El fin de curso siempre suena a evaluación. También la diócesis, al concluir el presente curso pastoral, ha llevado a cabo una reflexión compartida con los distintos órganos consultivos y los agentes de la pastoral diocesana, para revisar los trabajos realizados durante los últimos meses.
De esta forma el obispo y el Consejo Episcopal se ha reunido en los últimos días con los Consejos de Consultores y el de Asuntos Económicos, con la Comisión Permanente del Consejo Diocesano de Pastoral y la Coordinadora de Apostolado Seglar, así como con la Junta Directiva de la CONFER diocesana. También la Comisión Permanente del Consejo Presbiteral ha tenido jornada de reflexión sobre las conclusiones de la última asamblea plenaria, iniciando el trabajo de futuras sesiones.
En este ambiente de reflexión el obispo y los vicarios episcopales, tuvieron sendas reuniones con los arciprestes de la diócesis y los delegados diocesanos, para hacer balance del trabajo llevado a cabo en las distintas zonas y sectores de la pastoral conforme a las indicaciones del vigente Plan Pastoral Diocesano. Además las reuniones sirvieron para conocer las líneas de actuación para el próximo curso, basadas en la corresponsabilidad de los laicos de cara a una nueva forma de evangelización en las UdAPs y en la celebración del Año de la Misericordia, proclamado por el papa Francisco, como proceso de gracia para todos, además de seguir trabajando en el Directorio de Iniciación Cristiana con los sacramentos de la Eucaristía y Penitencia.
Iluminarán el trabajo a realizar en el curso que viene la Exhortación Apostólica, Evangelii Gaudium, la Bula del Año de la Misericordia, Misericordiae vultus, y el citado Plan Pastoral, El amor de Cristo nos urge.