En el año 2015, según la Guía diocesana de Vida Consagrada (2007), las monjas Cistercienses de Brihuega y las Carmelitas de Guadalajara celebran los cuatrocientos años de fundación.
Ambas comunidades se constituyeron en 1615 en tierras alcarreñas y ambas comunidades se levantaron sobre el cimiento de sendos conventos de geografía foránea.
Así, el monasterio carmelita de San José fue fundado en Arenas de San Pedro en 1594; y en 1615, bajo la protección de los duques del Infantado, se trasladó a Guadalajara. En él profesaron y vivieron, como es conocido, las Beatas Mártires Carmelitas de Guadalajara.
A su vez, el caballero Juan de Molina auspició la fundación de Brihuega, viniendo desde el monasterio vallisoletano de San Joaquín y Santa Ana las primeras religiosas que poblaron el briocense de Santa Ana. En la actualidad, este convento tiene once monjas que, además de la vida contemplativa, realizan tareas manuales y artesanales, como informa la página www.cisterbrihuega.org.