Además del pregón e inicio del festival, Atilano Rodríguez, obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, recibió el premio princesa de Éboli de manos del alcalde de pastrana, Ignacio Ranera, y después de ser prologado por su predecesor en el el premio, Ciriaco Morón.
17 de julio de 2015. Pastrana inició en la tarde y noche de ayer un emocionante, y emocionado, viaje al pasado, que es el que propone cada año, desde 2001, su personalísimo Festival Ducal. Fernando Romo, director artístico del evento, resumía atinadamente el pistoletazo, o más bien habría que decir arcabuzazo, de salida: “Lo que hemos visto hoy es el arranque, suave, de un viaje en el tiempo que transportará a villa ducal al Siglo de Oro. Mañana, y el sábado, iremos mucho más lejos, para despertar de este sueño, como diría Calderón, que es el Festival al final del domingo”. Romo destacó como cualidad trascendente de un evento que nació, y evoluciona, con una marcada personalidad: “la implicación de los pastraneros” en la ambientación del asombroso viaje al Renacimiento. “Esto es Fuenteovejuna, ahora voy con Lope de Vega, pero hoy. Todos a una por una causa cultural, por reivindicar el sitio de Pastrana en la historia, y con él, su identidad actual. Pastrana tiene mucho que ofrecer, y eso hace que los artistas tengamos mucho que decir”.
A partir de las ocho y media de la tarde, la Asociación de Damas y Caballeros, la Coral de La Paz de Pastrana y la Banda de Música se unían en el propósito de pregonar el festival. Y lo hacían como merece el evento, recordando cómo fueron los antiguos en barrios de la Pastrana del Siglo de Oro. Como este, hubo tres pregones simultáneos: “Se abre ya el gran festival, que espero disfrutéis. Veremos por nuestras calles, a damas muy bien plantadas, que el siglo XVI vienen a representar. Recordaremos a la orden de Calatrava, que en esta villa estuvo, porque es tierra muy brava. A moriscos laboriosos, que la seda aquí trajeron, hasta que un decreto injusto muy lejos los expulsara. Y, cómo no recordar de Eboli la princesa, y la gran santa de España, que fue Santa Teresa”.
El primero, en la Plaza de la Hora o “zona noble y de la corte”, explicaba Javier Gumiel, director de teatro de la Asociación de Damas y Caballeros. El segundo, en las calles aledañas al ágora, que finalizaba en la Plaza de los Cuatro Caños, donde vivían aldeanos y moriscos. Hasta esa fuente bajaban, por la calle de La Palma, los judíos. Como también lo hicieron ayer, representados por los actores locales, simulando proceder de la antigua la sinagoga. Por último, el tercer pregón se dio desde el balcón del Ayuntamiento, frente a la Colegiata de Pastrana, recordando así la tradicional importancia del clero en la villa ducal.
Al final de la representación, los tres pregoneros y sus séquitos se unieron en el mismo baile, celebrando “la fiesta de las tres culturas”. Históricamente, al final del siglo XVI llegó la expulsión de los moriscos de Pastrana, “pero esa parte se representará mañana”, recordaba ayer Gumiel.
Terminado el pregón de las tres culturas, subía al escenario de la Plaza de la Hora el alcalde de Pastrana, Ignacio Ranera, para entregar el premio Princesa de Eboli, que este año ha correspondido a Atilano Rodríguez, obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Después de dar la bienvenida al público y autoridades, entre las que se encontraba el presidente de la Diputación, José Manuel Latre, el subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Juan Pablo Sánchez, la senadora Ana González, y la presidenta de FADETA, Montserrat Rivas, entre otras personalidades locales, provinciales y regionales, el alcalde recordó a Dolores Crespo, miembro activo de la Asociación de Damas y Caballeros y entusiasta del Festival, recientemente fallecida.
