Por Comunidad de la Madre de Dios
(Monasterio de Buenafuente)
Queridos hermanos y amigos en el Señor de toda la Humanidad: Después de nuestro último encuentro, del 9 al 17 de octubre hicimos nuestros Ejercicios Espirituales, dirigidos por D. Manuel Hinojosa, sacerdote diocesano de Córdoba. El Señor nos concedió un tiempo solo para Él, para revitalizar y actualizar nuestra consagración; que no tenga que decirnos: “Tengo en contra tuya que has abandonado el amor primero” (Ap 2, 4). A través de la lectio divina y de la oración personal, el Señor nos ha invitado de nuevo a seguirle en las circunstancias concretas de cada una de nosotras hoy. En intimidad con Él, disfrutamos de nuestro precioso paraje otoñal y de un clima muy caluroso para las fechas, que nos permitió recrearnos en la naturaleza.
El último día, toda la comunidad ganamos el Jubileo del Año de la Misericordia, guiadas por el padre Juan Pedro, como lo han hecho tantísimas personas, durante este año jubilar, que finalizó el domingo. Ciertamente al Señor nadie le gana en generosidad, ni nuestro corazón descansa hasta sentirse abrazado por la misericordia de divina, que nunca nos pone condiciones.
Tras los EE, han operado a nuestra hermana pequeña, sor Isabel, y gracias a Dios se está recuperando bien. Muchas gracias por vuestra oración y comunión orante.
Ahora, en este tiempo de menos trabajo, retomamos muchas cosas que tuvimos que dejar de lado en el verano. Desde limpiezas y organización de nuestra gran casa, hasta visitas familiares. Incluso tiempo dedicado a la formación y celebraciones de la Comunidad, para compartir nuestra vivencia y relación con el Señor desde la Palabra y los acontecimientos comunitarios y personales.
El martes 1 de noviembre celebramos la fiesta de la Santidad, como le gusta decir al Papa Francisco, quien la celebró en Suecia, donde conmemoró con la Federación Luterana el 500 aniversario de la Reforma Protestante. En esta fiesta nos recordó el Papa Francisco: “La llamada a la santidad es para todos y todos nos necesitamos unos a otros para hacernos santos”. En la Eucaristía se proclamaron las Bienaventuranzas y el Santo Padre dijo en su homilía: “Las bienaventuranzas son de alguna manera el carnet de identidad del cristiano”; y acabó añadiendo 6 nuevas bienaventuranzas, porque las necesidades cambian.
Con entusiasmo os invitamos a conocer estas 6 bienaventuranzas y a vivir como Cristo viviría hoy. Nos despedimos con la expresión cariñosa de una monja gallega a una hermana que se quejaba de otra hermana de comunidad: “Ay filhinha! ¡Que Dios es diferente en cada hermana!”
Con nuestro cariño y oración, vuestras hermanas de Buenafuente del Sistal