Tu pureza sea bendita
y lo sea plenamente,
pues de Dios estaba en mente
tanta belleza infinita.
Tal tu inocencia exquisita,
María, Virgen Sagrada,
que te ofrendo en la jornada,
mi alma, corazón y vida.
Tómalos siempre a tu brida,
madre, María, y amada.
Juan Pablo Mañueco (2015)