Por Javier Bravo
(Delegación Diocesana de Medios de Comunicación Social)
Entre el 15 de agosto -Fiesta de la Asunción- y el 15 de septiembre -La Exaltación de la Santa Cruz o fiesta del Cristo- numerosos son los pueblos y localidades inmersos en fiestas, entre ellas Guadalajara el 8 de Septiembre y la veneración a su Virgen de la Antigua.
Haciendo un poco de historia, conviene recordar que la imagen de Nuestra Señora de la Antigua fue la primera que recibió veneración después de la Reconquista, tras pasar escondida en un muro del Santuario de Santo Tomé (actual Santuario), los siglos de la dominación musulmana. De aquí su advocación de Antigua. Su devoción en la capital de la Alcarria data de tiempos desconocidos, pero enraizados, sin duda, en la Alta Edad Media. Cuenta la tradición que una vez reconquistada Guadalajara en la noche de San Juan de 1085, Alvarfáñez de Minaya se postró en oración delante de su imagen en la vieja iglesia de Santo Tomé. Fue proclamada Patrona de esta Noble Ciudad un 21 de septiembre de 1883 y Coronada su imagen el 28 de septiembre de 1930.
La talla es una imagen de vestir propia del siglo XVII, en la que sólo son de talla el rostro y las manos, que vino a sustituir a la original. En la mano derecha, sostiene el cetro, símbolo de fuerza, reinado, al estilo de Dios; sobre la cabeza de la imagen, corona, “como Reina y Señora de todo lo creado”; en la mano izquierda, (lugar del corazón) sostiene a su niño Jesús coronado como Rey según los valores del Evangelio. El niño en su mano izquierda sostiene el mundo; en la mano derecha, con los dedos en postura de enseñanza y bendición.
Durante todo el año, la imagen permanece en su Santuario, donde nos acercamos sus hijos de Guadalajara y de los pueblos -especialmente los días de mercadillo- a rezar y a poner bajo su mirada y su manto nuestras intenciones.
Cada 29 de agosto, a caer la tarde, La Antigua sale de su templo entre cánticos y ovaciones para recorrer el casco histórico de la ciudad hasta la iglesia de San Francisco El Fuerte. Cada año aumenta la asistencia de fieles a esta procesión llamada del traslado. Hasta hace algunos años la procesión finalizaba en la Concatedral de Santa María.
Entre el 30 y el 7 de Septiembre tiene lugar la Novena que precede a la Fiesta Mayor. Las parroquias de la ciudad rinden homenaje a María en esos días: niños, jóvenes, adultos, ancianos… peregrinan al monte para estar junto a la Madre. El 7 de septiembre, día de Vísperas, tiene lugar la Ofrenda a la Virgen donde cada institución, asociación, parroquia, cofradía, y devotos particulares ofrecen su flor a María como signo de gratitud por todo lo que ella nos da y de oración-petición para que interceda ante su Hijo por nuestras necesidades.
El 8 de Septiembre, la Iglesia Católica tiene marcado en el calendario litúrgico la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, Fiesta Mayor en Guadalajara. Las gentes de la ciudad, familias enteras -como marca la tradición- acuden masivamente a la Misa de las Familias –antigua misa de Comunión General- que tiene lugar a las 8 de la mañana en la iglesia del Fuerte y con posibilidad de ganar el Jubileo plenísimo. El obispo diocesano, D. Atilano Rodríguez, preside como cabeza visible de la Iglesia la Misa Mayor con asistencia de las autoridades civiles, militares y devotos de la Santísima Virgen… Ya con la caída de la tarde, tiene lugar la concurridísima Procesión de la Virgen de retorno a su Santuario. Entre Salves, letanías, cánticos a nuestra Madre, la Antigua “va recorriendo las calles de nuestra amada ciudad y sus ojos van bendiciendo a quienes la vemos pasar”. A las puertas del Santuario tiene lugar la ofrenda de productos típicos de la provincia y la quema de la Hoguera mientras la Virgen traspasa el umbral de “su casa” donde tras la subida al Camarín para poder venerarla permanecerá allí, siendo acompañada durante todo el año, hasta otro 29 de agosto.
Sirvan estas líneas no sólo para hacer memoria de la historia y la tradición, sino para que como hago yo cada año en la Plaza de Bejanque, según es mi costumbre, salgamos al encuentro de nuestra Madre y que Ella, la Madre de Misericordia, siga bendiciendo cada una de nuestras casas, comunidades, lugares de trabajo, estudio y de ocio… el próximo año y nunca nos cansemos de acudir a ella como Madre porque ella no se cansa de esperarnos.