Agustín Bugeda Sanz
(Vicario general)
Estamos comenzando el Jubileo de la Misericordia y para poder vivirlo mejor, el Espíritu está suscitando en toda la Iglesia y en nuestra Iglesia particular iniciativas pastorales tanto individuales como comunitarias que están siendo ya en sí mismas una ocasión de gracia.
Entre estas iniciativas quisiera fijarme particularmente en este mes en la que hemos llamado “un lugar para el perdón” y que queremos iniciar con el tiempo cuaresmal.
Llevábamos tiempo en diverso ámbitos diocesanos pensando en la posibilidad de ofrecer en Guadalajara un lugar con un horario más continuado donde hubiera un sacerdote dispuesto a celebrar el sacramento del perdón.
Por diversos motivos no acababamos de emepezar, y ha sido la ocasión del Jubileo de la Misericordia la que ha animado a nuestro obispo a tomar la decisión de empezar a ofrecer este espacio.
Se ha visto que hoy día el mejor lugar para comenzar es la Concatedral de Sta. María en Guadalajara. Es un templo jubilar, tiene espacio para celebrar el sacramento de la reconciliación y como Concatedral es un lugar especialmente diocesano donde el Obispo tiene su Cátedra. Es juntamente con la Catedral, las dos Iglesias madres de la Diócesis.
Por ahora se va a comenzar ofreciendo a todos los fieles unas horas al día, las primeras de la jornada, de 8,30 a 11 de la mañana y al caer la tarde de 6 a 8. Dependiendo de la oferta de sacerdotes y de la respuesta que se tenga se podrá ampliar el horario.
Este espacio no sólo quiere ser un lugar fijo donde los fieles encuentren un sacerdote siempre disponible, sino que ha de ser también un símbolo y llamada para que nuestras parroquias y diversos templos permanezcan abiertos y ojala con tiempo suficiente por parte de los sacerdotes para acoger y celebrar el sacramento del perdón.
Todos somos conscientes de la grandeza, necesidad y gran bien que nos hace celebrar este sacramento periódicamente. Como decía el Santo Curas de Ars, es algo tan grande, que si Dios no nos lo hubiera dado, los hombres ni siquiera hubiéramos tenido la osadía de pedirlo.
Aprovechemos esta oportunidad del Jubileo de la Misericordia para acoger el perdón de Dios, su gran amor a través del sacramento de la reconciliación y así poderlo trasmitir a los demás.
El Jubileo es la ocasión para comenzar esta iniciativa como tantas otras, que nacen ante una necesidad, y tienen vocación de permanencia. Que a lo largo de este año podamos ir aumentando las horas de acogida, y sea el principio de la creación de un gran lugar diocesano de la misericordia divina.