Muchos cristianos se unieron en la noche del 4 de abril a millones de personas que, en todo el mundo, rezaron por la paz respondiendo a la invitación de la parroquia de Fátima, en Portugal, coincidiendo con el primer centenario de la muerte de Francisco Marto, uno de los niños santos a los que la Virgen reveló su mensaje de paz, oración y penitencia.