Por Ana I. Gil Valdeolivas
(Delegación de Apostolado Seglar)
Yo y tú, con nuestro nombre y apellido, estamos llamados a ser CLIM, estamos llamados, a vivir la alegría de la resurrección, es decir estamos llamados a ser:
“CRISTIANO LAICO IGLESIA EN EL MUNDO”
Con este título el 19 de noviembre de 1991, la Conferencia Episcopal Española en su LV asamblea plenaria, bajo el lema:
“Id también vosotros a mi viña” (Mt 20,4), nos alentaba y motivaba ante la nueva situación de la sociedad, dramática y esperanzadora a un tiempo, y ante la nueva situación eclesial, con sus luces y sombras, nos anima y exige nuestra palabra y nuestro compromiso para orientar y promover la corresponsabilidad de los laicos en la comunión y en la misión de la Iglesia.
Con unos objetivos:
- Animar la participación de los laicos en la vida de la comunidad
- Impulsar y facilitar la participación de los laicos en la elaboración, realización y revisión de los planes de acción.
- Estimular la participación de los laicos en la evangelización misionera.
- Promover los ministerios y servicios laicales
- Alentar la corresponsabilidad de los laicos desde el “ministerio de la comunidad”
Todo ello desde una presencia pública de la Iglesia, por lo tanto nuestro ser Iglesia nos lleva a cada uno de nosotros a ser presencia en nuestra vida pública, como cristianos, como bautizados, siendo evangelizadores, testigos alegres y esperanzados. Pero sabiendo la necesidad que tenemos de formarnos, siendo capaces de promover escuelas e instituciones de formación para laicos.
Se nos anima a promover el asociacionismo como expresión y cauce eficaz de comunión y corresponsabilidad, y también se nos anima a la inserción de las asociaciones y movimientos en la Iglesia particular, en nuestra iglesia diocesana.
En la conclusión final, se nos transmite la necesidad y urgencia de la nueva evangelización y la responsabilidad de los laicos ante la misma.
Este año, en nuestra diócesis, se quiere motivar al laico, a acoger nuestro plan pastoral diocesano, a trabajar en comunión, siendo responsables y corresponsables, ante los desafíos, que nos muestra nuestra realidad diocesana.
Ser “CLIM”, es apasionante, y a dos semanas de celebrar Pentecostés, Cristo sigue, animándonos a seguirle, siendo testigos de lo que Dios es en nuestras vidas, dejemos que el Espíritu nos inunde de sus dones, y dejemos que sea El quien mueva nuestro interior, para que desde ahí, ser:
“CRISTIANO LAICO IGLESIA EN EL MUNDO”