año Jubilar (Padre Nuestro, Credo y Salve). (4) Recepción del sacramento de la confesión. (5) Recepción de la comunión sacramental. (6) Es también recomendable una obra de caridad o de misericordia.

 

Publicado en Nueva Alcarria el 20 de diciembre de 2024

Caminando en Esperanza

José González Vegas

Delegación de Piedad Popular, Hermandades y Cofradías

 

 

Se ha celebrado en Sevilla, entre los días 4 y 8 de diciembre, el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular bajo el lema “Caminando en Esperanza”, que ha reunido a casi dos mil congresistas de cuatro continentes, contando entre ellos con una amplia representación de la Delegación de Piedad Popular Cofradías y Hermandades de la Diócesis de Sigüenza – Guadalajara.

En este Congreso que se ha celebrado cinco lustros después del anterior, se ha hecho, en palabras del señor arzobispo de Sevilla, Monseñor José Ángel Sáinz Meneses, una “audaz renovación de la mirada, como el modo concreto de las hermandades y cofradías para llegar a ser fermento en el mundo contemporáneo”, con el que se observa el mundo de las Cofradías y Hermandades, y en sí, el mundo cofrade. Se ha comprobado que nos hemos encontrado ante un espacio de diálogo fructífero y crecimiento mutuo.

El congreso ha contado con la participación como ponentes de prestigiosos expertos conocedores de los temas que se han tratado. Tal es el caso de: Excmo. y Rvdmo. Monseñor Salvatore Fisichella (Prefecto del Dicasterio para la Evangelización), S.E.R. Cardenal Kevin Joseph Farrell (Prefecto del Dicasterio de Familia y Vida), profesor Dr. D. Darío Vitali (Pontificia Universidad de Roma), S.E.R. Cardenal Marcelo Semeraro (Prefecto del Dicasterio para las causas de los Santos), S.E.R. Cardenal José Tolentino de Mendoza (Prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación), Rvdo. D. Carlos Galli (Pontificia Universidad Católica Argentina), etc…

El Congreso se ha dividido en cuatro “líneas de fuerza”: “Encuentro, Reflexión, Contemplación y Compromiso”, que han aportado siete conclusiones prácticas.

Encuentro.- El congreso ha sido un espacio de encuentro, en el que se ha procurado el acercamiento a Dios en la Iglesia. La primera actitud que permite reflejar la imagen de Cristo en el seno de las hermandades y cofradías es la fraternidad, antídoto frente al aislamiento contemporáneo, que permite superar además toda forma de soledad. La pertenencia a una cofradía o hermandad no es algo aleatorio, sino un hecho que está íntimamente ligado a la pertenencia familiar, primer ámbito de anuncio de la fe para los hijos. Por ello, las cofradías no son simples sociedades de ayuda mutua o asociaciones filantrópicas.

Reflexión.- Este ejercicio intelectual ha aportado luces para el presente, pero será ante todo una hoja de ruta para el futuro. Se ha partido de los tres pilares de las reglas de las hermandades – liturgia y culto, la permanente llamada a la formación y la hermandad como casa de caridad – para destacar, a la luz de las ponencias escuchadas, que hay cuatro perspectivas a considerar: la antropologíca, la histórica, la teológica y la eclesiológica.

Las ponencias han resaltado con claridad dos grandes proyecciones que emergen como ejes fundamentales de la reflexión: “la evangelización y la identidad de las hermandades”. Por un lado, se ha profundizado en cómo las hermandades, desde su rica tradición espiritual, están llamadas a ser instrumentos eficaces de anuncio del Evangelio, testimoniando una fe que es celebrada, vivida y compartida. Por otro lado, se ha subrayado la importancia de reafirmar su identidad, entendida como un espacio de comunión y fraternidad en el que confluyen devoción, formación, compromiso pastoral y acción caritativa. El desafío de la evangelización en la actualidad implica no solo humanizar la tecnología, sino también redescubrir la maravilla ante la belleza como vía privilegiada para el encuentro con Dios. El cofrade que emerge de las reflexiones de este congreso se define como “un discípulo misionero, de profunda espiritualidad y sólida formación”.

Contemplación.- En una sociedad acelerada que a menudo deja poco lugar para el silencio y la meditación, es fundamental la contemplación. La “mirada”, a través de las imágenes, atravesando de parte a parte el impacto de su sensibilidad, alcanza su plenitud cuando se abre a un fenómeno que la desborda, pero en el que paradójicamente reconoce su identidad y su propia meta. La “mirada” – tocada por la presencia de lo trascendente,  al que no puede someter a su control o a su interpretación– se dispone entonces para la acogida de un don, en el marco de una experiencia auténtica de asombro y de respeto. La imagen, a través de la veneración, debe ser atravesada por la mirada, como respuesta a una primera mirada, la que procede del mismo Dios. Hay que cuidar, aludiendo al Papa Francisco “que nunca se pierda de vista la ‘carne’ de Jesucristo, esa carne hecha de pasiones, emociones, sentimientos, relatos concretos, manos que tocan y sanan, miradas que liberan y animan; de hospitalidad, perdón, indignación, valor, arrojo. En una palabra, de amor”.

