En la tarde del sábado 2 de septiembre se celebró la eucaristía de despedida de la Comunidad Marista de Guadalajara, ceremonia que presidió el obispo Atilano Rodríguez y a la que asistieron más de 170 personas, en su mayoría vinculadas al Colegio Champagnat como profesores, familias, alumnos y amigos. Ceremonia con sabor de intimidad y nostalgia, además de responder al reconocimiento de una tarea educativa y pastoral que los Hermanos Maristas iniciaron en Guadalajara en 1961. Así lo reconocieron algunas de las intervenciones de memoria y homenaje.
Los cuatro hermanos ya tenían desde este verano noticia de los nuevos destinos en diversas ciudades. Los mayores para residir en comunidades de descanso y los más jóvenes con el encargo de visitar periódicamente el colegio, además de otras tareas en los respectivos lugares. Según venían haciendo, el equipo directivo y toda la comunidad educativa, “tan joven y tan dinámica en este nuestro-nuestro colegio Champagnat de Guadalajara”, como dijo en su intervención el hermano Jesús Rodríguez, llevarán con rumbo adecuado el colegio.