Los feligreses de la unidad pastoral de Cifuentes se unieron en la iglesia parroquial de Cifuentes para tributar al sacerdote Félix Herranz Muniesa un homenaje que se ha demorado dos años por circunstancias varias. El templo se llenó hasta rebosar, como en las fiestas mayores, con fieles de la localidad y otros venidos de las parroquias de Huetos, Moranchel, Ruguilla, Sotoca y Val de San García, parroquias a las que Félix Herranz llegó hace 27 años. En el primer banco estaba su madre, vivaz y vital anciana de 94 años, y unos hermanos, familia que acudió sin que lo supiera el homenajeado, dada la discreción con que se han llevado los preparativos del acto. Se reunieron también buen número de componentes del coro parroquial y concelebraron seis sacerdotes amigos y de la zona.
Tras la comunión llegó el momento explicito de homenaje, muy sencillo a la par que cálido, en que una joven leyó un texto de reconocimiento, un jubilado entregó al párroco la placa conmemorativa y unos niños les regalaron ramos de flores a él, a su madre y a su hermana. La emotividad creció con las letras de las canciones que la Rondalla Cifontina interpretaba refiriéndose al cuarto de siglo de don Félix en la Alcarria. Un largo episodio de aplausos cerró el acto en el templo después de oír las muy agradecidas y comedidas palabras del homenajeado. Un vino español, amenizado por la banda de la ARM de Cifuentes, completó el agasajo.