Ranera se refirió también a la naturaleza del premio, que reconoce la labor de personas que trabajan en la rehabilitación y divulgación del patrimonio y de la historia de Pastrana, con el propósito de “convertirnos en el referente turístico provincial y regional que queremos ser, y que un poco creo que ya somos”. Correspondió al anterior galardonado (2014), el profesor Ciriaco Morón, glosar la figura del premiado en 2015. “Don Atilano viene precedido de una fama de hombre cercano y sencillo, especialmente amable y generoso, y, debo decir que esas son las virtudes que yo mismo he llegado a admirar de él”. El profesor emérito de la Universidad de Cornell (USA) recordó que fue del obispo la decisión de llevar adelante la construcción el Museo de Tapices que se inauguró el pasado mes de octubre. Asimismo, Morón destacó también que Atilano Rodríguez es el encargado de Cáritas en la Conferencia Episcopal Española, subrayando la magnífica labor que la institución ha hecho en todos estos años de la crisis. Por último, recordó que el prelado procede de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, “que ha tenido obispos excelentes, como Jesús Enciso o Demetrio Mansilla”, afirmó, para después elevar a esa misma altura “la calidad y humanidad DE don Atilano”, valoró justo antes de dirigirse al prelado: “Don Atilano este premio es el símbolo del mayor del aprecio que Pastrana puede darle, en nombre de todos los pastraneros, y en el mío propio, le felicito y le agradezco su labor”.
El obispo comenzó su discurso de agradecimiento afirmando que aceptaba el premio “de corazón porque, a pesar de mis pocos méritos, sé que me lo dan ustedes igualmente desde el corazón”. Rodríguez tuvo unas palabras de elogio para los distinguidos anteriormente, Esther Alegre y el propio Ciriaco Morón. “A la luz de sus trabajos, a mí se me hace poco ser únicamente uno de los responsables de haber impulsado las obras del Museo de Tapices”, dijo. El prelado recordó que el proyecto fue obra de su antecesor, José Sánchez, y destacó que a pie de obra estuvieron siempre el antiguo delegado de obras de la diócesis, Luis Herranz, y el párroco de Pastrana, Emilio Esteban. “Me siento con pocos méritos, porque tuve mis miedos antes de comenzar la obra, porque el presupuesto era importante. Sin embargo, un día de 2012, dije en una reunión que el Museo iba adelante, porque no íbamos sólo a lavar la cara del edificio que iba a albergar los Tapices, queríamos hacerlo bien. Afortunadamente, no fue necesaria la ayuda de los bancos. Desde el primer momento tuve la colaboración de la Junta de Comunidades, de la Diputación, del Ayuntamiento de Pastrana y de FADETA, el grupo de desarrollo local de La Alcarria, que no solo nos ha aportado una gran cantidad de dinero, sino que además ha aportado su ilusión, consciente de que el proyecto iba a tener, como así ha sido, gran importancia para el desarrollo rural de la zona”, dijo. Por último, Rodríguez destacó que la restauración ha significado un diálogo con las distintas instituciones civiles buscando la cooperación para la consecución del bien común. “Cuando unimos voluntades y esfuerzos, quien gana es el pueblo. Por eso, quisiera que este testimonio de colaboración mutua se pudiera aplicar en otros muchos lugares de la diócesis, porque ésta será la manera de frenar la despoblación y de comenzar a pensar en la recuperación de los pequeños pueblos”.
Instantes antes de entregarle una estatuilla con la representación de la efigie de la princesa de Eboli, el alcalde de Pastrana recordó la fecha exacta de la reunión que dio luz verde al museo a la que se refería el obispo, el día 8 de mayo de 2012. “Don Atilano vio más allá. Hay que decirlo alto y claro, él tomó la decisión en un momento muy difícil. En plena crisis económica, apostó por el Museo de Pastrana, como también lo hizo FADETA, nuestro grupo de desarrollo rural, que hace posible grandes proyectos en La Alcarria, entre ellos el Museo de Pastrana que para nosotros ha significado un antes y un después en nuestra promoción turística”, terminó.
A partir de las 22 horas tuvo lugar, en el mismo escenario, la representación de “Buscando a Teresa”, interpretada por actores aficionados. Más de medio centenar de pastraneros subieron al escenario del Palacio Ducal en este espectáculo que es un paso por la vida de la Santa. Ocho actrices le dieron voz a ocho poemas de Teresa de Ávila. Cada una fue la misma santa pero en distintos momentos de su vida. La pastranera Coral de la Paz interpretó canciones con letras de Santa Teresa y también se recitarán poemas escritos por Javier Gumiel, que tienen como protagonista a la princesa de Éboli.