En estos días de confinamiento por la pandemia del coronavirus llega la Jornada por la Vida con el lema “sembradores de esperanza”. Lema escrito meses antes que se diese esta circunstancia, que nos ha tocado vivir, y que hoy día puede cobrar un sentido más amplio: acoger, proteger, cuidar y acompañar la vida.
Sembradores de esperanza son todas aquellas personas que con su trabajo nos están garantizando unas condiciones dignas de vida, a pesar de que tengamos que estar dentro de nuestras casas, y, así, podamos vivir sin miedo a la falta de recursos básicos: agricultores, ganaderos, pescadores, transportistas, gruístas, mecánicos, dependientes de tiendas y supermercados, informáticos, periodistas y trabajadores de los medios de comunicación, teleoperadores, personal de limpieza y recogida de basuras, etc.
Sembradores de esperanza son todos aquellos que cuidan de nuestra salud y de las de personas mayores o con dependencia: personal sanitario, cuidadores en domicilio, trabajadores de centros de mayores o centros de personas con dependencia, farmaceúticos, etc.
Sembradores de esperanza son todos aquellos que nos protegen: policía nacional, guardia civil, policía local y ejército.
Sembradores de esperanza son los sacerdotes que están al servicio de todos para atender las necesidades espirituales de los que se lo pidan y para hacernos llegar la cercanía de Dios a través de su oración y, en ocasiones, usando los medios de comunicación como la televisión y las redes sociales para celebrar la Eucaristía, exposiciones del Santísimo y otras celebraciones o reflexiones. También cuando acompañan a los enfermos y a sus familiares en estas condiciones tan difíciles. Además, siembran esperanza mediante los sacramentos, especialmente a través de la Unción de Enfermos, de la Penitencia y de la Eucaristía (aún celebrada en soledad).
Sembradores de esperanza son todos los religiosos y religiosas que se dedican a la vida caritativa y siguen atendiendo a personas necesitadas, o los que se dedican a la vida contemplativa siendo el sustento y fortaleza de todos nosotros y toda la Iglesia.
Sembradores de esperanza podemos ser todos nosotros siendo responsables y quedándonos en casa, limitando estrictamente nuestras salidas a las realmente necesarias.
Sembradores de esperanza son las familias que, dentro de casa, son testimonio de Iglesia Doméstica, viviendo la fe y la oración, viviendo lo cotidiano de cada día (trabajo desde casa o la tristeza de no tener trabajo por esta situación, los deberes del colegio de los hijos, la convivencia, las tareas domésticas, etc.) y viviendo la gracia de la generosidad y del perdón cuando haya alguna tensión fruto del confinamiento. Siembran la esperanza aquellos matrimonios que aprovechan este tiempo para aumentar su diálogo, comunicación y escucha, cuidando su amor con los pequeños detalles de cada día.
SEMBRAR ESPERANZA es decir SÍ A LA VIDA, como la Virgen María dijo SÍ A DIOS cuando el Arcángel Gabriel le anunció que estaba encinta del Hijo de Dios. En estos momentos de pandemia pidamos fortaleza al Señor para que seamos “humildes sembradores de esperanza para todos los que sufren” y “nos sintamos enviados a la tarea apasionante y luminosa de amor y misericordia de llevar la esperanza de Dios”.
Sembrar esperanza, decir sí a la Vida es, ahora y siempre, poner en el centro de nuestra vida a Quien es la VIDA PLENA: DIOS. Sólo Dios es quien guía, fortalece, sostiene y acompaña a todos los sembradores de esperanza.
El equipo de la Delegación de Familia y Vida #QUEDATEENCASA