Por Ángel Moreno
(vicario para la Vida Consagrada)
No me duele reconocerte diferente.
No me extraña que Dios te colmara de hermosura.
No imagino que pudieras ser de otra manera,
Tú, que fuiste escogida como entrañas divinas.
¿Por qué tendremos que pensar por nuestra cuenta?
¿Por qué no imaginarte en la mente del Creador?
Si el que hizo todo, todo lo hizo bello,
¿Por qué dudar de que a ti te hiciera sin pecado?
Parece que no es lógico si no eres como nosotros.
Parece que es extraño tu ser inmaculado.
Como si de nuestra esencia fuera no serlo,
Como si no pudiera Dios hacerte colmada de hermosura.
Virgen nazarena, mujer, esposa y madre.
Virgen nazarena, humilde, discreta, oyente.
La Palabra se ha hecho casa en tu seno.
Dios se ha enamorado de tu inocencia.
Tú te has convertido en nuestro estandarte.
Gracias a ti la humanidad recupera la esperanza.
Tú eres el puerto franco en nuestras zozobras.
Tú eres la puerta de todas las profecías.
Hoy me dejo mirar por tu semblante,
Y me uno a quienes cantan tu misterio.
Quiero ser del coro que enaltece tu historia
Por gratitud sincera, y también interesada.
Virgen Inmaculada, jardín de Dios.
Virgen Inmaculada, artesa santa.
Virgen Inmaculada, arca bendita.
Virgen Inmaculada, éxtasis divino.
Acoge nuestro ruego de pecadores.
Eleva nuestra súplica ante tu Hijo.
Intercede siempre, aunque no te invoquemos.
Gracias, bendita tú entre las mujeres.
En ti se liberan los miedos y fantasmas.
En ti encuentra refugio el peregrino.
A ti te invocan los sencillos.
Señora nuestra, ruega por nosotros.