Por Comunidad de la Madre de Dios
(Monasterio de Buenafuente del Sistal)
Queridos hermanos, a las puertas del cuarto Domingo de Pascua, nos presentamos ante vosotros con la invocación con la que el sacerdote que preside la liturgia de la Vigilia Pascual inicia el lucernario con el que se da comienzo a la solemne Vigilia.
Cristo es nuestra Luz, porque verdaderamente Ha Resucitado! Por tres veces se repite esta invocación: “Luz de Cristo, damos gracias a Dios”, diciéndonos la liturgia con esta triple invocación, que siempre y en toda circunstancia demos gracias a Dios por la Luz de Cristo, aunque a veces nuestra razón no lo entienda.
“Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero” (Sal 118). La Sagrada Escritura está llena de bellas imágenes de luz que hacen referencia a Dios. Y así es como estamos viviendo está Pascua, de la Luz de Cristo, que ilumina tantas oscuridades entre las que vivimos cada día, nuestros propios temores y desconfianzas y tantas tinieblas en nuestra sociedad.
En nuestra Comunidad hacemos un pequeño signo que hace referencia a este sentido del Cirio Pascual, mantenemos la luz del Sagrario en el tiempo pascual, con la llama con la que se encendió el Cirio la noche santa de la Vigilia y encendiendo cada día el Cirio Pascual con esta llama.
Nos despedimos invitándoos a la oración el próximo domingo, cuarto Domingo de Pascua, del Buen Pastor, en la Jornada de Oración por las Vocaciones. En nuestra diócesis nos reuniremos, en el Monasterio de Ntra. Sra. de Belén en Cifuentes a las 17,30h., tanto con nuestra presencia como en espíritu, para pedir al Dueño de la mies, que mande obreros a su mies.
“¡Cristo ha Resucitado, verdaderamente ha Resucitado, Aleluya!”
vuestras hermanas de Buenafuente del Sistal
