El 8 de noviembre de 1517, en Roa (Burgos) falleció fray Francisco Ximénez de Cisneros, cardenal arzobispo de Toledo y regente de España, cuando se disponía a recibir a Carlos I, el nuevo monarca. Su figura fue, pues, estelar en los albores del Renacimiento en España, tanto en lo político, como lo religioso y lo cultural. Cisneros, a título de ejemplo de ingente quehacer, fue el fundador de la Universidad Complutense o de Alcalá de Henares, y en la capilla de la misma dedicada a san Ildefonso pidió ser enterrado y allí permanecieron sus restos mortales hasta la mitad de siglo XIX. Su posterior enterramiento fue en la colegiata magistral de los Santos Niños Justo y Pastor (actual catedral) hasta 1936 y allí regresaron en 1977. Cisneros nació en la localidad madrileña de Torrelaguna en 1436. Fue párroco de Uceda, canónigo y provisor en Sigüenza, fraile franciscano y reformador en Tendilla y desde 1495 hasta su muerte arzobispo de Toledo.
La diócesis de Alcalá de Henares ha abierto ahora las celebraciones del quinto centenario de su nacimiento. La apertura de las mismas fue en la tarde del martes 8 de noviembre con un oficio litúrgico en rito mozárabe en su memoria. Presidió Juan Antonio Reig Pla, obispo complutense, acompañado del arzobispo de Toledo y del obispo de Sigüenza-Guadalajara. Las vísperas litúrgicas, cantadas polifónicamente y acompañamiento de órgano, fueron precedidas de una procesión con la urna de sus restos (documental y pericialmente reconocidos de nuevo) desde el monasterio de las Clarisas de San Juan de la Penitencia, contenidos y portados en el Arca de las Victorias de Carlos rey emperador. La procesión concluyó con la colocación de las mismas debajo del altar mayor y en la girola de la catedral, señalizadas mediante un relieve conmemorativo elaborado en bronce por escultor Julio López Hernández.