En la solemne eucaristía, en la que participaron miembros de comunidades de toda la provincia, participó también el obispo emérito
El obispo de Sigüenza-Guadalajara, Julián Ruiz, presidió en la tarde del domingo 23 de junio una eucaristía en la catedral de Sigüenza que sirvió de clausura del Sínodo Diocesano. En ella participó el obispo emérito, Atilano Rodríguez, a quien el obispo agradeció “su iniciativa y su constante esfuerzo” para llevarlo adelante. Él fue quien lo convocó en el mismo templo el 2 de diciembre de 2018.
Además de casi todos los sacerdotes diocesanos, participaron en la misa numerosos religiosos y laicos llegados de los cuatro puntos cardinales de la provincia, como se puso de manifiesto en la celebración. También se unió desde la distancia, con un mensaje al que hizo referencia el prelado en su homilía, el también obispo emérito, José Sánchez.
La finalidad del sínodo es prestar ayuda al obispo en el ejercicio de la función, que le es propia, de guiar a la comunidad cristiana. Por eso, los diferentes grupos sinodales, que han trabajado los temas que se propusieron tras la encuesta a la que respondieron unas seis mil personas, con su reflexión, han perfilado el impulso pastoral que la diócesis tendrá que llevar a cabo en los próximos años.
Celebración especial
La clausura de un sínodo tiene unos ritos muy definidos litúrgicamente. En la celebración participaron personas de distintas parroquias de la diócesis. La parte musical estuvo a cargo del Coro Ciudad de Molina.
Antes de concluir la eucaristía hubo unos ritos finales especiales. El secretario del Sínodo, Ángel Luis Toledano, leyó el Mensaje al Pueblo de Dios, aprobado por todos los sinodales, en el que se hace un recorrido histórico de estos años caminando juntos, se recuerda el “dolor provocado por la pandemia” y se reconoce el esfuerzo de los distintos grupos y comisiones trabajando cuatro temas: Llamados, Desafiados, Evangelizamos y Servimos. Finalmente, el mensaje, alude a los retos que la diócesis tiene por delante en su tarea evangelizadora, a los que tiene que responder animada “por el ejemplo del papa Francisco”, siendo en esta sociedad una “Iglesia en salida”. La celebración concluyó con el canto del Te Deum, reservado para las celebraciones litúrgicas más solmenes, y la invocación de la protección de la Virgen.
Fase siguiente
Tras la clausura pública el sínodo tendrá un desarrollo posterior, porque como declaró el obispo “el Sínodo no concluye, queda por delante la vida, y esperamos que sea vida abundante y fecunda”.
Por tanto, en una siguiente fase, tras la publicación de las constituciones, en la que se pondrá en práctica todo lo que ha sido objeto del discernimiento común, mediante planes pastorales que recogerán el fruto del trabajo llevado a cabo durante el camino sinodal.