El pasado sábado los voluntarios de Alcalá Meco y Estremera, nos reuníamos en Villanueva de la Torre para compartir una comida hecha con detalle, es decir con esmero, delicadeza y cariño.
El encuentro fue de una gratitud tremenda, no sólo por la buena acogida de los anfitriones sino también por el deseo de ese reencuentro de saludos y abrazos, de intercambiar necesidades, inquietudes, nuevas ideas, nuevas formas de hacer, y como no evaluar lo que estamos haciendo, pero lo bueno de este encuentro fue la forma distendida, sin prisas durante la comida y en la sobremesa, donde no faltaron anécdotas de las que nos suelen ocurrir en los dos Centros penitenciarios; anécdotas que en algunas ocasiones nos proporcionan una sonrisa y en otras muchas son un tanto desagradables. Como no perdemos el horizonte y sabemos dónde nos encontramos nos ayudan a resituarnos en nuestra tares de: Acompañar, estar, escuchar, conducir, fortalecer, intuir carencias, sacar lo mejor de cada uno de ellos, y por supuesto ser conscientes de las muchas realidades que se nos escapan, de heridas no curadas en la propia historia personal; en seguir apostando y arriesgar por ellos actuando con ternura y con firmeza, son ellos lo que tienen que elaborar su nuevo trayecto, pero no olvidamos las dificultades estructurales, los Centros Penitenciarios son espacios hostiles, son el lugar donde nadie quiere estar, es distrito despersonalizado, es soledad segura y futuro incierto.
Estas y otras cosas pusimos sobre la mesa, por ello queremos hacer llegar a todos los compañeros voluntarios de las distintos Centros Penitenciarios, lo bueno y fructífero que son los encuentros fuera de la programaciones tan necesarias. Seguimos con esperanza, amor y verdad el impulso del Espíritu para que siga haciendo con nosotros grandes cosas en favor de nuestros hermanos/@s privados de libertad.