Por Jesús Montejano
(Delegación de Piedad Popular)
Esta devoción al Corazón del Salvador ha sido, y sigue siendo, una de las expresiones más difundidas y amadas de la piedad eclesial.
Esta devoción de la piedad de los cristianos tiene un sólido fundamento en la Sagrada Escritura (Cf. Jn 10,30; Mt 11,29; Jn 19,37, Jn 20,20.27).
En la Edad Media esta devoción estuvo presente en personajes como San Bernardo (+1153), San Buenaventura (+1274), Santa Lutgarda (+1246), Santa Matilde de Magdeburgo (+1282), Santa Matilde (+1299), Santa Gertrudis (+1302), Santa Catalina de siena (+1380).
En la época moderna esta devoción, que intenta suscitar el amor y la confianza en la infinita misericordia de Jesús, destacan San Francisco de Sales (+1622), Santa Margarita Mª de Alacoque (+1690), San Juan Eudes (+1680), que promovió su culto litúrgico, San Claudio de la Colombierre (+1682) y San Juan Bossco (+1888).
Como formas de devoción aprobadas y recomendadas por la Iglesia podemos destacar las siguientes:
- La Consagración personal.
- La consagración de la familia.
- Las letanías del Sagrado Corazón de Jesús, aprobadas en 1891.
- El acto de reparación.
- La práctica de los nueve primeros viernes de mes. Favoreció la frecuencia de los sacramentos de la penitencia y de la Eucaristía.
Esta devoción es una clara expresión histórica de la piedad de la Iglesia hacia Jesucristo, su esposo y Señor; y requiere del cristiano que la profesa un verdadero espíritu de conversión y de reparación, de amor y gratitud sinceros.
En este año Jubilar dela Misericordia, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una clara invitación a adentrarnos en lo más profundo de nuestra fe, a buscar lo verdaderamente importante, a compartir los sentimientos del Señor para, como Él, poder ser en nuestro mundo, rostro de la misericordia del Padre.