Por Jesús Montejano
(Delegación de Piedad Popular)
El Concilio Vaticano II nos recuerda que “de acuerdo con la tradición, la Iglesia rinde culto a los santos y venera sus imágenes y sus reliquias auténticas”.
Con estas palabras comienza el Directorio sobre la Piedad Popular y la Litúrgica los números dedicados a las reliquias de los santos (nn. 236-237).
Comienza el documento de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los Sacramentos hablando de la consideración extraordinaria que tiene el cuerpo en la concepción cristiana, pues el cuerpo es Templo del Espíritu Santo. De ahí la veneración de las reliquias.
En el altar, según el Misal Romano confirma la validez del “uso de colocar bajo el altar, que se va a dedicar, las reliquias de los Santos, aunque no sean mártires”.
Una Pastoral correcta sobre su veneración ha de tener en cuenta: su autenticidad, que sean de un tamaño reconocible, que no se consideren elemento de colección, y evitar todo posible fraude, comercio o superstición. Temas que a nosotros nos parecen evidentes, pero que han estado presentes en la historia de la Iglesia y que poco, o nada, tienen que ver con una auténtica veneración de las reliquias.
Termina la Congregación del Culto Divino hablando de la dignidad y del auténtico impulso de fe que deben rodear las reliquias de los Santos.