El domingo 10 de julio, el prelado diocesano, mons. Atilano Rodríguez, presidio la eucaristía en que la comunidad cristiana de Fontanar celebraba dos acontecimientos notables. Por una parte, el sacramento de la confirmación que recibieron once jóvenes de la parroquia y por otra, las bodas de oro del templo parroquial. Acompañaron al obispo el actual párroco, José Ángel Bachiller, y su antecesor Jaime Gutiérrez.

Los 50 años del templo parroquial se están comentando ampliamente, sobre todo haciendo memoria de los párrocos que emprendieron y siguieron la construcción de una de las iglesias que entonces, 1966, se veía como una de las más modernas de la diócesis: Luciano Hijosa, Ricardo Francés y Julián Bernia. A lo largo de estas cinco décadas se han realizado algunas modificaciones, en especial en la esbelta torre y en las cubiertas. El Ayuntamiento y el Obispado han colaborado eficazmente en todas ellas.

Una de las cuatro basílicas mayores de Roma, la de Santa María la Mayor, ha hecho entrega a las diócesis españolas de un ladrillo que formaba parte del muro que cubría la Puerta Santa que se cerró tras la clausura del gran Jubileo del año 2000 convocado por San Juan Pablo II . Ahora, al abrir de nuevo la Puerta de la Misericordia para este nuevo Jubileo proclamado por el papa Francisco, estos ladrillos han sido repartidos por toda la cristiandad.

A nuestra diócesis de Sigüenza-Guadalajara se le ha hecho llegar el número 86 de los dos mil que contenía el muro, y en este momento se encuentra expuesto en la sede del obispado en Guadalajara junto al certificado que acredita su autenticidad, firmado por el Cardenal Santos Abril y Castelló, arcipreste de la citada basílica romana.

El Poblado de El Atazar es el marco natural en que dos parroquias guadalajareñas, Santa María y Santísimo Sacramento y una azudense, Santa Cruz, realizan el campamento estival para niños y niñas entre el 11 y el 22 de julio.

Se han apuntado 70 chavales, a quienes acompañan una veintena de monitores y catequistas, junto con algunos párrocos. La animación del campamento corre a cargo, sobre todo, del Club Juvenil Almazara, de Azuqueca, que de donde son más de la mitad de los acampados. El eje de las actividades responde al título Érase una vez…, que propone cada día un cuento en el que se buscan valores de convivencia humana y religiosa.