Tras el decreto episcopal que permitía la reanudación de los cultos con fieles desde el 11 de mayo, las parroquias han vuelto tener misas según sus horarios habituales. La tónica general de la reanudación, tanto en poblaciones mayores como en pueblos pequeños, es la precaución en la asistencia y en las condiciones de desarrollo de la liturgia.
Los asistentes van de menos a más paulatinamente, creciendo día a día por unidades, y con menor presencia de personas mayores, que tienen dispensa del precepto.
A su vez, los requisitos sanitarios imponen cautelas de distancia entre fieles y en gestos de participación en la paz, en la comunión y en las entradas y salidas de los templos, como es bien sabido. La primera eucaristía dominical, el domingo 17, también notó reservas de asistencia; y en algunas parroquias rurales no llegó a celebrarse.
La solemnidad de la Ascensión de Señor favorecerá el aumento de asistencia, pese a que no haya primeras comuniones.