Este lunes 19 de septiembre se cumple un año de la erupción volcánica de “Tajogaite” en La Palma. Una tragedia natural que afectó a más de 7.000 personas y que destrozó más de 2.600 edificaciones y casi un centenar de kilómetros de carreteras. Desde que se inició el proceso eruptivo, Cáritas Diocesana de Tenerife puso en marcha un Gabinete de Crisis y una Campaña de Emergencia y Solidaridad con la Isla, que incluyó una serie de actuaciones urgentes y la planificación de acciones a medio y largo plazo.
Un año después de aquella fecha, Cáritas Diocesana de Tenerife continúa atendiendo y acompañando a las personas afectadas, muchas de las cuales perdieron sus viviendas y medios de vida. En concreto, hasta el momento se han producido más de 2.600 atenciones y son ya 1.100 las familias y 3.000 las personas (entre ellas 620 menores) que han recibido algún tipo de ayuda de la entidad, gracias a las aportaciones recibidas en el marco de la referida Campaña de Emergencia y Solidaridad con la Isla.
Con las donaciones recibidas (6,6 millones de euros), Cáritas Diocesana de Tenerife ha invertido 2 millones de euros, fundamentalmente en ayudas al alquiler, atención básica y obras de reforma y compra de mobiliario a familias damnificadas de la erupción y en situación de vulnerabilidad.
En materia de Vivienda, la entidad eclesial sigue planificando e implementando acciones a medio y largo plazo, entre ellas la concesión de ayuda económicas para el apoyo en enseres, mobiliario y electrodomésticos de las viviendas que se vieron afectadas por las coladas del volcán “Tajogaite”, que aún no están en condiciones adecuadas de habitabilidad.
Cáritas Diocesana de Tenerife sigue trabajando en coordinación con los equipos de trabajo que acompañan a las familias acogidas en los hoteles que se habilitaron, siendo Cáritas una de las entidades que nueve meses después de la finalización de la erupción continúan dando respuesta a las necesidades concretas de estas personas, para que puedan volver a su vivienda habitual.
Desde la entidad también se está dando apoyo a los afectados de las zonas rurales en material laboral, ya que en la mayor parte de los casos han perdido sus herramientas y medios para poder recuperar sus fincas.
En definitiva, se siguen sumando esfuerzos y recursos a los de los agentes sociales e instituciones presentes en las zonas afectadas y en toda la Isla, compartiendo con ellos el compromiso y la solidaridad que nos mueve como Iglesia.