AL ALTAR DE DIOS EN SAN GINÉS, DE GUADALAJARA,
comparándolo con el Altar Papal de la Basílica de San Pedro
Altar de Dios, igual a Sí mismo en todas partes, que destila
Lo sublime que tengo ahora enfrente de mis ojos y mi vida.
Tantas como ocho son las columnas en que erguida
Ara espera sobre el mantel la blanca Forma, cual divina pupila
Radiando la misma luz de Dios, clara y lucida.
Dentro tanto de esta humilde iglesia que sencillez perfila,
En medio de su renaciente luz, donde rutila
Dios, cuanto en la Basílica de San Pedro, más florida.
Incendiado sagrario de luz donde el sagrado
Océano en luz de Dios siento que, en zambullida,
Se quiere aquí hacer igual que en Roma luminosa herida
Inflamada en amor y sangrando en rojo color enamorado.
Guadalajara y Roma son para Dios igual fuente de vida.
Una sola es la presencia del Ser iluminado,
Al que reverencia todo ser por quien sangró su costado.
Lo mismo en marmóreo altar romano que en otra ara encendida.
A SÍ MISMO EN TODAS PARTES. Puro y sin pecado.
Juan Pablo Mañueco
especial para la web del obispado de Sigüenza-Guadalajara