Compromiso.- La piedad popular debe traducirse en obras concretas de amor y servicio con las que anunciar la Buena Noticia. En este apartado se ha subrayado que las hermandades “arraigadas en sus comunidades de fe, tienen una responsabilidad clave en la evangelización y en la dimensión caritativa y social de la Iglesia”. Esta cuarta línea de fuerza ha puesto de relieve la misión y el compromiso social de las hermandades, “entendidos como una respuesta concreta a las necesidades de los más vulnerables, pero, sobre todo, como una llamada directa a la conversión y a la santificación personal de sus miembros”. Este compromiso social, lejos de ser una acción aislada, se presenta como “una dimensión intrínseca a la espiritualidad de las hermandades”. Así, la acción social “no responde principalmente a las demandas externas”, sino que es una oportunidad para que “las hermandades encarnen de manera concreta el Evangelio, viviendo una fe que es al mismo tiempo veneración y compromiso con la realidad”.

El congreso nos recuerda que “las hermandades están llamadas a ser escuelas de santidad, donde cada gesto de servicio y cada proyecto caritativo son una invitación a crecer en virtud, a fortalecer los lazos de fraternidad y a caminar juntos hacia la plenitud de la vida cristiana”. También están llamadas “a desempeñar un papel fundamental en la construcción del Reino de Dios”, en un tiempo marcado por el individualismo y la fragmentación social, “las hermandades y cofradías ofrecen un modelo de comunión y fraternidad que responde a las necesidades profundas de pertenencia y encuentro humano”. Las hermandades, en suma, se convierten en “depositarias de una rica tradición, pero también en protagonistas activas de una evangelización que mira hacia el futuro, construyendo puentes entre la fe y la vida, y siendo reflejo de una Iglesia en salida, al servicio de la humanidad”. Para acabar con esta línea de fuerza se proclamó que “Es la hora de un nueva ‘imaginación de la caridad’, que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno”. Este planteamiento convierte a las hermandades en “casas de caridad”.

 

 

Las siete conclusiones prácticas se resumieron en lo siguiente.

La primera de ellas se resume en el redescubrimiento de la mirada transformadora de Dios: “Encuentro con Dios y contemplación”. “Este Congreso ha mostrado que la piedad popular ofrece un espacio privilegiado para el encuentro con Dios, en el que la veneración de las imágenes, pero, sobre todo, el ejercicio de la litúrgia, propicia un verdadero cruce de miradas trascendental”.

En segundo lugar, comunión y sinodalidad, ha subrayado que “las hermandades y cofradías han de ser un reflejo vivo de la comunión eclesial, enraizada en Cristo”. Aquí se habló de “casas y escuelas de comunión que testimonian el Amor de Dios, su esencia radica en la construcción de lazos de fraternidad, tanto entre los hermanos, como con las otras hermandades, la parroquia, la Diócesis, la Iglesia universal, de la que son parte activa.

La tercera conclusión, el misterio divino, se resume en el “misterio divino como fuente de la santificación”, destacando que la liturgia es “el acto de alabanza que hace posible el crecimiento en la santidad y la comunión eclesial, enraizada en Cristo.

La cuarta conclusión práctica, misión y testimonio, se resume en la necesidad de “ser fermento en medio del mundo”. Más concretamente, alude a un “testimonio valiente” del Evangelio en la sociedad contemporánea. Este testimonio, auténtico primer anuncio de la fe, ha de manifestarse visiblemente en una vida que anuncie el mensaje de salvación con el ejemplo cotidiano y la palabra oportuna, con la coherencia de vida .

En quinto lugar, hacer presente el amor de Dios en medio de su pueblo, y responder a las necesidades actuales requiere “una nueva imaginación de la caridad, que ponga en juego la ayuda material a los más pobres, junto con la fraternidad y el reconocimiento de la dignidad personal”. La caridad es un rasgo distintivo de las hermandades, que, como se ha señalado en este Congreso, son, de tantos modos, hogares acogedores para los más vulnerables. Responder a las necesidades actuales requiere una nueva imaginación de la caridad, que ponga en juego la ayuda material a los más pobres, junto con la fraternidad y el reconocimiento de la dignidad personal.

La formación en las hermandades es la sexta conclusión. Este compromiso formativo es determinante para que los hermanos vivan su vocación y puedan fortalecer su identidad eclesial y el sentido de su misión. De hecho, ha quedado también de manifiesto cómo “la formación cristiana debe ser una prioridad en las hermandades”.

La última conclusión práctica conmina a hacer un observatorio de piedad popular, es preciso impulsar la creación de un observatorio como espacio de estudio y reflexión permanente sobre la piedad popular. Este foro interdisciplinar está llamado a continuar el análisis de la riqueza espiritual de las hermandades, a identificar los retos y los desafíos contemporáneos y a diseñar propuestas pastorales que fortalezcan su papel evangelizador en la Iglesia.

Un último pensamiento cerró el congreso; “ante las imágenes de nuestra devoción, también nosotros nos sentimos mirados, pues no son meras pantallas, sino que, en ellas, es Dios mismo quien cruza su viva mirada con la nuestra, hasta el punto de que somos vistos por el Señor, alcanzados por el milagro de su Vida, de su Carne”.

Para finalizar el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular se celebró una procesión con las principales devociones de Sevilla y su provincia a la que asistieron más de un millón de personas.

                      Parte de los miembros de la delegación de Guadalajara en el Congreso.

 

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