Adviento
La palabra latina "adventus" significa “venida”. En el lenguaje cristiano, se refiere a la venida de Jesucristo. La Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como una oportunidad para prepararnos en la esperanza y en el arrepentimiento para la llegada del Señor. Tiempo de espera, de expectación.
Alegría
Es la actitud que brota del corazón cuando se presiente la cercanía de la llegada de Aquel que se ama y nos ama. La Liturgia nos invita a manifestar el gozo interior porque se aproxima el nacimiento de Nuestro Salvador. La sociedad se expresa con luces y canciones, el alma del creyente, con profundo regocijo.
Amor
El tiempo que precede a la Navidad es propicio para intercambiar gestos de amistad, de amor, como expresión del don que supone la venida de Dios al mundo, regalo supremo que el Creador hace a su criatura. La generosidad, el compartir los bienes, la solidaridad con los más menesterosos surge al experimentar la bondad divina.
Confianza
En el tiempo previo a la Navidad se nos invita a confiar en las promesas divinas, que tienen su cumplimiento con la venida de Dios al mundo, cuando se encarna en la Nazarena, y nace en Belén el Hijo de Dios y de María.
Esperanza
Es la actitud más adecuada en el tiempo de preparación para la Navidad. Es virtud teologal, que se experimenta por la gracia, fruto del don de la fe, pues no se funda en el deseo de que acontezca nuestra voluntad, sino la voluntad de Dios.
Paz
Será el saludo de los ángeles a los pastores. El Hijo de Dios se nos revela como Príncipe de la Paz. Paz que significa reconciliación, perdón, misericordia, y que se simboliza con la imagen de las espadas hechas podaderas, y con la convivencia del lobo con el cordero.
Vigilancia
Se nos invita a estar atentos, despiertos, porque el Señor puede venir a cualquier hora. La Palabra nos augura que aquellos que estén en actitud vigilante cuando llegue el Señor entrarán con Él al banquete de bodas. La tradición celebra el nacimiento de Jesús a medianoche.
Feliz Adviento
Te deseo que gustes y que goces siempre de luz en el horizonte de tu vida, y que seas testigo de la serenidad que se experimenta cuando se da fe a la Palabra de Dios. Él es de fiar y merece confianza.