Por Javier Bravo
(Delegación de Medios de Comunicación Social)
En nuestro recorrido por las redes sociales hoy nos detendremos en Facebook. Esta red social que nació como un sitio para estudiantes de la Universidad de Harvard y cuyo propósito era diseñar un espacio en el que los alumnos de dicha universidad pudieran intercambiar una comunicación fluida y compartir contenido de forma sencilla a través de Internet, pronto se extendió, dado el éxito y la innovación del proyecto, hasta estar disponible para cualquier usuario de la red.
A la hora de evangelizar en Facebook yo destacaría alguna ventaja: FB es una red de gente que cuenta historias de otra gente, a la que muchas veces conocemos en persona. Al contrario que ocurre en Twitter y otras redes, más centradas en adolescentes, Facebook llega a gente de todas las edades. Como cuando Jesucristo pasaba invitando a la gente, "muchas personas observan el grupo y piden ser agregados"…
Facebook además, cumple una ventaja sobre otros medios comunicadores: el lector sabe bastante bien quién es el emisor, a qué se dedica, y hasta qué punto "vive" aquello de lo que habla. De ahí el hecho del testimonio y no la propaganda.
En Facebook, puedes dar testimonio de lo que vives en tu vida de fe: participación en los Sacramentos, fiestas patronales, encuentros de oración, peregrinaciones,... Todo aquello que llene tu corazón puedes compartirlo, tus lectores no se enfadarán ni molestarán.
Facebook es para hablar de ti y no de Dios. Tus conocidos esperan que hables de tu vida, no de Dios. A menos que Dios esté integrado en tu vida. Porque entonces sí puedes hablar de lo que Dios hace en tu vida. Así, las fotos de tus celebraciones religiosas, los comentarios acerca de tus actividades de fe, tus chic@s de catequesis, tu actividad en Cáritas, en el grupo de Biblia de la parroquia, el bautizo de tus hijos, etc., serán vistas con interés y normalidad en tu muro de Facebook.
Pero, ojo, cualquier foto que colguemos en Facebook puede ser copiada y reutilizada, y puede que nos encontremos luego las fotos de nuestros hijos reutilizadas en sitios no gratos para nosotros.
También puedes reenviar y re-difundir noticias cristianas o edificantes. Aunque la gente no va a Facebook a buscar noticias, no le importa encontrárselas. De hecho, este método es muy útil para llegar a la población menos cristiana: los adultos jóvenes, de 18 a 29 años. Ellos, los que menos se pasan por las iglesias, son los que más usan Facebook para informarse y leer noticias.
Pero no sólo debemos publicar post de religión: en la vida real, la gente tiene otras actividades, aficiones, intereses...; hasta la monja contemplativa, si tuviese Facebook, publicaría una foto de las flores u hortalizas de su huerto. Quien publica en Facebook sólo temas de religión es ineficaz para evangelizar personas alejadas de la fe.
¿Acaso todo esto no es lo que hacía Jesucristo cuando contaba las parábolas? “Esta es la historia de un samaritano que un día iba camino de Jerusalén…”, “Salió el sembrador a sembrar su semilla”, “Había una vez un padre que tenía dos hijos…”.
Los discípulos, fascinados por su persona, y por estas historias, le seguían porque El les había “agregado” a su grupo. Mucha gente observaba al grupo, lo seguía, y pedían ser añadidos al mismo. En el grupo se contaban historias de pescadores, de publicanos, de prostitutas que cambiaban de vida. Todos soñaban juntos con el Padre de quien les hablaba ese misterioso personaje que tenía poder sobre los vientos y los mares y llamaba de tú a todas las personas mirándoles fijamente a los ojos, interesándose por sus historias.
Historias de gente, que hablaba a otra gente, que compartía su vida, su pan y su camino…era como un Facebook de la antigüedad donde la gente sentía que pertenecía a una comunidad. Así debemos intentar nosotros evangelizar en el grupo de Facebook.