Por Natalia Mínguez
Describir con palabras esta bonita experiencia es muy complicado, para entenderlo hay que vivirlo. Este año debido al virus que recorre nuestras calles, hemos tenido que quedarnos todos en casa durante la Semana Santa.
Al principio, en mi caso, me provocaba mucha tristeza porque no iba a haber Semana Santa viviente, sin procesiones, sin poder comer torrijas en la cafetería de enfrente con los amigos. Por ello, no tenía ganas de celebrar esa semana tan especial. De hecho, tenía pensado centrarme en otros asuntos y dejarla a un lado.
El caso es que un día, antes de comenzar la Semana Santa, me mandó un WhatsApp una amiga que conocí en un campamento Diocesano llamado Camino Abierto, a la que quiero muchísimo. Ella me envió un enlace para unirme a un grupo donde se iba a celebrar una Pascua Joven vía online.
Me sorprendí y pregunté que qué era eso y sobre qué trataba. Me lo estuvo explicando y accedí al enlace con curiosidad e intriga.
Una vez entré al grupo, me mandaron unas preguntas con diferentes opciones. Una de ellas era: ¿Participarás solo en las oraciones o también en los grupos de compartir? En ese momento no sabía qué hacer porque me habían mandado trabajos y tenía que estudiar como el resto de semanas. La primera vez contesté que no iba a participar en los grupos de reflexión, me centré en todo lo que tenía que hacer, pero luego le di más vueltas y acepté. No tenía nada que perder , podía reservar una gotita de tiempo de estudio a Dios.
Nuestra rutina era, leer la reflexión del día por las mañanas y por las tardes compartir con nuestro grupo esa reflexión, recogiendo ideas, para después mandarlas al grupo general. También asistía a celebraciones por youtube o zoom que preparaban los sacerdotes y algunos jóvenes con todo su cariño para nosotros.
Una vez vivida esta experiencia, me quedo con las personas nuevas que he conocido a través de Internet, con las reflexiones profundas que me hacían darme cuenta de lo es verdaderamente la Semana Santa, y con todo el trabajo y esfuerzo que lleva detrás, el cual normalmente no se valora.
Si tuviera que resumir esta Pascua en dos palabras yo diría acercamiento y reflexión. Acercamiento porque me ha ayudado a pensar y a tener más presente a Dios en mi vida, ya que lo tenía un poco olvidado debido a los estudios. Por otro lado, reflexión, porque ha hecho que piense en mí, en mis circunstancias, mis sentimientos. También me he dado cuenta de que las personas no valoramos todo lo que tenemos, sino que nos quejamos pidiendo siempre más y olvidándonos de la ayuda que Dios nos puede ofrecer.
Recomiendo esta actividad a todos los jóvenes porque transmite mucho y nos ayuda a crecer en la fe de una manera muy agradable. Doy gracias a todos los implicados en este proyecto por haberme introducido en esta nueva experiencia la cual desconocía y por haberme hecho vivir la Pascua como verdaderamente hay que vivirla; llena de amor, cariño, comprensión, atención, paz, bondad y sobre todo, reflexión y oración.
¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! UN BESO