En estos momentos de sufrimiento y confusión por la pandemia del COVID -19, teniendo en cuenta su rápida propagación, el estado de alarma decretado por el gobierno de la nación y la imposibilidad de celebrar comunitariamente la liturgia en los templos de la diócesis, establezco que se tengan en cuenta las siguientes prescripciones con relación a las celebraciones de la Semana Santa:
- Los sacerdotes, aunque tengan encomendadas varias parroquias, celebrarán el Triduo Pascual solamente en una y, mientras no se disponga lo contrario, los templos deben permanecer cerrados y sin culto público, según las indicaciones del decreto del pasado 15 de marzo.
- Domingo de Ramos: la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén se celebrará en el interior del templo. En la Iglesia concatedral, en la que si Dios quiere presidiré los oficios litúrgicos con ocasión del Triduo Pascual, se utilizará la segunda forma prevista en el Misal Romano. En las iglesias parroquiales o en otros centros de culto se utilizará la tercera.
- Jueves Santo:
-Misa Crismal: teniendo en cuenta las normas dictadas por la Congregación para el Culto divino y la Disciplina de los Sacramentos, el día 25 de marzo del año en curso, se pospone la celebración de la Misa Crismal y la renovación de las promesas sacerdotales a una fecha que se comunicará oportunamente, cuando concluya el actual estado de alarma.
-Misa en la Cena del Señor: en esta celebración se omite el lavatorio de los pies, que ya es facultativo. A la conclusión de la Santa Misa, se omite la procesión y el Santísimo Sacramento será reservado en el sagrario. En este día se concede excepcionalmente a los presbíteros la celebración de la Santa Misa sin presencia de pueblo en un lugar adecuado. Los sacerdotes que no tengan la posibilidad de celebrar la Santa Misa, se unirán a la liturgia de la Iglesia con el rezo de Vísperas.
- Viernes Santo: en la oración universal, introdúzcase una súplica especial por quienes se encuentran en situación de peligro, por los enfermos y difuntos. La adoración de la cruz con el beso a la misma, limítese solo al celebrante.
- Vigilia Pascual: celébrese solamente en la Catedral, Concatedral y templos parroquiales. Omítase la bendición del fuego y la procesión de entrada con el cirio pascual. Este se enciende directamente de una vela antes de la proclamación del pregón pascual. Para la liturgia bautismal, manténgase solo la renovación de las promesas bautismales.
- El Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, invita a que los sacerdotes avisen a los fieles del horario de las celebraciones para que puedan unirse a las mismas desde sus casas. En este sentido, son de gran utilidad los medios de comunicación y telemáticos en directo, no grabados.
En estos momentos de tanto sufrimiento para toda la sociedad y, por tanto, para la Iglesia, unamos nuestra oración por el cese de la pandemia, por la recuperación de los enfermos y por el eterno descanso de los difuntos. Pedimos, igualmente, por todo el personal sanitario, los encargados del mantenimiento del orden público y todos los que, con su trabajo diario, mantienen los servicios básicos para la población, especialmente por los que cuidan de los mayores y de las personas vulnerables. Tengamos un recuerdo especial para los trabajadores y voluntarios de Caritas que siguen acompañando a los más desfavorecidos de la sociedad.
Invito a todos los sacerdotes a seguir acompañando a nuestro pueblo con la oración y con la atención a los necesitados, como ya lo vienen haciendo, para que los domicilios de nuestros fieles se conviertan en pequeñas iglesias domésticas.
Atilano Rodríguez
Obispo de Sigüenza-Guadalajara