Apertura de la fase diocesana del proceso de canonización del Siervo de Dios Jesús Pla Gandía, obispo de Sigüenza-Guadalajara
Por Alfonso Olmos
(Sacerdote y periodista)
El 17 de septiembre la catedral de Valencia acogió el acto solemne de apertura, de la fase diocesana del proceso de canonización del que fue obispo de Sigüenza-Guadalajara, Jesús Pla Gandía. Dicha celebración estuvo presidida por el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo metropolitano de Valencia, a quien acompañó nuestro obispo diocesano, Atilano Rodríguez, y un nutrido grupo de prelados, entre ellos el seguntino Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla.
Por causa de canonización la Iglesia denomina el minucioso proceso para obtener averiguaciones sobre la santidad de una persona. Ese proceso comienza con la apertura de la fase diocesana de investigación, y concluye con el reconocimiento oficial de santidad en la canonización, con los pasos previos de la declaración de Venerable, y la beatificación. Es entonces cuando se autoriza el culto público del, hasta entonces, Siervo de Dios. El proceso se incoa en la diócesis en la que tuvo lugar la muerte de la persona sobre la que se inicia ese proceso, y es el obispo diocesano la autoridad competente para iniciar la causa.
Durante el proceso el tribunal diocesano nombrado al efecto realiza la fase instructora, en la que se procede a la adquisición de datos objetivos, que luego se envían a Roma, para que la Congregación de la Causa de los Santos los estudie, y pueda emitir un dictamen, sobre el grado heroico en la vivencia y práctica de las virtudes cristianas por parte del Siervo de Dios. Esta Congregación también estudia la autenticidad de un posible milagro obrado por su intercesión. Tras este proceso, si el dictamen es positivo, la causa se presenta al papa a quien corresponde declarar finalmente si debe procederse a su beatificación o canonización.
Retazos de su vida
Todo este proceso es el que ahora comienza a vivirse para examinar la vida y virtudes del que fue obispo de esta diócesis, Jesús Pla Gandía, durante una década. Monseñor Pla nació en Agullent, provincia de Valencia, en la Nochebuena de 1915. Nació en un pueblo religioso y en una familia muy cristiana, que le animó en su decisión de ir al seminario para ser sacerdote.
Fue ordenado sacerdote el día 5 de julio de 1942, recibiendo de inmediato el encargo de la parroquia de Genovés, donde se le recuerda con gratitud por la ilusión con que trabajó por el bien de todos los genovesinos en plena juventud. Tras cinco años de director espiritual en el seminario diocesano don Jesús llegó a la parroquia de San Jaime de Moncada donde se afanó en distintos trabajos evangelizadores y misioneros, haciendo hincapié en la promoción de la educación, de la cultura y el deporte, en los medios de comunicación y, de forma paralela, en la atención al clero. Así hasta ser nombrado vicario general de la diócesis de Valencia en 1967, paso previo a su designación como obispo de la misma, y titular de Bareta, el 31 de marzo de 1971. Ese mismo día fue nombrado también obispo auxiliar de la diócesis valenciana José Gea Escolano, y ambos fueron consagrados obispos el día de la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia, el 8 de mayo del mismo año, por el hoy venerable José María García Lahiguera, arzobispo de la ciudad del Turia. Don Jesús destacó en este ministerio por su bondad y por su fidelidad y llevó a cabo multitud de iniciativas, siendo el encargado de poner en marcha en Valencia las nuevas normativas emanadas del Concilio Vaticano II.
Obispo en nuestra diócesis
El 5 de mayo de 1981 se hizo público su nombramiento como obispo de Sigüenza-Guadalajara, haciendo su entrada en la ciudad del Doncel, para tomar posesión, el día 24 del mismo mes. Durante una década pastoreó esta diócesis haciendo vida a cada instante su lema episcopal: “la verdad os hará libres”.
Durante estos años se empeñó en que se llevara a cabo una buena formación permanente del clero, se interesó por las vocaciones masculinas y femeninas, abriendo incluso un seminario para el discernimiento vocacional de chicas jóvenes, y puso interés en las reparaciones de las viviendas de los sacerdotes. Impulsó la pastoral diocesana y la implantación del nuevo Código de Derecho Canónico, así como la reestructuración del organigrama de los órganos de gobierno y de pastoral en la diócesis, especialmente de las vicarías, los arciprestazgos y las delegaciones diocesanas. Si hubo algo que a don Jesús le gustaba sobre todo eran las visitas pastorales, el encuentro con la gente y con los sacerdotes. Comenzó en la primavera de 1982 en Sienes y concluyó en el verano de 1988 en Huertapelayo.
Don Jesús presentó su renuncia al gobierno de la diócesis en diciembre de 1990, al cumplir los setenta y cinco años, como pide el Código de Derecho Canónico. La renuncia le fue aceptada en septiembre de 1991, nombrándose a su sucesor, monseñor José Sánchez, que tomó posesión en noviembre de ese mismo año, fecha en la que el obispo emérito marchó de nuevo a su tierra de origen, donde vivió, con su fiel hermana María, hasta que falleció el 8 de noviembre de 2000. Tres días después se celebraron sus exequias en la catedral de Sigüenza y su cuerpo fue sepultado en la capilla de la Inmaculada, junto al obispo mártir Eustaquio Nieto.
Las virtudes de don Jesús
Don Jesús destacó por su austeridad de vida; por su firmeza doctrinal; por la rigurosidad en los asuntos administrativos; por el interés en el cuidado del patrimonio; por la lucidez en el gobierno de la diócesis; por el amor a su pueblo, por su trato paternal con los sacerdotes y por su espiritualidad profunda.
Estas son, sin duda, las virtudes que vivió de forma eminente don Jesús y que ahora hacen que la Iglesia quiera presentarlas al pueblo cristiano como ejemplo de buen pastor, por lo que hace poco más de un año se redactó el supplex libellus que es la petición oficial al Arzobispo de Valencia para que realizara todos los trámites necesarios para incoar la causa. En ese documento se hace un resumen de la biografía del prelado que rigió nuestra diócesis durante una década, se exponen las razones por las cuales se hace la solicitud de iniciación de la causa de beatificación y canonización, y se aporta la documentación recogida hasta ahora y los posibles testigos. Tras ser acogida la petición es la diócesis de Valencia, en íntima colaboración con de Sigüenza-Guadalajara, la que irá dando los pasos necesarios para avanzar en este proceso que ahora se inicia.