Es un motivo de alegría volver a celebrar un año más el 5 de diciembre, Día Internacional del Voluntariado, y que aunque sea una vez cada 365 días, se ponga de relieve la figura del voluntariado. Lo primero que viene a la mente, es comenzar con unas palabras de agradecimiento a todas las personas voluntarias, por lo que significan para esta Cáritas Diocesana de Sigüenza-Guadalajara y por el excelente servicio que de manera tan eficaz, cercana y generosa, ofrecen día a día a los más pobres de nuestra Diócesis.
Es un día para proclamar y celebrar que ser voluntarios de Cáritas es un regalo, porque tenemos la suerte de poner lo que somos y tenemos al servicio de los hermanos en situación de pobreza, aquellos que son desechados, ignorados y olvidados.
Gracias por no ceder a la rutina, por formaros y renovaros permanentemente en vuestro servicio y construir espacios de esperanza con todos aquellos que acompañáis. Gracias porque además de asistir a los pobres, trabajáis por la justicia y por trasformar las estructuras que generan la pobreza y la exclusión, por dejar vuestra huella en cada una de las palabras y acciones que ponéis en marcha.
Es una alegría tener ojos abiertos, en cada uno de los rincones de esta Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, para ver el sufrimiento de los pobres, oídos atentos para escuchar su clamor y corazón sensible para conmovernos. Es una suerte contar con 759 personas voluntarias en nuestra Cáritas Diocesana que, a través de las comunidades parroquiales y los proyectos especializados, participan en esta misión tan hermosa que la Iglesia nos encomienda.
Las personas voluntarias son el gran activo que esta Institución tiene. Y por eso queremos en este día deciros GRACIAS, por vuestra disponibilidad, por vuestro esfuerzo, por vuestra sonrisa, por dar esperanza a tantos que la perdieron, como nos dice el Papa Francisco: “vosotros ayudáis a los demás a cambiar el curso de su propia vida. Sois la sal, la levadura y la luz”. ¡GRACIAS POR VUESTRO SER Y HACER!
Cáritas Diocesana Sigüenza-Guadalajara