La comunidad de monjas cistercienses de Brihuega celebró el pasado sábado, 23 de octubre, el 400º aniversario de la fundación de su monasterio. La comunidad actualmente está formada por once monjas, y la abadesa es la Madre Matilde Fernández. Las monjas han querido destacar con esta celebración no solo el pasado, rico en entrega y generosidad, sino también el presente, agradeciendo el don de la vocación de cada una de las religiosas que conviven en Brihuega, bajo la regla de San Benito.
El monasterio cisterciense de Santa Ana fue fundado en 1615 por Juan de Molina. En 1936 las monjas fueron expulsadas de su convento briocense y en 1966 tuvieron que abandonar de nuevo el monasterio porque fue declarado en ruina, y tuvo que edificarse otro nuevo en las afueras de la población.
La conmemoración de este centenario se celebró solemnemente con una eucaristía presidida por Mons. Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara, concelebrada por varios sacerdotes vinculados al monasterio, y con la asistencia de numerosos vecinos de Brihuega y amigos de la comunidad.