Por Sor María de Cortes Astasio Lara
(Delegación de Pastoral Penitenciaria)
Buenos días a todos/@s, aunque ya algunos sabéis que la comunidad a la que pertenezco (Hijas de la Caridad) ya no nos encontramos en Guadalajara, os informo que durante el año en curso continuo con la Delegación, y por supuesto realizando el servicio como anteriormente, tanto en Madrid II (Meco – hombres) Madrid VII (Estremera) y ahora con un contacto diario con Madrid I (Meco – mujeres) puesto que es mi nuevo servicio el realizar talleres dentro, y atender el piso de acogida que tenemos la comunidad en Alcalá de Henares. Pienso y así lo expreso lo importante que es tomar conciencia de que esta Pastoral necesita empuje en la Diócesis y que los primeros en impulsarla han de ser los Arciprestazgos, la Parroquias, los movimientos, universidad, institutos…. Urge darla a conocer y depende de todos nosotros.
Os quiero hacer partícipes del encuentro de formación que tuvimos el pasado sábado día 23 en Alcalá de Henares, los voluntarios de Madrid I - II y VII. Nos ayudo a reflexionar sobre la Resiliencia, Sonia Gruben Burmeister - Trabajadora Social – Mediadora Familiar e Intercultural en el Centro Penitenciario de Soto del Real. El tema fue amplio y dinámico partiendo de que la Resiliencia tiene como base el análisis de vida, la resistencia a la destrucción y la capacidad de construir, ante fuertes presiones y circunstancias adversas. Nos hizo una buenísima demostración para que nunca confundamos entre habilidades sociales y competencias sociales que tiene la persona; el término competencia se refiere a lo cognitivo a lo profundo a las convicciones personales, mientras que las habilidades hablan de algo externo, acomodaticio, sin que tenga siempre que ver con las convicciones de raíz. Esto lo podemos constatar cuando en los Centros, el comportamiento de un interno se ajusta a lo que espera el educador, los funcionarios y la junta de tratamiento, sin embargo cuando sale su forma de actuar en muchos casos es incomparable.
Pasa como en la labor Pastoral: sin la interioridad, sin la fuerza del Espíritu que nos mueva, el trabajo queda vacío: la evangelización se queda en propaganda y nuestras palabras en mera publicidad.