Nada más fuerte es un cuento escrito por Ángela Ionescu. Como todas las narraciones de este tipo, este relato breve es simplemente fantástico en la diversidad de las acepciones de la palabra. Es decir que, como todos los cuentos, está basado en un hecho que puede ser real o imaginario, cuya trama es protagonizada por un pequeño grupo de personajes, en este caso una madre y sus dos hijos, y con un argumento sencillo, emotivo y, por lo tanto, fácil de entender. Pero a la vez es fantástico porque ese argumento es una experiencia maravillosa en torno a la familia. Ese “es el mensaje central de este cuento, transmitido con su ágil y hermosa narrativa, que le sirve al mismo tiempo para ensalzar a la familia y entonarle un canto de alabanza. Porque nada hay más fuerte que el amor familiar”. Esta es la precisa, y preciosa, descripción del cuento de Ángela Ionescu que hace la Abadesa del Monasterio Cisterciense de Buenafuente del Sistal, en su breve presentación del mismo.
La narración nos pone el ejemplo de la entrega maternal en la familia humana, y también la dedicación y protección que los animales hacen de sus crías. Exaltando el sentimiento amoroso y el instinto de supervivencia que se expresa en el ámbito familiar. Este cuento sirve para recordarnos tantos gestos de entrega generosa que todos hemos vivido en nuestros hogares, que tantas veces han pasado desapercibidos, y que sin duda al recordarlos suscitan en nuestro interior el reconocimiento callado, y son gratos a los ojos de Dios.