El día 1 de enero, solemnidad de Santa María Madre de Dios, la Iglesia católica celebra la Jornada Mundial de Oración por la Paz desde hace cuarenta y nueve años. Instituida por el papa Pablo VI, es una llamada universal pidiendo a los católicos plegarias por la paz en el mundo y llamando a gobiernos, instituciones y personas a superar los conflictos que desestabilizan a la humanidad y a superar comportamientos de indiferencia al respecto. Por eso, las parroquias y comunidades dedican la misa del primer día del año a rezar por la paz del mundo.
Además, cada año hay un lema distinto y un mensaje papal que se envía a las Cancillería de todo el mundo y, también, señala la línea diplomática de la Santa Sede para el año que inicia. El lema de este año dice “Vence la indiferencia y conquista la paz”. Y el mensaje apunta a que desde la instrucción, la cultura y los medios de comunicación, se estimule a “construir un mundo más consciente y misericordioso, y por tanto más libre y más justo”. El obispo diocesano, mons. Rodríguez Martínez, dedica su carta de esta semana al mismo asunto.